Hinchazón abdominal, una desagradable sensación
Comer en horarios regulares, realizar actividad física a diario o ir al wc como una rutina son otras recomendaciones
La hinchazón abdominal es un síntoma digestivo que afecta a una de cada tres mujeres españolas, lo que supone una afectación que duplica el caso de los hombres. Se trata de una de las molestias más comunes de los problemas de tránsito intestinal, hasta el punto de que un 90% de las personas con un tránsito intestinal lento lo sufre, y entre el 16% y el 30% del total de la población española1.
El estrés diario, una dieta inadecuada y los constantes desórdenes alimenticios que conlleva el actual estilo de vida son las principales causas de los problemas de salud digestiva, como la hinchazón abdominal. Existen otros detonantes no menos importantes, como el sedentarismo o la ingesta de ciertos medicamentos. Aunque parezca un simple síntoma, la hinchazón abdominal afecta notablemente ala calidad de vida provocando una sensación incómoda y molesta que influye negativamente en el bienestar de las personas que la padecen con regularidad. Probióticos para sentirnos más aliviados La sensación de hinchazón abdominal puede ser aliviada con una correcta alimentación y, de hecho, es en la dieta donde se encuentran las claves para mejorar el síntoma.
Seguir una dieta saludable haciendo especial hincapié en el consumo de alimentos probióticos es una medida óptima contra los síntomas digestivos relacionados con el tránsito lento y ayuda a la correcta salud digestiva y al bienestar general. Los probióticos son microorganismos vivos que, ingeridos en cantidad suficiente, resultan beneficiosos para el organismo y ayudan a regular el tránsito intestinal. Las bifidobacterias son un tipo de probióticos que se encuentran sobre todo en los productos lácteos fermentados. «Se ha demostrado abc que la mayor parte de la población que tiene un tránsito intestinal lento sufre hinchazón abdominal. El consumo diario de leches fermentadas con bifidobacterias ayuda a reducir esta sensación desagradable», explica Marta Olmos, nutricionista del Programa NUSA.
El consumo de leche fermentada puede ser una estrategia eficaz para mejorar la sensación de hinchazón abdominal y con ello la calidad de vida de las personas. Varios estudios han demostrado que el consumo diario de leches fermentadas con Bifidobacterium animalis DN-173 101 ayuda a reducir la sensación de hinchazón abdominal, lo que proporciona una mejora general de las molestias digestivas. Sin embargo, no todas las cepas son iguales. «Estos efectos solo son atribuibles a la cepa DN-173 101, cuyos beneficios han quedado científicamente demostrados en diversos estudios2», añade la nutricionista.
Así, después del consumo de esta cepa en concreto, se ha verificado una reducción del tiempo de tránsito hasta un 40%3. «Consumir alimentos ricos en fibra como verduras, legumbres, cereales y frutas, especialmente manzanas, fresas o peras, y leches fermentadas con probióticos puede ser una ayuda para regular nuestro tránsito intestinal. Para mejorar nuestra salud digestiva también podemos limitar los azúcares refinados, las mantequillas y asegurar un consumo adecuado de de agua y líquidos, limitando las bebidas con cafeína y las azucaradas», añade Marta Olmos. Aunque una alimentación adecuada es fundamental, existen otras medidas que nos ayudarán a no sentirnos hinchados. Mantener un horario regular para las comidas, realizar actividad física a diario, evitar el estrés o ir al WC como una rutina son algunas de las medidas que también podemos aplicar.
1 Estudio Belt, realizado por Danone Research y un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester. 2 Bouvier M, et al. effects of consumption of a milk fermented by the probiotic Bifidobacterium animalis DN 173 010 on colonic transit time in healthy humans. Bioscience and Microflora, 2001. vol 20(2) : 43-48, 2001. 3 Meance S., Cayuela C., Turchet P., Raimondi A., Lucas C., Antoine JM. A fermented milk with Bifidobacterium probiotic strain DN- 173 010 shortened orofecal gut transit time in elderly. Microbial Ecology in Health and Disease 2001; 13: 217-222.
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