La suerte increíble de Elton John en su 70 cumpleaños
Sir Reginald Dwight , alias Sir Elton Hercules John todavía es uno de los artistas más populares y vendedores de la historia a sus 70 años. Sólo el tema Candle in the windpulverizó el viejo record de Bing Crosby con sus Navidades Blancas. Como decía Keith Richards es el gran compositor para funerales de divas rubias.Y no quiere retirarse. Eso y morirse, lo último. Es de los que creen que los músicos jamás se retiran, descansan o se detienen cuando ya no hay música en ellos. Nuestro buen amigo Reggie vive cada día una desproporcionada y confesable ansiedad por el éxito. Hasta tal punto que cuando no logra besar las listas de éxito, atraviesa por unas depresiones tan horrorosas que sólo un pequeño éxito puede curar.
Elton -nunca le llames Reggie- ha vuelto a aparecer en las primeras páginas de los periódicos por su vieja lucha contra el sida. Pero es sincero. Sea verdadera o no, la llamada de Elton en defensa del colectivo gay es seria y angustiosa. Lucha contra el desastre y entrega millones y millones a su propia fundación en contra de la enfermedad que "patrocinó" la Iglesia, como me dijo una vez en los viejos estudios Buñuel de Madrid, durante una actuación para la televisión.
Recuerdo que no hacía más que un par de meses que había muerto su gran amigo de orgías y disparates de los años 70, el cantante de Queen, Freddy Mercury: "Es increíble la suerte que he tenido en mi vida. Me he acostado con muchos chicos con los que se acostó Freddie y aquí me tienes, vivo. Es increíble".
Uno de mis primeros encuentros con Elton no fue precisamente el más recomendable. David Beckham acababa de fichar por el Real Madrid y él actuaba en la Plaza de Toros de Las Ventas. Se enfadó cuando le pregunté si Beckham lo tenía escondido en su camerino: "No, aquí no está Beckham ni se le espera. ¿Te vale ya?."
Muchas veces nos hemos pasado largo tiempo hablando de fútbol. Creo que cuando le vi más encendido al tratar de relacionar a la estrellas del pop con los "galácticos". Ocurrió en los camerinos del The Globe de Estocolmo. Florentino acababa de fichar a Zidane: "Lo que hace ese presidente es un disparate. Lo que ha pagado por Zidane me parece una locura. Un despropósito. Ya las pagará todas juntas". Elton John puede resultar profético incluso en fútbol. Y volvió a repetirme lo mismo en el Palacio de Deportes, la última vez que lo vi, tan contento por haber hecho su disco con Leon Russell y crítico, otra vez, con el fichaje blanco de Ronaldo. Siempre el fútbol. Me dijo que todavía ve unos tres partidos de fútbol a la semana, esté donde esté, y que, desgraciadamente, ha dejado de jugar al tenis.
El fútbol y la bancarrota
De alguna manera, el fútbol lo había vivido en sus propias carnes, cuando casi entra en la bancarrota por ser el presidente del Watford,equipo de fútbol inglés que, simplemente, se había comprado por capricho. No fueron malos los comienzos. A base de talonario lo había metido en la Premier inglesa. En la actualidad es sólo un directivo honorífico del club.Otras de sus debilidades es la ropa. Siempre pensé que muchos de los diseñadores regalan a Elton John sus últimas colecciones. Lo creía hasta que me dijo una vez: "Y una mierda. Yo lo pago todo. Sólo me regalan algo cuando quieren publicidad. Y además puedo estar en Milán y no tengo estómago para llamar a Versace o Dolce & Gabbana para que me manden los últimos modelitos. Los pago yo y se acabó. Me gasto una fortuna".
Esa misma fortuna en caprichos le obliga a estar toda su vida viajando y actuando casi todos los días. Se siente como un tiburón, condenado a moverse eternamente" por culpa de sus caprichos. Una vez me confesó entre vergüenza y compasión que sólo su presupuesto en gafas y óptica superaba el presupuesto de un país como Costa de Marfil. Yo le dije que me parecía inmoral. Y el me respondió con un lacónico "you are right". Y punto.
No creo que sea una persona amoral. Simplemente, muchas veces es un desmesurado inmoral caprichoso, obsceno. Pero se arrepiente. Otro día me contó cómo Bernie Taupin, su letrista, y él mismo llegaron a burlarse y reírse de la pobre chica de servicio que su "santa madre" tenía en casa. Bernie y él utilizaron el escarnio para escribir juntos, probablemente, la mejor canción que han hecho jamás: Your song.
¿Y cuándo compone? Siempre hay un piano en cualquier lugar donde se encuentre. Y si no es así, lo exige. Hace muchos años me contó su secreto para componer. Algo que no ha variado jamás. De ahí su interminable obra prolífica. "Ya sabes. Me entregan una letra, que puede ser de Bernie o Tim Rice. Me pongo al piano y trato de sacarle acordes y notas a esas palabras. Si a los veinte minutos no he encontrado nada o algo que me guste, dejo inmediatamente de trabajar en esa letra. Y paso a otra. Es un método que siempre me ha dado resultado".
Elton John tiene más de cinco mil canciones registradas. Pedirle que te diga cuál es la mejor, cuál es su favorita, parece uno de los trabajos de Hércules, pero una vez llegó a atreverse a decirme que Sad songs era su canción favorita de todos los tiempos. Le contesté que era demasiado "triste" y él me contestó: "Por eso, las canciones más tristes son las que más gustan a la gente. ¿No lo sabías?"
La nenaza de John
Una de las anécdotas de la que más se felicita es cuando logró que su amigo John Lennon se disfrazara de mujer en una fiesta, a mediados de los setenta, cuando grababa en el rancho Caribou, en Colorado. "No quería. Dijo que podía parecer demasiado macho. Pero, qué va. Hizo de nenaza con una habilidad pasmosa. Muchas veces a la hora de componer me acuerdo de sus canciones. Y jamás me olvidaré de que actué en Hyde Park sólo unos pocos días antes que lo asesinaran. Probablemente aquel fue uno de los días más tristes de mi vida".Elton no tiene miedo a la muerte porque asegura que va a vivir muchos años, que a su corazón lo tiene vigilado estrechamente. Además: "Yo no me haré viejo en un escenario. No tengo que saltar como un mono como tiene que hacer Mick Jagger. Ni acercarme al público como un político como Bono. Yo me siento en el piano. Y allí, detrás de las teclas, no pasan los años".
Pero si que pasan, Elton. Ya no puede jugar al tenis y el sobrepeso le tiene amargado. No se puede proteger sólo con la coca-cola light, él que ha sido un enorme consumidor de cocaína, un tema prohibido desde que lleva el marcapasos.
La última vez que le vi fue en chándal, en Madrid. Y amenazó con retirarse de la música o, mejor dicho, dejar de hacer nueva música, si su último álbum no era un éxito.
No lo fue, pero de lo que estoy seguro es de que Elton no va a dejar de luchar por estar en las listas de éxito. Aunque sea a través de un sampling. Una vez me dijo que Eminem era un genio cuando nadie lo había descubierto todavía. Y no se equivocó.
Elton John tiene ese olfato nato de ganador seguro en la música. Es un enorme coleccionista de discos, en CDS o vinilos. Todo lo compra. Sé que se sigue gastando fortunas en música e intercambia rarezas con su buen amigo Sting.
Apostó por Walt Disney la primera vez con El rey león. Me contó que lo habían vuelto loco, que le habían hecho repetir las canciones de la película una y mil veces.
Pero cuando le vi aquella tarde en que acaba de ganar el Oscar a la mejor canción, detrás del escenario del Shrine Auditórium de Los Angeles, aunque se sorprendió por verme allí, nunca le vi con los ojos más plenos de alegría. Llevaba el Oscar en la mano por su Can you feel the love tonight. Me dejó cogerlo a mí también y me dijo con una inmensa cara de felicidad: "¿Verdad que pesa?".
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