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jueves, 19 de mayo de 2011

¿Adiós a los inmunosupresores?

¿Adiós a los inmunosupresores?

Los trasplantes ayudan a salvar miles de vidas cada año aunque, como incómoda contrapartida, vuelven a los beneficiados dependientes de por vida de los inmunosupresores. Una posible vía para prescindir de estos fármacos antirrechazo es la terapia con un tipo de células defensivas, cuyo último avance se publica esta semana en 'Science Translational Medicine'.
La terapia de inmunosupresión es capaz de controlar el rechazo agudo a un trasplante pero, a largo plazo, estos fármacos no pueden evitar que el organismo del receptor reaccione contra los tejidos extraños. Una situación que termina, muchas veces, con la necesidad de reemplazar el órgano por otro.
Desde hace años, los expertos buscan una forma de evitar la reacción de rechazo sin necesidad de utilizar fármacos y han encontrado un buen candidato en el propio sistema inmune. Las células T reguladoras o supresoras (Treg) tienen la misión de controlar las respuestas inmunes, entre ellas la que aparece frente a los trasplantes. Actúan, a grandes rasgos, como un inmunosupresor interno pero no hay una cantidad suficiente para frenar el rechazo.

Ratones humanizados

Los responsables de esta investigación, procedentes del King's College London (Reino Unido), han avanzado un paso más en lo que ya se sabía. Han aislado el grupo de células Treg que controla la respuesta frente a un trasplante y han probado su capacidad de prevenir el rechazo.
Trabajando con ratones cuyo sistema inmune había sido modificado y a los que se les habían injertado fragmentos de piel humana, observaron que las Treg inhibían la respuesta defensiva y evitaban así el ataque a los fragmentos de piel implantados.
Si esta terapia se aplicara en personas, el procedimiento sería el siguiente: antes del trasplante, se extraería una muestra de sangre del receptor de la que se aislarían sus Treg. Después, éstas se mezclarían con células del donante y se seleccionarían las Treg que controlan la respuesta inmune ante un trasplante. Por último, se cultivarían en el laboratorio para aumentar su número y se inyectarían al receptor después de la intervención.
"La idea es que inyectando este número aumentado de células Treg el balance entre las células que atacan al trasplante y las que lo defienden se inclinará en favor de estas últimas", explica a ELMUNDO.es Giovanna Lombardi, del Centro de Trasplantes MRC del King's College y autora del estudio. "Haciendo esto, se inducirá la tolerancia a los trasplantes de órganos sólidos".
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/05/18/biociencia/1305739316.html

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