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lunes, 23 de mayo de 2011

Algeciras, un pueblo que vive acosado por los constantes ataques de las FARC

Los pobladores de Algeciras participan de una jornada humanitaria. | Francisco Argüello

Algeciras, un pueblo que vive acosado por los constantes ataques de las FARC

Nadie asiste. Y más si son campesinos de Algeciras, Huila, departamento ubicado en el sur colombiano, quienes huyen a todo lo que huela a inversión estadounidense. Las FARC aún reinan en la región y les prohíbe reunirse con militares y recibir ayudas del gobierno de Estados Unidos. De lo contrario, los labriegos pagan con sus vidas.
Sin embargo, algo extraño sucedió este fin de semana en Algeciras. La jornada humanitaria llegó hasta el casco urbano de la localidad. Ginecólogos, pediatras, oftalmólogos, terapeutas, entre otros profesionales de la salud, se aparecieron en medio de estrictos controles de seguridad. Al principio, nadie arribó. Los pobladores de Algeciras se veían tímidos, se miraban entre sí y no decidían si entrar o no.
El peligro era por la suerte que pudieran correr sus vidas. Finalmente, se decidieron, entraron a la jornada humanitaria sin importar quién los viera. Requerían atención de especialistas sin ofrecer nada a cambio. Que les atendieran los graves problemas de desnutrición en los niños, dermatitis, parasitismo, gripe, varicela e infecciones vaginales en mujeres.
El saldo de la jornada: más de mil campesinos asistieron pese al temor que se respira en la región. Las FARC no importaron por el momento. Se buscaba salvar las vidas de los chicos y un acercamiento entre las tropas de la Fuerza de Tarea Algeciras y los pobladores, gente trabajadora que ha soportado cilindros bomba, hostigamientos, retenes ilegales y que les saquen hasta el último peso de sus bolsillos porque la mayoría deben pagar una 'vacuna' (cupos) para poder mantener sus negocios en el pueblo.

Vivir con miedo

Los rostros de los pobladores reflejan sufrimiento porque viven con miedo. El miércoles pasado, sufrieron el más reciente hostigamiento a la estación de Policía del municipio. Cuatro pistoleros al servicio de la columna móvil Teófilo Forero de las FARC, se pararon en medio del pueblo y dispararon sin piedad con fusiles AK 47 contra una estación de Policía que alberga cuarenta hombres y que ha sido varias veces atacada por los guerrilleros.
Era de noche, no había energía eléctrica. Los moradores presenciaron lo ocurrido, pero finalmente se escondieron. Los policías se defendieron y sacaron corriendo a los atacantes. No siempre pasa lo mismo.
¿Quiénes eran los pistoleros? El comandante de la Policía de Algeciras, quien prefiere no dar su nombre por seguridad, dice a EL MUNDO.es que son milicianos de las FARC, colombianos vestidos de civil que tienen curso político de masas dictado por los subversivos, entrenamiento en explosivos y portan armamento de largo alcance. Lo grave: viven entre los campesinos, tienen casas, pero no orden de captura.
El coronel Mario Hernández, comandante de la Fuerza de Tarea Algeciras, cuenta que los colaboradores de la guerrilla superan los 200 en 14 barrios de la localidad. Son habitantes del común, pero que informan el movimiento del Ejército y quién entra y sale del municipio.
Los peces gordos de la subversión en esta región del país, se han marchado temporalmente. Alias 'Corcho', 'Ojitos', 'Mi Rey', 'Grillo', 'Jimi', 'Jan Carlos', 'Nilson', 'Corroncho', 'Osama', 'Cotrino', se esconden en el Caquetá-región vecina-, pero han dejado en Algeciras el poder de la milicia e informantes.
"Ese es el cáncer que tenemos que combatir", precisa el general Henry William Torres Escalante, comandante de la Novena Brigada del Ejército, quien desde un helicóptero observa cómo una manzana ubicada sobre la estación de Policía está en ruinas.
La toma guerrillera en el 2001, acabó con media localidad. La estación de Policía, el parque y la Alcaldía fueron destruidas. La iglesia Nuestra Señora de Lourdes, quedó en pedazos. Los cilindros bomba que las FARC lanzaron contra Algeciras, no pudieron ser controlados por las fuerzas públicas.
En tres días que la guerrilla permaneció en la localidad hizo estragos. La imagen de la virgen patrona de los algecireños, quedó sin manos, ojos y piernas. Lo mismo que un Divino Niño y otros santos de yeso que terminaron destruidos.
Los más de tres mil habitantes del casco urbano están cansados de la guerra, que cada semana aparezcan muertos en sus calles, que la guerrilla amenace con volverse a tomar la localidad y que tengan que permanecer entre la espada y la pared con una subversión que los tiene cansados y un Ejército que va ganando terreno. Esperan mayor presencia e inversión social del Estado y que al fin Algeciras sea un verdadero remanso de paz, como dice la frase insignia del municipio.
http://www.elmundo.es/america/2011/05/23/colombia/1306172970.html

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