¿Quiénes deciden el valor real de las obras de arte?
Este fin de semana Madrid acoge a lo más granado del arte contemporáneo. Coleccionistas, responsables de museos y galeristas se dan cita en ARCO, en busca de sus próximas adquisiciones o posibles nuevos clientes. Durante la feria habrá negociaciones, se cerrarán transacciones y subirá el caché de algunos artistas.
Aunque galeristas y consultores del mundo del arte coinciden en afirmar que el abanico del arte contemporáneo es muy amplio, lo cierto es que pronto se establece una línea divisoria. Se habla de artistas consagrados, aquellos protegidos por las grandes galerías internacionales, cuyos cuadros se exponen en museos y forman parte de las más prestigiosas colecciones; y de artistas emergentes, palabra que sirve para etiquetar a aquellos artistas que, si todo va bien, pronto formarán parte de las mismas galerías, los mismos museos y las mismas prestigiosas colecciones. Aunque en la base de la pirámide puede haber cierta incertidumbre, ésta desaparece en el primer escalón. Parece que la carrera de los artistas está marcada por discusiones que poco tienen que ver con el carácter propio de su obra, sino más bien con su aprovechamiento, aunque la mayoría de los actores del arte contemporáneo nieguen que este sentido mercantilista es el que guíe la compra de arte.
Un mercado amplio, pero controlado en su cúspide por pocos actores
El mercado del arte funciona como cualquier otro mercado: por la ley de la oferta y la demanda. Pero la oferta está limitada a lo que ofrecen las galerías y la demanda se establece en función del valor de marca, el branding de los artistas. Sofía Urbina, socia junto a Pía Rubio de la asesoría de arte Art Advisory Services, cree que el valor de marca del artista es lo que realmente estable el precio de su obra. Sus trabajos, por separado, importan menos; lo decisivo es el valor del propio artista, su marca.
Lo decisivo es el valor de marca del artistaEl branding, según Urbina, viene dado por tres factores: las galerías, los museos y los coleccionistas. Estas tres instituciones son las que dan valor a un artista y claro, hay niveles. Urbina explica que las grandes galerías están ubicadas en Nueva York y Londres, y son éstas la que mayor nivel de decisión tienen a la hora de encumbrar a un determinado artista. “Gogosian”, explica Urbina, “es la galería más importante, sus artistas tienen un caché de por sí; su obras tienen un valor seguro”. Además de Gogosian, encontramos entre las más influyentes a la Serpentine Gallery (Londres), Hauser & Wirth (Zurich y Londres) y David Zwirner (Nueva York).
Por otro lado están los museos y de nuevo el mundo anglosajón lleva la voz cantante. La prestigiosa revista británica Art Review, que publica todos los años un ranking de “las personas más influyentes del mundo del arte”, coloca al director del MoMA de Nueva York, Glenn D. Lowry, y al director de los museos Tate de Londres, Sir Nicholas Serota, entre los diez primeros.
El entramado es completado por los coleccionistas que, al fin y al cabo, son los que ponen el dinero. Cada vez tienen mayor importancia, en gran medida porque son más numerosos. Las grandes colecciones dan valor a las obras y marcan tendencia, aunque se rigen por parámetros más subjetivos y, por lo tanto, más sujetos a la especulación. Según Urbina, la incorporación de nuevos coleccionistas surgidos de los países emergentes –Europa del Este, India y Oriente Medio, principalmente–, es una de las causas de la escalada de precios del arte contemporáneo. A mayor demanda, mayores precios.
El eterno debate sobre la especulación en el mundo del arte
La discusión sobre la especulación en el mundo del arte, y el valor real de las obras artísticas, es un tema de largo recorrido. Hay muchos intereses encontrados y las opiniones están polarizadas. Para unos el sistema sabe escoger a los artistas más destacados y les da el valor que se corresponde con lo que la gente quiere pagar por ellos; para otros las obras de arte son puros objetos de especulación con los que se juega para sacar grandes beneficios.
Incluso para los partidarios de la mercantilización del arte, se ha llegado a momentos de irracionalidadCésar Rendueles, adjunto a la dirección del Círculo de Bellas Artes de Madrid y miembro fundador de Ladinamo, tiene claro que “la rentabilidad del arte, desde los años 70, es puramente especulativa y es una inversión financiera”. Rendueles cree que, incluso para los partidarios de la mercantilización del arte, se ha llegado a “momentos de irracionalidad”, sólo comparables a lo que hemos vivido en el mercado financiero. “No es razonable el valor que han alcanzado algunas obras”, explica Rendueles. “Su precio tiene que ver con procesos puramente especulativos que no guardan relación alguna con la realidad de la producción artística”.
Tampoco hay que echar toda la culpa a los inversores privados. Según Rendueles, “ha habido una burbuja de financiación pública, pues no es razonable que haya un centro de arte público en cada pueblo de 20.000 habitantes”. ARCO, de hecho, ha confirmado el pinchazo de la burbuja. La presencia institucional, sobre todo de las Comunidades Autónomas es, en esta edición, prácticamente inexistente.
Sobre el valor real de las obras artísticas
Cabe preguntarse si el precio de las obras de arte responde a su valor artístico real, pero antes habría que definir qué es eso del “valor artístico”. En un terreno tan subjetivo como el del arte es imposible establecer qué vale y qué no. José Martinez Campo, director de la galería madrileña Espacio Mínimo, cree que los artistas consagrados no llegan a su posición “porque sí”. En su opinión, “hay expertos y entendidos, como en el resto de campos culturales, y se sabe qué es bueno y qué es malo”.
Susana González, directora de la consultoría Consultarte, cree que a la hora de valorar a un artista hay que tener en cuenta la consistencia de su discurso, pero al final es el público el que decide qué autores permanecen en el mercado, y cuáles no. En ese sentido, cree que hay modas, y cada autor responde a las inquietudes sociales del momento, pero “el filtro del tiempo pone a los artistas en su sitio”. ¿Y los compradores? En opinión de González, los coleccionistas responden más a motivaciones emocionales que económicas: “su compra está sujeta a sus preferencias artísticas”.
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/02/18/quienes-deciden-el-valor-real-de-las-obras-de-arte-92816/
Un mercado amplio, pero controlado en su cúspide por pocos actores
El mercado del arte funciona como cualquier otro mercado: por la ley de la oferta y la demanda. Pero la oferta está limitada a lo que ofrecen las galerías y la demanda se establece en función del valor de marca, el branding de los artistas. Sofía Urbina, socia junto a Pía Rubio de la asesoría de arte Art Advisory Services, cree que el valor de marca del artista es lo que realmente estable el precio de su obra. Sus trabajos, por separado, importan menos; lo decisivo es el valor del propio artista, su marca.
Lo decisivo es el valor de marca del artistaEl branding, según Urbina, viene dado por tres factores: las galerías, los museos y los coleccionistas. Estas tres instituciones son las que dan valor a un artista y claro, hay niveles. Urbina explica que las grandes galerías están ubicadas en Nueva York y Londres, y son éstas la que mayor nivel de decisión tienen a la hora de encumbrar a un determinado artista. “Gogosian”, explica Urbina, “es la galería más importante, sus artistas tienen un caché de por sí; su obras tienen un valor seguro”. Además de Gogosian, encontramos entre las más influyentes a la Serpentine Gallery (Londres), Hauser & Wirth (Zurich y Londres) y David Zwirner (Nueva York).
Por otro lado están los museos y de nuevo el mundo anglosajón lleva la voz cantante. La prestigiosa revista británica Art Review, que publica todos los años un ranking de “las personas más influyentes del mundo del arte”, coloca al director del MoMA de Nueva York, Glenn D. Lowry, y al director de los museos Tate de Londres, Sir Nicholas Serota, entre los diez primeros.
El entramado es completado por los coleccionistas que, al fin y al cabo, son los que ponen el dinero. Cada vez tienen mayor importancia, en gran medida porque son más numerosos. Las grandes colecciones dan valor a las obras y marcan tendencia, aunque se rigen por parámetros más subjetivos y, por lo tanto, más sujetos a la especulación. Según Urbina, la incorporación de nuevos coleccionistas surgidos de los países emergentes –Europa del Este, India y Oriente Medio, principalmente–, es una de las causas de la escalada de precios del arte contemporáneo. A mayor demanda, mayores precios.
El eterno debate sobre la especulación en el mundo del arte
La discusión sobre la especulación en el mundo del arte, y el valor real de las obras artísticas, es un tema de largo recorrido. Hay muchos intereses encontrados y las opiniones están polarizadas. Para unos el sistema sabe escoger a los artistas más destacados y les da el valor que se corresponde con lo que la gente quiere pagar por ellos; para otros las obras de arte son puros objetos de especulación con los que se juega para sacar grandes beneficios.
Incluso para los partidarios de la mercantilización del arte, se ha llegado a momentos de irracionalidadCésar Rendueles, adjunto a la dirección del Círculo de Bellas Artes de Madrid y miembro fundador de Ladinamo, tiene claro que “la rentabilidad del arte, desde los años 70, es puramente especulativa y es una inversión financiera”. Rendueles cree que, incluso para los partidarios de la mercantilización del arte, se ha llegado a “momentos de irracionalidad”, sólo comparables a lo que hemos vivido en el mercado financiero. “No es razonable el valor que han alcanzado algunas obras”, explica Rendueles. “Su precio tiene que ver con procesos puramente especulativos que no guardan relación alguna con la realidad de la producción artística”.
Tampoco hay que echar toda la culpa a los inversores privados. Según Rendueles, “ha habido una burbuja de financiación pública, pues no es razonable que haya un centro de arte público en cada pueblo de 20.000 habitantes”. ARCO, de hecho, ha confirmado el pinchazo de la burbuja. La presencia institucional, sobre todo de las Comunidades Autónomas es, en esta edición, prácticamente inexistente.
Sobre el valor real de las obras artísticas
Cabe preguntarse si el precio de las obras de arte responde a su valor artístico real, pero antes habría que definir qué es eso del “valor artístico”. En un terreno tan subjetivo como el del arte es imposible establecer qué vale y qué no. José Martinez Campo, director de la galería madrileña Espacio Mínimo, cree que los artistas consagrados no llegan a su posición “porque sí”. En su opinión, “hay expertos y entendidos, como en el resto de campos culturales, y se sabe qué es bueno y qué es malo”.
Susana González, directora de la consultoría Consultarte, cree que a la hora de valorar a un artista hay que tener en cuenta la consistencia de su discurso, pero al final es el público el que decide qué autores permanecen en el mercado, y cuáles no. En ese sentido, cree que hay modas, y cada autor responde a las inquietudes sociales del momento, pero “el filtro del tiempo pone a los artistas en su sitio”. ¿Y los compradores? En opinión de González, los coleccionistas responden más a motivaciones emocionales que económicas: “su compra está sujeta a sus preferencias artísticas”.
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/02/18/quienes-deciden-el-valor-real-de-las-obras-de-arte-92816/
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