DIOS ES AMOR, MEJOR CON HUMOR

domingo, 26 de febrero de 2012

Homosexualidad: ni enfermedad ni pecado,

Homosexualidad: ni enfermedad ni pecado,
qué dice y qué no dice la Biblia
Folleto escrito por el Rev. Anciano Don Eastman
Fraternidad Universal de Iglesias de la Comunidad Metropolitana, FUICM.
La Homosexualidad y la iglesia
La palabra más bella del Evangelio de Jesucristo es “quienquiera”. Todas las promesas de Dios están dirigidas a todos los seres humanos. Esto incluye a la gente gay y lesbiana. ¡Qué trágico es que la Iglesia Cristiana haya excluido y perseguido a personas por ser homosexuales!
Todos fuimos creados con una imperiosa necesidad de relacionarnos con otras personas. La calidad de nuestras vidas depende de que compartamos el amor con otros, ya sea con familiares o amigos, nuestras parejas o compañeros. Sin embargo, la sociedad con su actitud hostil hacia las lesbianas y hombres gay a menudo les ha negado el acceso a tener relaciones saludables. Jesucristo nos hace un llamado a encontrar el sentido fundamental de la vida a través de una relación personal con nuestro Creador. Esta importante unión espiritual puede brindar sanidad y fortaleza a todas nuestras relaciones humanas.
Ni un pecado, ni una enfermedad.
Durante muchos siglos, la actitud de la Iglesia Cristiana con respecto a la sexualidad humana fue muy negativa: el sexo era para la procreación, no para el placer; las mujeres y los esclavos eran considerados como propiedad de los varones; y muchas expresiones de la heterosexualidad, así como la homosexualidad, fueron consideradas pecaminosas. Esta tradición continúa influyendo a menudo en las iglesias contemporáneas. Muchas de ellas enseñan que la mujer debe estar sujeta al hombre, siguen permitiendo la discriminación racial y étnica y condenan a los homosexuales. Manifiestan que todas las actividades homosexuales son pecaminosas, refiriéndose a menudo a su interpretación de las Escrituras.
Otras iglesias de hoy están influidas por un siglo de pensamiento psicoanalítico promovido a través de una poderosa minoría de médicos que consideraba a la homosexualidad como un tipo de enfermedad. A pesar de que este punto de vista ya haya sido ampliamente desacreditado por la ciencia médica contemporánea, algunas iglesias y autoridades eclesiales continúan siendo influidos por esta idea. Dicen que los homosexuales son seres “imperfectos” con necesidad de “ser sanados”.
La buena nueva es que, desde1968, cuando la Iglesia de la Comunidad Metropolitana fue fundada, el surgimiento de una fuerte comunidad gay y lesbiana y las conclusiones de los nuevos estudios científicos sobre la homosexualidad han forzado a la Iglesias Cristiana a reexaminar estas cuestiones. Un número creciente de eruditos en estudios bíblicos y teológicas, reconoce que la Biblia no condena las relacionas homosexuales llevadas con amor y responsabilidad. Por consiguiente, ¡los hombres gay y las lesbianas deben ser aceptadas - tal como son - en las iglesias cristianas, y sus relaciones afectivas deben ser reconocidas y confirmadas!
En cuanto a la Biblia
La Biblia es una colección de escritos que a través de más de mil años nos relata la historia de la relación de Dios con los hebreos y el pueblo cristiano. Fue escrita en varias lenguas, abarca diferentes formas literarias, y refleja culturas muy diferentes a las nuestras. Estos factores son decisivos para interpretar correctamente a la Biblia en su contexto.
Existen vastas diferencias doctrinarias entre las diferentes denominaciones cristianas, aunque todas utilicen la misma Biblia. ¡Tales diferencias han llevado a algunos cristianos a proclamar que los otros cristianos no son tales en absoluto! La interpretación bíblica y la teología difieren de una iglesia a otra.
La interpretación bíblica y la teología también cambian a través de los tiempos. Hace aproximadamente 150 años en los EE.UU. algunos cristianos se aferraban a la enseñanza de que había una doble moral: una para los blancos y otra para los negros. Los blancos eran superiores a los negros, por consiguiente los negros tenían que estar subordinados a ellos y la esclavitud era una institución ordenada por Dios. El clero que sustentaba tan abominable idea creía basarse en la autoridad de la Biblia. El conflicto sobre la esclavitud dio lugar a divisiones que produjeron algunas de las importantes denominaciones cristianas de la actualidad. Esas mismas denominaciones, por supuesto, no apoyan la esclavitud hoy día. ¿Es que ha cambiado la Biblia? En nada. ¡Su interpretación es lo que ha cambiado!
Nueva información que refuta viejas ideas.
¿Cuáles son las influencias que nos orientan a entender las Escrituras de nuevas maneras? Nuevas investigaciones científicas, los cambios sociales y las experiencias personales son quizás los más grandes factores de cambio en la manera en como interpretamos la Biblia y desarrollamos nuestras creencias. El concepto científico de orientación homosexual no existió sino hasta el siglo XIX.
La mayoría de las iglesias cristianas, entre ellas la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, cree que la Biblia fue inspirada por Dios y que también es una fuente clave de autoridad para nuestra fe. Por lo tanto, lo que la Biblia enseñe sobre cualquier tema, incluso la sexualidad, es de gran significado. El problema, sin embargo, es que a veces la Biblia dice muy poco acerca de algunos temas; y las actitudes populares sobre esos temas están determinadas mucho más por otras fuentes, y estas actitudes se toman entonces como si fueran afirmaciones bíblicas. Esto es lo que ha sucedido particularmente con el tema de la homosexualidad. Pero, afortunadamente, recientes estudios académicos refutan la mayoría de esas suposiciones y conclusiones.
Génesis 19:1-25
¿Cuál fue el pecado de Sodoma? Algunos predicadores proclaman descuidadamente que Dios destruyó a las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra a causa de su “homosexualidad”. Aunque algunos teólogos hayan considerado la homosexualidad el pecado de Sodoma, una lectura cuidadosa de las Escrituras corrige tal ignorancia.
En el capítulo 18 del Génesis, para anunciar su juicio de esas ciudades, Dios envía dos ángeles a Sodoma, donde Lot, el sobrino de Abraham, les ruega y persuade de que permanezcan en su casa. En el capítulo 19 nos cuenta que “los hombres de la ciudad, todo el pueblo junto” rodearon la casa de Lot reclamando la entrega de sus visitantes, “para que los conozcamos”. La palabra hebrea correspondiente a “conocer”, es en este caso “yadha”, que generalmente significa “tener cabal conocimiento de”. Podría también expresar el intento de examinar las credenciales de los visitantes o, como en raras ocasiones, el término implicaría un contacto sexual. Si fuera este último el significado intencional del autor, hubiérase tratado de un claro intento de violación masiva.
Horrorizado ante esta gravísima violación de las antiguas reglas de hospitalidad, Lot intenta proteger a sus visitantes ofreciendo sus propias hijas a la furibunda multitud, una acción moralmente atroz, para los cánones actuales. El pueblo de Sodoma se niega y entonces los ángeles los hacen quedar ciegos. Lot y su familia son rescatados por los ángeles y las ciudades son destruidas.
Cabe destacar varios puntos. Primero, que el juicio de esas ciudades por sus iniquidades había sido anunciado antes del supuesto incidente homosexual. Segundo, que todo el pueblo de Sodoma participó en el asalto a la casa de Lot; en ninguna cultura la población homosexual ha ido más allá de ser una pequeña minoría. Tercero, que el hecho de que Lot ofreciera a sus hijas, demuestra que él sabía que sus vecinos tenían intereses heterosexuales. Cuarto, si la cuestión era sexual, ¿por qué no castigó Dios a Lot y a sus hijas quienes cometieron incesto inmediatamente después? El punto más importante: ¿por qué ninguno de los otros pasajes de las Escrituras que se refieren a este episodio, hace alusión alguna a la homosexualidad?
¿Cuál fue el pecado de Sodoma?
En Ezequiel 16:48-50 se especifica claramente: los habitantes de Sodoma, como mucha gente hoy en día, tenían abundancia de bienes materiales. Pero no se solidarizaban con las necesidades de los pobres y adoraban ídolos. Los pecados de injusticia e idolatría infestan a todas las generaciones. La nuestra será juzgada de la misma forma si nos creamos falsos dioses o somos injustos con nuestros semejantes.
Levítico 18:22 y 20:13
Los cristianos de hoy no siguen las reglas ni los ritos descritos en el Levítico. Pero algunos ignoran las definiciones del libro en torno a su propia “impureza” mientras lo citan para condenar a los “homosexuales”. Tal abuso de las Escrituras distorsiona el sentido del Antiguo Testamento y niega el mensaje del Nuevo.
“No te echarás con varón como con mujer; es abominación”. Estas palabras se encuentran únicamente en el Código de Santidad del Levítico, un manual ritual para los sacerdotes de Israel. Su sentido puede ser apreciado tan sólo en el contexto histórico y cultural del antiguo pueblo hebreo. Israel, en una única posición como pueblo escogido por un sólo Dios, debía rechazar las prácticas de otros pueblos y dioses.
La religión hebrea, caracterizada por la revelación del único Dios, estuvo en continua tensión con la religión de los cananeos que los circundaban, los cuales adoraban a los múltiples dioses de los cultos de la fertilidad. La idolatría cananea, que utilizaba a hombres y mujeres en la prostitución cúltica (Deuteronomio 23:17), a menudo comprometía la lealtad de Israel a su Dios. Gadesh, el término hebreo para designar al varón que se prostituía en los cultos, es mal traducido como “sodomita” en algunas versiones de la Biblia.
¿Qué es una “abominación”?
Una abominación es aquello que Dios encuentra detestable por ser inmundo, desleal o injusto. Varias palabras hebreas fueron traducidas de esta manera, y toevah, la única que se encuentra en Levítico, está generalmente relacionada con la idolatría, como en Ezequiel, donde aparece muchas veces. Dada la estrecha relación de toevah con la idolatría y la práctica cananea de la prostitución cúltica, el uso de toevah con respecto a los actos sexuales entre hombres en el Levítico, pone en tela de juicio cualquier conclusión de que tal condenación deba aplicarse a las relaciones homosexuales llevadas con amor y responsabilidad.
Los ritos y las reglas que se encuentran en el Antiguo Testamento fueron dados para preservar las características distintivas de la religión y la cultura de Israel. Pero, como establece Gálatas 3:22-25, los cristianos no están más regidos por esas leyes judías. Por fe vivimos en Jesucristo, no en el Levítico. Por cierto que las preocupaciones éticas atañen a todas las culturas y pueblos en todas las épocas. Tales intereses estuvieron reflejados en su expresión máxima por Jesucristo, quien nada dijo acerca de la homosexualidad, pero sí habló mucho con respecto al amor, la justicia, la misericordia, y la fe.
La mayoría de los libros del Nuevo Testamento, los cuatro Evangelios inclusive, no dicen nada con respecto a los actos sexuales entre personas de un mismo sexo, sólo Pablo hace mención al tema. Su declaración más negativa la encontramos en Romanos 1:24-27, donde, en el contexto de un largo argumento acerca de la necesidad que tiene la humanidad del Evangelio de Cristo, describe ciertos comportamientos homosexuales como un ejemplo de “inmundicia” de los idólatras gentiles.
¿Se refiere este pasaje a todos los actos homosexuales, o a algún comportamiento homosexual conocido por los lectores de Pablo? La carta a los Romanos fue escrita para los cristianos judíos y gentiles residentes en Roma, a quienes les habrían sido familiares los infames excesos sexuales de sus contemporáneos, especialmente de los emperadores romanos. Habrían tenido noticias también de las tensiones en la iglesia primitiva con respecto a los gentiles y la observancia de las leyes judías, como vemos en Hechos 15 y en la carta de Pablo a los gálatas. Las leyes judías del Levítico se referían a los actos sexuales entre personas de un mismo sexo realizados en un contexto de idolatría.
¿Qué es lo “natural”?
Es significativo que para Pablo estos gentiles “inmundos” cambiaron algo natural para ellos (griego: physin) en algo “contra natura” (para physin). En Romanos 11:24, Dios actúa de un modo “contra natura” (para physin) al aceptar a los gentiles. “Contra natura” en estos pasajes no se refiere a la violación de las llamadas leyes de la naturaleza, sino que implica una acción contradictoria a la propia naturaleza de uno. Viendo esto, debemos reconocer que lo que es “contra natura” (para physin) para una persona de hoy, con orientación homosexual, es el tratar de vivir como si fuera heterosexual.
Romanos 1:26
Es el único pasaje en la Biblia con una posible referencia al comportamiento lésbico, aunque la finalidad específica de este versículo no sea clara. Algunos autores han visto en este pasaje una referencia a las mujeres que adoptan un rol dominante en las relaciones heterosexuales. Dada la represiva situación cultural de la mujer en tiempos de Pablo, tal interpretación podría ser posible.
Las prácticas homosexuales citadas en Romanos 1:24-27 eran consideradas como resultado de la idolatría y estaban asociadas con algunos muy serios delitos como vemos en Romanos 1. Tomadas en este amplio contexto, sería obvio que tales actos fueran substancialmente diferentes de las relaciones amorosas y responsables de la gente gay y lesbiana en la actualidad.
1 Corintios 6:9 y 1 Timoteo 1:10
Cualquier consideración acerca de las declaraciones del Nuevo Testamento con respecto a los actos sexuales entre personas de un mismo sexo debe tomar muy en cuenta el contexto social de la cultura greco-romana en la que se desenvolvía Pablo. Prostitución y pederastia (relaciones sexuales de hombres adultos con niños varones) eran los actos sexuales más comúnmente conocidos entre hombres.
En 1 Corintios 6:9, Pablo condena a “los afeminados” y a “los que se echan con varones”, como traduce la versión Reina Valera, o “los sodomitas” en la versión Nacar-Colunga. Desdichadamente algunas nuevas traducciones son peores, ya que vierten esas palabras como “homosexuales”. La erudición contemporánea desenmascara la homofobia que se esconde detrás de esas malas traducciones. La primera palabra, malakos en el texto griego, que ha sido traducida como “afeminado” o “suave”, más probablemente se refiere a alguien carente de disciplina o de control moral. La palabra es usada en otras partes del Nuevo Testamento pero nunca con referencia a la sexualidad.
La segunda palabra, arsenokoitai, la encontramos una vez en 1 Corintios y otra vez en 1 Timoteo, pero no aparece en ningún otro texto de la época. Deriva de dos palabras griegas, cuyos significados son “varones” y “camas” respectivamente, como un eufemismo para designar un acto sexual. Existen otras palabras griegas que eran usadas comúnmente para referirse al comportamiento homosexual, pero no las encontramos aquí. El contexto más amplio de 1 Corintios 6 nos muestra a Pablo extremadamente preocupado por la prostitución, por lo tanto es muy posible que esté refiriéndose a la prostitución masculina. Pero muchos especialistas que actualmente tratan de traducir esas palabras han llegado a una sencilla conclusión: su verdadero significado es dudoso.
No hay ley contra el amor
La poca frecuencia con la que Pablo se refiere a cualquier forma de comportamiento sexual entre personas de un mismo sexo y la ambigüedad de las referencias al mismo, invalidan cualquier conclusión definitiva sobre la postura del Nuevo Testamento con respecto a la homosexualidad, especialmente en un contexto de relaciones vividas con amor y responsabilidad. Puesto que cualquier argumentación tiene que tomar en cuenta la falta de datos, es mucho más confiable volver a los grandes principios del Evangelio enseñados por Jesús y los apóstoles. Ama a Dios con todo tu corazón, y ama a tu prójimo como a ti mismo. No juzguen a otros, para que Dios no los juzgue a ustedes. El fruto del Espíritu Santo es el amor…contra esto no hay ley.
Una cosa es absolutamente clara, como dice Pablo en Gálatas 5:14: Porque toda la ley se resume en este solo mandato: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
 Otros Comentarios
“La homosexualidad a la que se opone el Nuevo Testamento es la pederastia de la cultura greco-romana; las posturas hacia la pederastia y, en parte, el lenguaje usado para oponerse a ella, están dadas por la tradición judía”.
Robin Scroggs, Profesor de Teología Bíblica
Union Theological Seminary, Nueva York
(EUA).
“No se puede estar absolutamente seguro de que las dos palabras claves en 1 Corintios 6:9 se refieran al comportamiento homosexual masculino”.
Victor Paul Furnish, Profesor de Nuevo Testamento
Perkins School of Theology, Dallas, Texas (EUA).
“El más fuerte argumento del Nuevo Testamento contra la actividad homosexual, presentándola como intrínsecamente inmoral, ha sido tomado tradicionalmente de Romanos 1:26, donde esta actividad es indicada como para physin. La traducción común para esta frase ha sido “contra natura”. Es posible interpretar de dos maneras el sentido que Pablo quiso darle a esta frase. Por un lado podría referirse al pagano como individuo, quien va más allá de sus propios apetitos sexuales para gozar de nuevos placeres sexuales. La segunda posibilidad es que physin se refiere a la “naturaleza” del pueblo elegido, al cual según el Levítico, le era prohibido mantener relaciones homosexuales”.
John J. McNeill, Profesor Adjunto de Sicología
Union Theological Seminary, Nueva York (EUA).
“Una lectura cuidadosa del discurso paulino en Romanos 1 en cuanto a los actos homosexuales, no apoya la interpretación común moderna del texto. Pablo no negó la existencia de una distinción entre pureza e inmundicia y, aún más, supuso que los judíos cristianos continuarían observando el código de pureza. Sin embargo, se abstuvo de identificar la “impureza” física con un pecado, o de pedir que los gentiles se adhiriesen a tal código”.
William Coutryman, Profesor de Nuevo Testamento
Church Divinity School of the Pacific, Berkeley, California
(EUA).
“El término hebreo toevah, traducido aquí como “abominación”, no significa necesariamente algo intrínsecamente malo, como la violación o el robo (tratados también en el Levítico), sino algo que es ritualmente impuro para los judíos, como comer carne de cerdo o mantener relaciones sexuales durante la menstruación, ambas cosas prohibidas en esos mismos capítulos.”
John Boswell, Profesor de Historia
Yale University, New Haven, Connecticut (EUA).

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