Pistacho, genuino fruto de la pasión
Le esperaba con sus mejores galas de noche, pero éste no asomaba por la habitación. Salió en su busca y siguió un rastro de cáscaras por el suelo del pasillo. Llegó a la puerta, giró el pomo y le encontró en calzoncillos «engullendo» pistachos. Y no es que tuviera hambre de frutos secos precisamente, pero antes que recurrir a pastillas azules para mantener la erección que tanto le costaba, optó por una vía más sana. Porque este fruto ayuda a hacer frente a la disfunción eréctil.
Lo explican en un estudio realizado por urólogos del Hospital Universitario y Centro de Investigación Atatürk de Ankara (Turquía). Según explica a este semanario el principal investigador, Mustafa Aldemir, «analizamos los efectos del pistacho basándonos en los patrones del Índice Internacional de Función Eréctil, les realizamos un eco doppler (con el que se examina el flujo sanguíneo, y se determina si hay coágulos u obstrucciones en el pene) y medimos los niveles de lípidos en pacientes con disfunción eréctil con edades comprendidas entre los 38 y los 59 años».
El trabajo, publicado en el «International Journal of Impotence Research», revela cómo éstos consumieron 100 gramos de pistachos durante tres semanas y mostraron una mejora significativa tanto en la función orgásmica como en la satisfacción y el deseo sexual. Por su parte, Juan Carlos Ruiz de la Roja, urólogo y director del Instituto Urológico Madrileño explica que «los pistachos, al igual que otros frutos secos, contienen arginina, un aminoácido que produce óxido nítrico y tiene un efecto vasodilatador. Mejora la erección porque hay más irrigación en las arterias que llegan al pene».
Y bien lo debían saber en Oriente Medio, ya que allí lo consumen en grandes cantidades. «En estos países como tienen muchas mujeres, está muy arraigado el comer estos frutos secos», añade Ruiz de la Roja.
Y aunque no sólo de pistachos vive el hombre, los expertos señalan que este alimento viene especialmente bien a pacientes «como los diabéticos, ya que tienen riesgo de arteriosclerosis, especialmente en las arterias que llegan al pene y que son más pequeñas y finas, por lo que es más difícil que llegue la sangre para tener una erección. Así que consumir este producto es recomendable para que circule mejor la sangre», concluyen.
Lo explican en un estudio realizado por urólogos del Hospital Universitario y Centro de Investigación Atatürk de Ankara (Turquía). Según explica a este semanario el principal investigador, Mustafa Aldemir, «analizamos los efectos del pistacho basándonos en los patrones del Índice Internacional de Función Eréctil, les realizamos un eco doppler (con el que se examina el flujo sanguíneo, y se determina si hay coágulos u obstrucciones en el pene) y medimos los niveles de lípidos en pacientes con disfunción eréctil con edades comprendidas entre los 38 y los 59 años».
El trabajo, publicado en el «International Journal of Impotence Research», revela cómo éstos consumieron 100 gramos de pistachos durante tres semanas y mostraron una mejora significativa tanto en la función orgásmica como en la satisfacción y el deseo sexual. Por su parte, Juan Carlos Ruiz de la Roja, urólogo y director del Instituto Urológico Madrileño explica que «los pistachos, al igual que otros frutos secos, contienen arginina, un aminoácido que produce óxido nítrico y tiene un efecto vasodilatador. Mejora la erección porque hay más irrigación en las arterias que llegan al pene».
Y bien lo debían saber en Oriente Medio, ya que allí lo consumen en grandes cantidades. «En estos países como tienen muchas mujeres, está muy arraigado el comer estos frutos secos», añade Ruiz de la Roja.
Y aunque no sólo de pistachos vive el hombre, los expertos señalan que este alimento viene especialmente bien a pacientes «como los diabéticos, ya que tienen riesgo de arteriosclerosis, especialmente en las arterias que llegan al pene y que son más pequeñas y finas, por lo que es más difícil que llegue la sangre para tener una erección. Así que consumir este producto es recomendable para que circule mejor la sangre», concluyen.
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