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sábado, 2 de marzo de 2013

Sequedad ocular: Una molestia frecuente en la menopausia

Sequedad ocular: Una molestia frecuente en la menopausia
Los desajustes hormonales de este periodo en la mujer pueden producir un trastorno denominado ojo seco, que se alivia con una serie de precauciones y el uso de colirios específicos...

 Las hormonas desempeñan un papel muy importante en la lubricación de los ojos, o lo que es lo mismo, en la producción de lágrima. Por ello, al alcanzar la menopausia o la perimenopausia (el periodo de transición hacia la menopausia), que es una etapa en la que desciende notablemente la producción de hormonas en el organismo femenino, muchas mujeres tienen que lidiar con un trastorno conocido como “ojo seco”.
Esta falta de lubricación ocular coincide con mucha frecuencia con otros signos de sequedad propios de la menopausia, como la que afecta a la piel o a los órganos genitales. En concreto, hasta a un 60% por ciento de las mujeres sufren ojo seco durante la menopausia, según indican diferentes estudios.
Inflamación que puede complicarse
El ojo seco puede originarse por dos razones: una producción insuficiente de grasa por parte de unas glándulas situadas en el interior de los párpados, o una excesiva evaporación del líquido que compone la lágrima, aunque normalmente se trata de una combinación de ambos factores.
Según advierten los especialistas del Consejo General de Ópticos-Optometristas, cuando la sequedad ocular dura mucho tiempo, se produce una inflamación localizada. Es una respuesta inmune que hace que el ojo libere todo tipo de sustancias inflamatorias que causan enrojecimiento, picor e hinchazón. Si esta sequedad no se trata, la córnea puede dañarse o desarrollar úlceras, lo cual puede afectar a la visión y derivar en dolor ocular. También aumenta el riesgo de infección, porque al carecer de suficiente lágrima, el ojo no tiene un sistema natural que se encargue de limpiar su superficie de los desechos que él mismo no produce y de cualquier cuerpo extraño que entre en él.
Síntomas de sequedad ocular:
•Picor.
•Sensación arenosa.
•Lagrimeo excesivo en momentos puntuales.
•Cansancio ocular a lo largo del día.
•Irritación por el humo, el viento o el aire acondicionado.
•Sensibilidad a la luz.
•Visión borrosa.
•Incomodidad al utilizar lentes de contacto.

Gotas: un alivio temporal
El tratamiento más común para el ojo seco son las gotas o lágrimas artificiales, que alivian temporalmente los síntomas restaurando el fluido ocular. Aunque estos colirios pueden ser muy útiles a corto plazo, ya que hacen que enseguida resulte más cómodo parpadear, no previenen que el problema vuelva a aparecer. Por tanto, revísate con un especialista si sufres este problema de forma muy recurrente.

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