Los Bergoglio, de toda la vida Armando, Anna y Delmo Bergoglio, parientes del Papa
Giuseppe Quattrochio es un empresario turinés que había comprado un viejo caserón de la periferia de Asti (Piamonte) para refugiarse de la mundanidad. Se entiende así la incredulidad que le ha proporcionado el asedio de los periodistas, pues resulta que el caserío que ahora él mismo habita y que ha restaurado con esmero en una pedanía anónima se ha convertido en lugar de peregrinaje porque aquí moraron los Bergoglio.
Entre ellos, Giorgio, el padre del Papa Francisco, y Mario, el abuelo, razones por las cuales el pontífice se llama Jorge Mario Bergoglio y motivos también por los que Francisco visitó varias veces la aldea de Portacomaro para reconstruir su álbum familiar y su propia identidad. Tanto es así que la verdadera lengua del pontífice no es el italiano, al que aporta su acento porteño, sino el dialecto piamontés con que se expresan sus primos.
Abundan estos últimos en Portacomaro. No directos, pero sí segundos y terceros. De hecho, el listín telefónico llama la atención porque Bergoglio es un apellido bastante común. Y también una razón de orgullo que ha transformado la cotidianidad de Portacomaro en un lugar de connotaciones providenciales.
Se diría que Jorge Mario Bergoglio ha sido un Papa de ida y vuelta. Les ha sucedido, el regreso a casa, a otros inmigrantes que del Piamonte que viajaron a bordo del 'Giulio Cesare' en 1929, año mitológico de la crisis mundial y contexto de la precariedad económica que forzó la emigración de Mario Bergoglio.
Evocación de la infancia
Tanto pudo haberse embarcado hacia Buenos Aires como hacia Australia, pero de haberse producido la segunda eventualidad, bastante común entre los italianos de la época, difícilmente estaríamos hablando de un Papa italoargentino a quienes los vecinos llaman Giorgio, como toda la vida, y no Francesco.
Francesco es para ellos el sacerdote de la pedanía, aunque nada tiene que ver con el linaje del santo ni con el apellido del pontífice. Es un 'misionero' de Madras (India), como tantos clérigos extracomunitarios que han encontrado ocupación en los templos de la región a cuenta de la crisis de vocaciones nacionales.
"El Papa ha venido aquí a varias veces en los últimos años. Le daba pudor molestar. Oficiaba la misa, se entretenía a jugar al fútbol, más o menos como si estuviera evocando la infancia de su padre", explicaba a los reporteros italianos Valter Bergoglio con un parentesco bastante remoto y con una euforia personal evidente.
Insisten en que ellos son los Bergoglio de toda la vida. Igual que Mario, igual que Giorgio, e igual que Giorgio Mario, cuya última visita a Portocomaro se produjo hace dos años, cuando resultaba inconcebible la renuncia de Ratzinger y la hipótesis de un pontífice americano. Bien lo recuerda Carla Bracchino, una prima directa de Bergoglio que recuerda al cardenal ayudándola a pelar patatas y recreándose en la nostalgia de sus orígenes.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/15/internacional/1363365251.html
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario