El Ébola más mortífero de la historia
La epidemia del virus se intensifica en las últimas dos semanas
La epidemia del virus Ébola que está afectando a tres países de África occidental
se ha intensificado en las últimas dos semanas y ya se ha cobrado la
vida de 337 personas desde que se produjo el primer caso hace más de
seis meses, según ha informado la Organización Mundial de la Salud,
convirtiéndose así en la epidemia más mortífera de toda la historia de
esta enfermedad. La cifra total de casos se eleva ya a 528. Guinea sigue
siendo el país más afectado, con 264 muertos, seguido de Sierra Leona y
Liberia, con 49 y 24 fallecidos, respectivamente. La aparición de la
enfermedad en una zona transfronteriza donde se producen constantes
desplazamientos de personas de unos pueblos a otros, la resistencia de
una parte de la población a acudir a la estructura sanitaria por miedo
al estigma y la irrupción del virus en dos grandes ciudades,
como ha sido el caso de Conakry y Monrovia, son las principales razones
de la amplitud que está adquiriendo este brote, según los
epidemiólogos.
La responsable de Emergencias de Médicos sin Fronteras (MSF), Marie-Christine Ferir, asegura que “la propagación del brote de Ébola hay que atribuirla a la movilidad de la población que asiste a los funerales sin las medidas de control adecuadas y al hecho de que la enfermedad todavía asusta a la población, que rechaza ser hospitalizada. Si no se adoptan medidas, esta epidemia va a seguir creciendo. El Ébola se ha convertido en un asunto de salud regional, por tanto es necesario que las autoridades nacionales y las organizaciones de ayuda internacional amplíen su respuesta para sensibilizar a la comunidad y enviar a más especialistas médicos a la región”.
Hasta ahora, la peor epidemia de Ébola registrada en toda la historia había sido la primera, registrada en 1976 en la zona de Yambuku, la actual República Democrática del Congo, que provocó 318 casos y 280 muertos. La irrupción de una enfermedad entonces desconocida hizo que aquel brote fuera el más mortífero, pues no se adoptaron a tiempo las medidas adecuadas para evitar el contagio. Sin embargo, la actual epidemia continúa su avance imparable pese a que la OMS, Médicos sin Fronteras y los respectivos Gobiernos han puesto en marcha toda una batería de medidas destinadas a la detección precoz, el aislamiento de los enfermos y la contención de la enfermedad. Por primera vez en la historia, una epidemia de Ébola golpea a la región de África occidental y a tres países a la vez. Los expertos ya lo advirtieron hace meses: “Será difícil de controlar”.
Gemma Domínguez, coordinadora médica de MSF en Guinea, atribuye este recrudecimiento de la epidemia al hecho de que “muchas familias afectadas pretendieron esconderse yéndose a otros lugares, como Télimélé, Boffa, Kouroussa y Dubreka, donde han aparecido nuevos focos. Y en Guéckédou se han seguido produciendo casos por la resistencia de la población". Y añade: "Por un lado hay una negación de la enfermedad, la gente opta por esconderse, y por otro una interpretación particular de lo que está pasando. Corren muchos rumores, hay gente que dice que MSF está propagando la enfermedad, que los vamos a matar, que provocamos los contagios en nuestro propio beneficio”. Y si no acuden a los centros de aislamiento, la dimensión de la epidemia aumenta.
Para Domínguez, “es necesario que se triplique la sensibilización. El
Gobierno está implicado, lo que ha ocurrido es que hubo un momento, a
principios de mayo, en que las cifras eran positivas y parecía que la
cosa estaba controlada. En cierta forma este recrudecimiento ha cogido a
todos por sorpresa y ahora todos los organismos implicados deben
movilizar muchos más recursos para hacer frente a lo que está pasando”.
La situación sigue siendo preocupante en Guinea, pues continúan produciéndose nuevos casos prácticamente cada día. De hecho, más de la mitad de los fallecidos, en concreto 173, proceden del distrito de Guéckédou, el lugar donde se sospecha que se originó el brote. Tras tres meses de investigación, los epidemiólogos de la OMS han llegado a la conclusión de que el primer caso pudo tener lugar el 2 de diciembre de 2013, es decir, más de tres meses antes de que Guinea informara a las autoridades sanitarias de que estábamos ante una epidemia de Ébola, declarada oficialmente con pruebas de laboratorio a mediados de marzo del presente año. De Guéckédou la enfermedad se propagó rápidamente a otras zonas de la Guinea Forestal, fundamentalmente Macenta y Kissidougou, para llegar con posterioridad hasta la capital del país, Conakry, donde se han producido 33 fallecidos. Por primera vez, el Ébola llegaba a una gran ciudad y la epidemia empezaba a adquirir tintes cada vez más alarmantes.
Sin embargo, el virus también se propagó hacia otros países. El 31 de marzo se anunciaba oficialmente la aparición de casos confirmados en Sierra Leona. En este país se han producido 97 casos y 49 muertes, aunque el brote parece estar por ahora prácticamente circunscrito a la zona de Kailahun, muy próxima a la frontera con Guinea en la zona de Guéckédou, donde se han detectado 92 de los 97 casos y 46 de las 49 muertes. Un total de 33 pacientes se encuentran en la actualidad recibiendo tratamiento en el centro de aislamiento habilitado en Kenema. En lo que respecta a Liberia, se han producido 33 casos y 24 muertes, sobre todo en los distritos de Lofa, fronterizo con Guinea, y Montserrado, donde se encuentra Monrovia, la capital del país. En esta ciudad se han producido siete de las 24 muertes, entre ellas una mujer y su bebé que viajaron desde Sierra Leona.
Desde mediados de marzo unas 3.000 personas han sido seguidas por las estructuras sanitarias de los respectivos países después de haber estado en contacto con pacientes que ya habían desarrollado la enfermedad. El Ébola que está golpeando a África occidental es una variante local de la cepa Zaire y presenta una letalidad próxima al 64%. La OMS no recomienda la prohibición de viajes ni el cierre de fronteras en estos tres países al considerar que estas medidas no contribuyen al control de la propagación del virus y, sin embargo, son muy perjudiciales para la población.
El Ébola es un virus que se encuentra de manera natural en ciertas especies de murciélago que habitan en las zonas boscosas de África. Desde su identificación en 1976 se han producido 18 brotes en países como la República Democrática del Congo, Gabón, Uganda y Sudán. Tras un periodo de incubación que puede ser de varios días hasta tres semanas, sus primeros síntomas son fiebre alta, dolores musculares, vómitos y diarreas, que pueden evolucionar rápidamente hacia hemorragias internas que, en muchos casos, provocan la muerte del paciente. Dado que no existe tratamiento conocido, los médicos hacen frente a este virus tratando de aliviar sus síntomas mediante el refuerzo del sistema inmunitario. Un alto porcentaje de los fallecidos es personal sanitario que ha estado en estrecho contacto con los pacientes sin haber adoptado las medidas adecuadas de prevención.
La responsable de Emergencias de Médicos sin Fronteras (MSF), Marie-Christine Ferir, asegura que “la propagación del brote de Ébola hay que atribuirla a la movilidad de la población que asiste a los funerales sin las medidas de control adecuadas y al hecho de que la enfermedad todavía asusta a la población, que rechaza ser hospitalizada. Si no se adoptan medidas, esta epidemia va a seguir creciendo. El Ébola se ha convertido en un asunto de salud regional, por tanto es necesario que las autoridades nacionales y las organizaciones de ayuda internacional amplíen su respuesta para sensibilizar a la comunidad y enviar a más especialistas médicos a la región”.
Hasta ahora, la peor epidemia de Ébola registrada en toda la historia había sido la primera, registrada en 1976 en la zona de Yambuku, la actual República Democrática del Congo, que provocó 318 casos y 280 muertos. La irrupción de una enfermedad entonces desconocida hizo que aquel brote fuera el más mortífero, pues no se adoptaron a tiempo las medidas adecuadas para evitar el contagio. Sin embargo, la actual epidemia continúa su avance imparable pese a que la OMS, Médicos sin Fronteras y los respectivos Gobiernos han puesto en marcha toda una batería de medidas destinadas a la detección precoz, el aislamiento de los enfermos y la contención de la enfermedad. Por primera vez en la historia, una epidemia de Ébola golpea a la región de África occidental y a tres países a la vez. Los expertos ya lo advirtieron hace meses: “Será difícil de controlar”.
Gemma Domínguez, coordinadora médica de MSF en Guinea, atribuye este recrudecimiento de la epidemia al hecho de que “muchas familias afectadas pretendieron esconderse yéndose a otros lugares, como Télimélé, Boffa, Kouroussa y Dubreka, donde han aparecido nuevos focos. Y en Guéckédou se han seguido produciendo casos por la resistencia de la población". Y añade: "Por un lado hay una negación de la enfermedad, la gente opta por esconderse, y por otro una interpretación particular de lo que está pasando. Corren muchos rumores, hay gente que dice que MSF está propagando la enfermedad, que los vamos a matar, que provocamos los contagios en nuestro propio beneficio”. Y si no acuden a los centros de aislamiento, la dimensión de la epidemia aumenta.
La OMS ha llegado a la conclusión de que el
primer caso pudo tener lugar más de tres meses antes de que Guinea
informara a las autoridades sanitarias
La situación sigue siendo preocupante en Guinea, pues continúan produciéndose nuevos casos prácticamente cada día. De hecho, más de la mitad de los fallecidos, en concreto 173, proceden del distrito de Guéckédou, el lugar donde se sospecha que se originó el brote. Tras tres meses de investigación, los epidemiólogos de la OMS han llegado a la conclusión de que el primer caso pudo tener lugar el 2 de diciembre de 2013, es decir, más de tres meses antes de que Guinea informara a las autoridades sanitarias de que estábamos ante una epidemia de Ébola, declarada oficialmente con pruebas de laboratorio a mediados de marzo del presente año. De Guéckédou la enfermedad se propagó rápidamente a otras zonas de la Guinea Forestal, fundamentalmente Macenta y Kissidougou, para llegar con posterioridad hasta la capital del país, Conakry, donde se han producido 33 fallecidos. Por primera vez, el Ébola llegaba a una gran ciudad y la epidemia empezaba a adquirir tintes cada vez más alarmantes.
Sin embargo, el virus también se propagó hacia otros países. El 31 de marzo se anunciaba oficialmente la aparición de casos confirmados en Sierra Leona. En este país se han producido 97 casos y 49 muertes, aunque el brote parece estar por ahora prácticamente circunscrito a la zona de Kailahun, muy próxima a la frontera con Guinea en la zona de Guéckédou, donde se han detectado 92 de los 97 casos y 46 de las 49 muertes. Un total de 33 pacientes se encuentran en la actualidad recibiendo tratamiento en el centro de aislamiento habilitado en Kenema. En lo que respecta a Liberia, se han producido 33 casos y 24 muertes, sobre todo en los distritos de Lofa, fronterizo con Guinea, y Montserrado, donde se encuentra Monrovia, la capital del país. En esta ciudad se han producido siete de las 24 muertes, entre ellas una mujer y su bebé que viajaron desde Sierra Leona.
Desde mediados de marzo unas 3.000 personas han sido seguidas por las estructuras sanitarias de los respectivos países después de haber estado en contacto con pacientes que ya habían desarrollado la enfermedad. El Ébola que está golpeando a África occidental es una variante local de la cepa Zaire y presenta una letalidad próxima al 64%. La OMS no recomienda la prohibición de viajes ni el cierre de fronteras en estos tres países al considerar que estas medidas no contribuyen al control de la propagación del virus y, sin embargo, son muy perjudiciales para la población.
El Ébola es un virus que se encuentra de manera natural en ciertas especies de murciélago que habitan en las zonas boscosas de África. Desde su identificación en 1976 se han producido 18 brotes en países como la República Democrática del Congo, Gabón, Uganda y Sudán. Tras un periodo de incubación que puede ser de varios días hasta tres semanas, sus primeros síntomas son fiebre alta, dolores musculares, vómitos y diarreas, que pueden evolucionar rápidamente hacia hemorragias internas que, en muchos casos, provocan la muerte del paciente. Dado que no existe tratamiento conocido, los médicos hacen frente a este virus tratando de aliviar sus síntomas mediante el refuerzo del sistema inmunitario. Un alto porcentaje de los fallecidos es personal sanitario que ha estado en estrecho contacto con los pacientes sin haber adoptado las medidas adecuadas de prevención.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/06/20/actualidad/1403256396_189612.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario