Diez mitos a desmontar sobre la salud bucodental
El clásico desconocimiento o despreocupación por la salud bucodental en nuestro país ha multiplicado los errores y las creencias con escasa o nula base científica
FOTOLIA
El cuidado de la boca, dientes y encías está lleno de mitos que complican la salud bucodental.
Lo que mejor me va son los palillos de dientes después de las comidas
El uso de palillos o mondadientes, que no estén
específicamente diseñados para limpiar la placa entre los dientes, no es
aconsejable, ya que con él puede producirse lesión en el espacio entre
los dientes ocupado por la papila, de forma que se infringe un trauma
repetitivo que debe evitarse. La seda dental (si no hay apenas espacio entre los dientes) o el cepillo interproximal (si
entre los dientes hay suficiente espacio) son las opciones más
recomendadas para sustituir definitivamente la función de los palillos.
Eso sí, hay palillos dentales específicamente diseñados para la higiene
interdental, con eficacia demostrada en el control de placa interdental y
en la inflamación gingival.
Los cepillos duros y los enjuagues fuertes limpian mejor
Mayoritariamente se acepta que los cepillos duros son más
efectivos para eliminar la placa bacteriana y las manchas en los
dientes, pero esto no es necesariamente cierto. En realidad, el
cepillado con un cepillo de cerdas duras o el cepillado brusco o
traumático produce desgaste en el esmalte y retracción en las encías,
quedando expuesta la raíz de la pieza dental. Se puede obtener un cepillado eficaz con cepillos de consistencia suave o media.
Tampoco es del todo cierto que un enjuague bucal fuerte o con mucho
alcohol es indispensable para la salud de las encías; de hecho, los
enjuagues con alto contenido en alcohol pueden producir sequedad de los
tejidos orales al modificar la cantidad y calidad de la saliva.
El mal aliento está relacionado con problemas de estómago
La halitosis o mal aliento se origina en un 85-90% de las veces en la cavidad oral. El mal olor procede del metabolismo de las bacterias anaerobias que hay en la boca;
estas son capaces de degradar proteínas procedentes de las propias
células de nuestro organismo o de otras bacterias y de nuestra dieta,
produciéndose compuestos sulfurados volátiles. Una higiene oral
deficiente, especialmente entre los dientes, enfermedades en las encías
como la gingivitis y la periodontitis, y la presencia excesiva de
sustratos en la lengua son las causas más habituales de halitosis.
Mejor no cepillarme porque me sangran las encías
Una encía sana no debe sangrar y, si lo hace, es porque
algo no va bien. La mayoría de los pacientes atribuye el sangrado al
cepillarse al tipo de cepillo o a la técnica empleada, sin saber que la
causa del sangrado es una enfermedad de sus encías que debe ser tratada.
El sangrado de las encías es un signo de inflamación y de enfermedad.
Si se tiene “piorrea”, se pierden todos los dientes
La enfermedad periodontal conocida vulgarmente como
“piorrea” provoca la pérdida de hueso alrededor de los dientes. Sin el
tratamiento adecuado los dientes comienzan a moverse y se pierden, pero
actualmente el tratamiento de la periodontitis es altamente eficaz,
facilitando el manteniendo de los dientes durante toda la vida en la
mayor parte de los casos.
Cada embarazo un diente
La sabiduría popular advierte que cada embarazo cuesta un
diente. Pero si la mujer embarazada toma sencillas precauciones para su
cuidado dental, esto no debería suceder. En realidad, la pérdida de
dientes que se ha achacado al embarazo se debía a la presencia de caries
que, obviamente estaban ya presentes antes del embarazo. Lo que sí
provoca el embarazo en la boca es una mayor inflamación de las encías,
especialmente si las encías ya presentan inflamación antes del embarazo.
Es el sangrado de encías lo que lleva a la mujer al dentista durante el
embarazo, y es entonces cuando se detectan las caries que ya estaban
presentes, y lo que, en algunos casos, hace necesario la extracción de
los dientes afectados.
Con la edad, es normal que se pierdan dientes
La pérdida dental no es inherente a la edad del paciente,
es decir, no por el hecho de ser mayor o envejecer tenemos que estar
desdentados. Si se realiza una higiene dental e interdental correcta y
se acude al dentista con regularidad, probablemente podremos sonreír y
comer a gusto aún en edades avanzadas.
No me hago limpiezas porque estropean el esmalte
Los más nuevos aparatos sónicos y ultrasónicos producen
ondas vibratorias que rompen el cálculo dental (“sarro”) de la
superficie del diente sin afectar en absoluto el esmalte. Una limpieza dental o profilaxis profesional no daña el esmalte; al contrario, elimina la placa bacteriana y el cálculo adherido a la superficie dental.
No me coloco implantes por miedo al rechazo biológico
La mayor parte de los implantes dentales actuales están
fabricados de titanio quirúrgico, material que es absolutamente
biocompatible y con capacidad de integrarse en el hueso, siendo muy bien
tolerado por los tejidos blandos. El titanio es un metal que no ha demostrado ninguna reacción tóxica, ni irritativa sobre los tejidos vivos.
Hasta la actualidad no se ha identificado rechazo biológico de un
paciente hacia un implante; aunque pueden haber fracasos en la
oseointegración (proceso por el cual el implante se fija al hueso),
estos suelen ser escasos.
Como mis encías no me duelen, no necesito tratamiento
El hecho de no tener dolor en las encías no es signo de
salud bucodental. En los estadios iniciales de muchos trastornos
periodontales la enfermedad puede pasar desapercibida, sin síntomas
evidentes y cambios mínimos (por eso se llama a la periodontitis ‘la
enfermedad invisible’). Por ello, es muy importante que el dentista o el
periodoncista examine periódicamente sus encías para confirmar la salud
y prevenir el desarrollo de la enfermedad.
http://www.abc.es/salud/noticias/20140306/abci-mitos-boca-sana-201403061023.html
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