La ira no es el mejor compañero de nuestro corazón
La ira no es el mejor compañero de nuestro corazón. Los
ataques de ira pueden provocar ataques cardíacos, accidentes
cerebrovasculares y otros problemas cardiovasculares en las siguientes
dos horas, de acuerdo con el primer estudio que ha evaluado la relación
entre las emociones extremas y cualquier evento cardiovascular.
El estudio -una revisión sistemática de estudios previos- advierte que las dos horas siguientes a un arrebato de ira son claves en el riesgo de tener un problema cardiaco;
por ejemplo, el riesgo de un ataque al corazón o infarto de miocardio y
el de síndrome coronario agudo puede aumentar en casi cinco puntos
(4,74 %); el de accidente cerebrovascular en más de tres puntos (3,62%),
y el riesgo de arritmia ventricular también crece.
Los investigadores, cuyo trabajo se publica en «European Heart Journal»,
ha visto que el riesgo absoluto aumenta si además, coexisten factores
de riesgo, como antecedentes de problemas cardiovasculares o incluso una
tendencia a estar enojado.
Sin embargo, Elizabeth Mostofsky, de la Escuela de Salud Pública de Harvard y del Beth Israel Deaconess Medical Center,
en EE.UU. señala que «a pesar de que el riesgo de experimentar un
evento cardiovascular agudo con una sola explosión de ira es
relativamente bajo, éste se puede acumular en las personas que sufren frecuentes episodios de ira».
Mostofsky cree no obstante que esta información es
particularmente «importante» para aquellas personas que tienen «un mayor
riesgo debido a otros factores subyacentes o aquellos que ya han
sufrido un infarto, un ictus o tienen diabetes». Por ejemplo, una
persona sin muchos factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular,
que sufre sólo un episodio de ira al mes, tiene un pequeño riesgo adicional,
pero una persona con múltiples factores de riesgo o antecedentes de
infarto o ictus, y que se enoja con frecuencia, tiene un riesgo mucho
más alto.
Causa-efecto
Los investigadores reconocen que sus resultados no indican
necesariamente que la ira provoque los problemas cardiovasculares, sólo
que se asocian con ellos. Sin embargo, afirman que sus resultados son
bastante consistentes con todos los estudios analizados a pesar de que
algunos de ellos se llevaron a cabo hace más 18 años y en diferentes
países y grupos de personas.
Dirigidos por Murray Mittleman, los investigadores buscaron
estudios realizados entre enero de 1966 y junio 2013 sobre los vínculos
entre la ira y una serie de eventos cardiovasculares. En total se
incluyeron 4.546 casos de infarto, 462 casos de síndrome coronario
agudo, 590 casos de accidente cerebrovascular isquémico, 215 casos de
accidente cerebrovascular hemorrágico y 306 casos de arritmias.
Aunque había muchas diferencias entre los ensayos en
cuanto a la metodología y los protocolos, la evidencias señalaban hacia
un aumento en el riesgo de eventos cardiovasculares.
El estrés psicológico aumenta la frecuencia cardíaca y la tensión arterial y la resistencia vascular
Los autores creen que existen distintos mecanismos posibles
que relacionan los arrebatos de ira y los problemas cardiovasculares.
«Se ha demostrado que el estrés psicológico aumenta la frecuencia
cardíaca y la tensión arterial y la resistencia vascular». Y los cambios
en el flujo sanguíneo pueden causar trombos sanguíneos, además de
estimular las respuestas inflamatorias.
Desde luego, señala Mittleman, es importante saber que los
ataques de ira se asocian con un mayor riesgo de ataques al corazón,
derrame cerebral y arritmia porque los médicos podrían considerar este aspecto en el seguimiento de sus pacientes. Además, apunta algunos antidepresivos podrían mejorar el control de los impulsohttp://www.abc.es/salud/noticias/20140307/abci-corazon-infarto-201403062059.html
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