El valor terapéutico de la escritura: del diario al blog
Atrás quedó ese diario tan querido de nuestra infancia y adolescencia donde vertíamos sin pudor las vivencias del día a día. Hoy, algunas de esas confesiones tapadas con recelo en nuestros cuadernos se convierten en escaparates al ser reproducidas en el mundo virtual, especialmente a través de un blog, de alguna red social o de cualquier otra plataforma en Internet.
Contar una experiencia como el proceso de una enfermedad, una ruptura sentimental, o un recorrido hacia la búsqueda de trabajo en un blog puede servirnos para nuestro propio desahogo y también para ayudar a otros que estén en nuestra misma situación. Un fenómeno que cada vez cobra más protagonismo: hay infinitos, de cualquier temática (moda, tecnología, deportes, salud, etc), pero también los hay muy íntimos y personales. Y es en éstos donde debemos recalcar especialmente qué queremos conseguir.
"La escritura tiene un componente terapéutico", afirma a EL MUNDO Carme Sánchez, psicóloga clínica y subdirectora del Instituto de Sexología de Barcelona. Las personas al escribir suelen estructurar muy bien los pensamientos, y se dan cuenta de muchas emociones y limitaciones que tienen y de las que quizás no se hubieran percatado nunca al no escribirlas. "En terapia, suelo recomendar muchas veces que escriban lo que sienten", añade "Pero una cosa es hacerlo para nosotros, en soledad, y otra, colgarlo en la red. "Hay que tener en cuenta que cuando escribimos, queremos que alguien nos lea y hay personas que tienen la necesidad de compartirlo", comenta la experta.
Reconocer, expresar y compartir emociones
El psicólogo estadounidense Daniel Goleman acuñó, a mediados de los 90, el término 'Inteligencia Emocional', para referirse a la capacidad del ser humano para manejar y controlar sus emociones, algo que a priori puede resultar una de las mayores utopías del siglo XXI.
De este modo, Julia Vidal Fernández, psicóloga clínica, experta en ansiedad y estrés, y directora del Área Humana Psicología, asegura que "alguna de las características que tienen las personas con inteligencia emocional es la capacidad para reconocer y expresar las emociones. En principio, alguien que lo haga está mostrando parte de sí mismo". No es tarea fácil, ya que "no todos son capaces de hacerlo. Algunas personas niegan sus emociones, pues si las afloran se muestran algo desbordadas. O simplemente no han aprendido a identificarlas", subraya.
Sin embargo, el quid de la cuestión está en cómo y dónde expresemos esas emociones. Es decir, según apunta la especialista, expresarlas es bueno porque puede ayudar a ordenar lo que sentimos, a relajarnos, pero también es importante cómo y dónde se haga, pues parte de la inteligencia emocional es aprender a regular esas emociones. "Por ejemplo, si nos apetece llorar no lo hacemos en el cine de forma descontrolada, no es el lugar. No es lo mismo decir que te sientes mal a estar quejándote todo el tiempo y no hablar de otra cosa centrando tu vida sólo en eso que te ha pasado. Todo en su justa medida", asegura.
Los pros y los contras
Para Julia Vidal, expresar emociones asociadas a experiencias y compartirlas, te hace sentir bien. Hace que muchas personas se pongan en tu lugar, que empaticen contigo, ya que "simplemente con percibir esto sientes apoyo social, y también al entenderte y conocer tu situación puede llevar a que alguien te pueda ayudar", indica. Por otra parte, puede servir a otras personas, ya que al identificarse contigo y con tus vivencias puede favorecer el reconocimiento de sus propias emociones.
"Hay personas en Internet que son muy activas, muy buscadoras, y aunque no escriban sí leen y comentan", agrega Sánchez. Por ello, es muy importante la forma del escrito. "La finalidad y el tono del blog son muy importantes para ayudar a otras personas", afirma. Es fundamental que el tono del blog sea positivo, de superación, "no tanto de lamentaciones o recreándose en las heridas", aclara.
Además, aconseja esta especialista, en algunos textos de blogs puede ser recomendable que alguien, de forma objetiva, te diera su opinión. Pero en ocasiones, señala Vidal, no es bueno hacerlo a través de la Red, pues, aunque necesitabas expresarte, después te das cuenta que no era el medio adecuado, de que tras ese impulso, comprendes que no querías destaparte tanto ni a tanta gente. Por ello, es muy importante "tener en cuenta por qué quieres expresarlo. Esa sería la clave fundamental de todo", apunta.
Por otro lado, puede suceder que te acostumbres a ese medio como única forma de expresión, o que te refuerce tanto esa forma de hacerlo que te centres demasiado en esas emociones negativas. Y por último, comenta Vidal, hay que señalar que otras personas "necesitan" ser el centro de atención, tener notoriedad, y este rasgo no es bueno que reforzarlo en este sentido.
¿Por qué quiero hacerlo?
La clave está en preguntarse por qué se quiere hacer. Ambas expertas indican que es necesario, sobre todo, plantearse esta cuestión. ¿Qué consigues con ello? Si crees que las consecuencias para ti serán positivas, adelante, pero si no, es mejor pensar en otras vías. "No se debe ser impulsivo: hay que pensar en las consecuencias y la repercusión que va a tener para ti lo que estás contando en ese medio", señala Vidal.
En definitiva, reflexionar el porqué es importante para ti compartirlo con tanta gente, el porqué lo haces: "¿Quieres compartir una experiencia para la reflexión? ¿Es una experiencia de la que otros pueden aprender? ¿Estás atrapado en la necesidad de estar en un escaparate? Hay que pensar también si tienes otras opciones o realmente "necesitas" ésta. ¿Podrías conseguir sentirte bien de otro modo?", concluye la especialista.
Y finalmente, apunta por su parte Sánchez, es importante estar abiertos a las críticas: aceptar que puede gustar o no lo que escribes.
http://www.elmundo.es/salud/2014/03/17/5326b5b6268e3e9c218b456d.html
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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