Obsolescencia tecnológica
Es uno
de los tratamientos más utilizados contra el cáncer, aunque no goza de
la popularidad de la quimioterapia y, al contrario que el buen vino, no
mejora con la edad. La tecnología ha mejorado mucho los aceleradores
lineales que se utilizan para radiar los tumores malignos pero un 12% de
los equipos superan los 15 años de antigüedad, lo que hace necesaria su
sustitución por otros más recientes. Así lo ha advertido la Sociedad
Española de Oncología Radioterápica (SEOR) con motivo del Día Mundial
contra el Cáncer, celebrado el pasado 4 de febrero.
Aunque la SEOR sabe dónde están dichos equipos, prefiere no hacerlo público "para no asustar a los pacientes", según explica José López Torrecilla, presidente de la SEOR y jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General Universitario de Valencia. Sin embargo, sí han hecho llegar su informe a las autoridades sanitarias y, reconoce, les preocupa que la crisis económica retrase su sustitución.
"Es un proceso largo, porque conlleva hacer un concurso, seleccionar un proveedor e instalar los equipos, lo que tardaría en torno a dos años", apunta el especialista. La situación de la radioterapia es, no obstante, "buena" en España, según este médico, que apunta a que el porcentaje de aparatos que deberían haber sido jubilados es pequeño. Pero la cifra de los que requieren una retirada relativamente temprana (los que superan los 10 años de edad, pero no han pasado los 15) es más elevada y llega al 30%, porcentaje similar al de los equipos en mejores condiciones, aquellos puestos en marcha hace menos de cinco años.
El especialista aclara que un uso de equipos antiguos no supone un riesgo para la seguridad del paciente, pero sí más posibilidades de toxicidad. "Cuanto más sofisticado es el equipo, más precisión, por lo que los márgenes de seguridad son más pequeños", aclara. En otras palabras, con equipos antiguos es más probable que se afecte más tejido sano. Sin embargo, las posibilidades de curación no varían por utilizar unos u otros.
La SEOR ha aprovechado la conmemoración del Día Mundial del Cáncer -que se instauró en el año 2000 con el objetivo de aumentar la concienciación y movilizar a la sociedad para avanzar en la prevención y control de esta enfermedad - para reivindicar una especialidad que consideran la gran olvidada del tratamiento contra el cáncer. Para López Torrecilla, detrás de este hecho hay varias explicaciones y una de las más importantes es precisamente la poca importancia que se le da en la propia carrera de Medicina. "Se le dedican cinco horas de todo un cuatrimestre dentro de la Radiología", señala.
Sin embargo cree que, a la hora de tratar el cáncer, los especialistas sí tienen en cuenta el valor de una técnica por la que pasa más del 50% de los pacientes oncológicos. "No es conocida por la sociedad, pero sí por los médicos", comenta y señala que, en ese sentido, los más conocidos son los oncólogos clínicos. "Los cirujanos también son importantes", apunta.
Entre las grandes contribuciones de la radioterapia, López Torrecilla destaca la conservación de la mama en el cáncer más frecuente en la mujer. "Hace relativamente poco, la única alternativa era la mastectomía; ahora en más del 80% de los caso se hace una extirpación local y después se irradia la zona y el pecho se conserva, lo que es muy importante para la calidad de vida y el aspecto de la paciente", recalca.
Y añade otro tumor para el que la radioterapia es de vital importancia: el de próstata. "mucha gente no sabe que puede ser alternativa a la cirugía, obteniendo los mismos índices de curación y evitando al paciente efectos secundarios como la incontinencia y la impotencia", concluye.
"En muchos tumores, tras el diagnóstico, la radioterapia es una opción de tratamiento y es bueno que el paciente piense que ante un cáncer la extirpación no es la única vía", señala. Según este experto, "la coyuntura económica ha retrasado la renovación de equipos de tratamiento y la estandarización de los sistemas de información en todos los servicios de Oncología Radioterápica", ya que las inversiones en esta área obligan a un desembolso importante cuando se instalan o renuevan servicios, debido al coste de los equipos de tratamiento, planificación o simulación.
Aunque la SEOR sabe dónde están dichos equipos, prefiere no hacerlo público "para no asustar a los pacientes", según explica José López Torrecilla, presidente de la SEOR y jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General Universitario de Valencia. Sin embargo, sí han hecho llegar su informe a las autoridades sanitarias y, reconoce, les preocupa que la crisis económica retrase su sustitución.
"Es un proceso largo, porque conlleva hacer un concurso, seleccionar un proveedor e instalar los equipos, lo que tardaría en torno a dos años", apunta el especialista. La situación de la radioterapia es, no obstante, "buena" en España, según este médico, que apunta a que el porcentaje de aparatos que deberían haber sido jubilados es pequeño. Pero la cifra de los que requieren una retirada relativamente temprana (los que superan los 10 años de edad, pero no han pasado los 15) es más elevada y llega al 30%, porcentaje similar al de los equipos en mejores condiciones, aquellos puestos en marcha hace menos de cinco años.
El especialista aclara que un uso de equipos antiguos no supone un riesgo para la seguridad del paciente, pero sí más posibilidades de toxicidad. "Cuanto más sofisticado es el equipo, más precisión, por lo que los márgenes de seguridad son más pequeños", aclara. En otras palabras, con equipos antiguos es más probable que se afecte más tejido sano. Sin embargo, las posibilidades de curación no varían por utilizar unos u otros.
La SEOR ha aprovechado la conmemoración del Día Mundial del Cáncer -que se instauró en el año 2000 con el objetivo de aumentar la concienciación y movilizar a la sociedad para avanzar en la prevención y control de esta enfermedad - para reivindicar una especialidad que consideran la gran olvidada del tratamiento contra el cáncer. Para López Torrecilla, detrás de este hecho hay varias explicaciones y una de las más importantes es precisamente la poca importancia que se le da en la propia carrera de Medicina. "Se le dedican cinco horas de todo un cuatrimestre dentro de la Radiología", señala.
Sin embargo cree que, a la hora de tratar el cáncer, los especialistas sí tienen en cuenta el valor de una técnica por la que pasa más del 50% de los pacientes oncológicos. "No es conocida por la sociedad, pero sí por los médicos", comenta y señala que, en ese sentido, los más conocidos son los oncólogos clínicos. "Los cirujanos también son importantes", apunta.
Entre las grandes contribuciones de la radioterapia, López Torrecilla destaca la conservación de la mama en el cáncer más frecuente en la mujer. "Hace relativamente poco, la única alternativa era la mastectomía; ahora en más del 80% de los caso se hace una extirpación local y después se irradia la zona y el pecho se conserva, lo que es muy importante para la calidad de vida y el aspecto de la paciente", recalca.
Y añade otro tumor para el que la radioterapia es de vital importancia: el de próstata. "mucha gente no sabe que puede ser alternativa a la cirugía, obteniendo los mismos índices de curación y evitando al paciente efectos secundarios como la incontinencia y la impotencia", concluye.
"En muchos tumores, tras el diagnóstico, la radioterapia es una opción de tratamiento y es bueno que el paciente piense que ante un cáncer la extirpación no es la única vía", señala. Según este experto, "la coyuntura económica ha retrasado la renovación de equipos de tratamiento y la estandarización de los sistemas de información en todos los servicios de Oncología Radioterápica", ya que las inversiones en esta área obligan a un desembolso importante cuando se instalan o renuevan servicios, debido al coste de los equipos de tratamiento, planificación o simulación.
http://www.diariodesevilla.es/article/salud/1704660/obsolescencia/tecnologica.html
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