El índice de masa corporal engaña
Hasta un 29% de las personas que son delgadas según su índice de masa corporal (IMC), serían en verdad obesas si se atendiera a su cantidad de grasa, según un estudio con 6.000 personas que ha hecho la Universidad de Navarra. El trabajo es un último aviso para que la medición de un problema de salud público tan grave como la obesidad o el sobrepeso (se calcula que alrededor del 40% de los españoles está en alguna de esas categorías) se haga en función de otros parámetros.
El IMC tiene una ventaja: se calcula de manera muy fácil. Basta con dividir el peso en kilos entre el cuadrado de la altura en metros. O, para hacerlo fácil, se puede dividir el peso entre la altura, y el resultado dividirlo otra vez entre la altura. Por ejemplo, para una persona de 70 kilogramos y 1,70 metros, su IMC es 24,2: normal.
Los resultados de este índice son fáciles de comparar. Si es menos de 15 se tiene infrapeso; entre 15 y 18,50, delgadez; entre 18,5 y 25, se está normal; de 25 a 30 se tiene sobrepeso, y, a partir de ahí se está obeso.
Pero, como han visto los investigadores, esto no es así. “Comprobamos que el método del IMC ofrece una altísima tasa de error en el diagnóstico de personas obesas”, advierte Javier Gómez Ambrosi, investigador del Laboratorio de Investigación Metabólica de la Clínica, grupo liderado por la doctora Gema Frühbeck, directora del Laboratorio y presidenta de la Sociedad Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO).
Otro ejemplo: el 80% de los que entran en la categoría del sobrepeso estarían en verdad obesos.
Para llegar a estas conclusiones los investigadores midieron el porcentaje de grasa corporal.
El error no es inocuo. “Hemos demostrado que estos sujetos considerados delgados o con sobrepeso, que realmente tienen un porcentaje elevado de grasa, presentan elevadas cifras de presión arterial, glucosa, insulina, así como de colesterol, triglicéridos y marcadores de inflamación”, dice Gómez Ambrosi. En este sentido, el especialista destaca que “todos estos biomarcadores revelan unas consecuencias negativas en la salud de personas en las que se están obviando estos factores de riesgo porque son consideradas delgadas o, como mucho, con sobrepeso según su IMC y en las que, por tanto, no se están valorando ni midiendo estos indicadores de riesgo”.
El problema es que frente a la simplicidad de la medición del IMC, que todo el mundo puede hacer fácilmente, para utilizar este método hace falta una tecnología complicada. Pero el estudio remacha una idea que ya estaba presente en otros estudios. Hace años que os especialistas proponen medir la circunferencia abdominal para saber si se está correctamente alimentado. Esto tampoco es fácil (depende de dónde se ponga la cinta).
Por eso los investigadores han desarrollado una fórmula que permite calcular de manera aproximada el porcentaje de grasa corporal: http://care.diabetesjournals.org/content/suppl/2011/12/13/dc11-1334.DC1/DC111334SupplementaryData2.xls
Una persona tiene una composición de grasa corporal normal cuando presenta un índice por debajo del 20% en hombres y del 30% en mujeres; tiene sobrepeso cuando el valor de su ecuación se sitúa entre un 20 y un 25% en varones y entre un 30 y un 35% en mujeres y se consideran obesos los hombres con un índice por encima del 25% y las mujeres con más del 35% de composición de grasa corporal. Cuestión de meter los datos, y pegarse un disgusto.
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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