Un viejo fármaco contra el Parkinson, la última esperanza contra la esclerosis
A veces la ciencia juega por vericuetos intrincados y un viejo fármaco obtiene una segunda oportunidad inesperada. Un ensayo con ratones publicado en la revista 'Nature' es un buen ejemplo de ello: la benzotropina, un antiguo tratamiento contra el Parkinson (que apenas se usa ya en España), ha demostrado una inesperada actividad contra la esclerosis múltiple, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a dos millones de personas en todo el mundo.
Aunque no se conoce exactamente la causa de la enfermedad, sí se sabe que son las propias células T del sistema inmune las que se 'infiltran' en el cerebro del paciente hasta destruir la mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas (igual que el protector de plástico recubre el cobre de los cables). Con la mielina destruida, la transmisión de información en el cerebro se entorpece y el paciente va perdiendo el control de sus funciones vitales progresivamente (debilidad muscular, pérdida de control de los esfínteres, dificultades de habla y lenguaje...).
Hasta ahora, todos los tratamientos disponibles para paliar los síntomas (ninguno es curativo) tratan de evitar ese ataque autoinmune. Sin embargo, lo que los científicos del Instituto Scrippts de Investigación (en California, EEUU) han conseguido es demostrar que una terapia ya disponible en el mercado (aunque muy poco usado contra Parkinson por sus efectos secundarios) es capaz de regenerar una población de células implicadas en la reparación de la mielina.
De momento los resultados se han logrado sólo en ratones, y el fármaco en cuestión (benzotropina) no está exento de riesgos, por lo que es pronto para echar las campanas al vuelo, pero es probablemente la primera vez que una sustancia demuestra una capacidad remielinizante de esta magnitud. Incluso cuando se administró a dosis muy bajas, en combinación con otro fármaco contra la esclerosis (fingolimod), los investigadores pudieron reducir un 90% la dosis de este tratamiento logrando los mismos efectos contra la progresión de la esclerosis.
Optimismo y cautela
"Es un trabajo muy interesante", explica a ELMUNDO.es José López Barneo, uno de los jefes de grupo del CIBERNED; "es una reacción muy inesperada pero al tratarse de un fármaco ya autorizado abre la puerta y acelera la posibilidad de nuevos ensayos clínicos", señala el también director del Instituto de Biomedicina de Sevilla.
Su colega Ester Moral, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica que la benzotropina es un tratamiento en desuso para el Parkinson por sus efectos secundarios. Por eso, aunque coincide en que habrá que seguir esta línea de investigación es cauta: "Extrapolar los resultados a humanos es muy prematuro. Va a pasar mucho tiempo antes de que veamos resultados", apunta.
El hallazgo es el fruto de un trabajo metódico, en el que los investigadores bucearon en una 'biblioteca' de más de 100.000 compuestos en busca de alguno capaz de generar oligodendrocitos, las células encargadas de fabricar y mantener la mielina que recubre y protege las células nerviosas. Por alguna razón que se desconoce, los pacientes con esclerosis sí tienen células precursoras de oligondendrocitos, pero éstos no son capaces de madurar hacia oligodendrocitos plenamente funcionales.
Como explica Vishal Deshmukh, uno de los autores, descubrir que un fármaco ya autorizado era uno de los que más estimulaba la producción de oligodendrocitos ya maduros fue toda una sorpresa. "Y además, significaba que podíamos avanzar más rápido", apunta. Sin embargo, antes de iniciar los ensayos clínicos en humanos, quieren conocer mejor el mecanismo 'remielinizador' de este medicamento, y seguir buscando en esa macrobiblioteca otros potenciales candidatos.
En un comentario en la misma revista, los alemanes Hartmut Wekerle y Edgar Meinl coinciden en que el hallazgo abre nuevas oportunidades terapéuticas para los pacientes con esclerosis, aunque subrayan que aún hay cuestiones que resolver. La primera, y más evidente, es si el compuesto tendrá la misma capacidad para regenerar estas células en humanos. Además, añaden, habrá que ver si la remielinización de las fibras nerviosas se traduce -en pacientes con esclerosis- en una mejoría o reversión de sus síntomas. "Hasta ahora ningún otro fármaco de esta misma familia (inhibidores de la acetilcolina) había demostrado este efecto en las células precursoras de oligodendrocitos", apunta López Barneo en la misma línea.
Teniendo en cuenta los efectos secundarios ya conocidos de este fármaco contra el Parkinson (taquicardia, psicosis, vómitos, fiebre, sequedad de boca, retención de orina...), ambos autores apuestan por "seguir buscando sustancias con sus mismas virtudes -reparar la actividad de la mielina-, pero sin su lado oscuro".
"La esclerosis múltiple es un campo que ha avanzado mucho en los últimos 18 años", resume la doctora Moral, "ésta no es la única vía de investigación, de hecho hay algunas cosas muy prometedoras en fases más avanzadas que podrían dar resultados en los próximos cinco años".
A veces la ciencia juega por vericuetos intrincados y un viejo fármaco obtiene una segunda oportunidad inesperada. Un ensayo con ratones publicado en la revista 'Nature' es un buen ejemplo de ello: la benzotropina, un antiguo tratamiento contra el Parkinson (que apenas se usa ya en España), ha demostrado una inesperada actividad contra la esclerosis múltiple, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a dos millones de personas en todo el mundo.
Aunque no se conoce exactamente la causa de la enfermedad, sí se sabe que son las propias células T del sistema inmune las que se 'infiltran' en el cerebro del paciente hasta destruir la mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas (igual que el protector de plástico recubre el cobre de los cables). Con la mielina destruida, la transmisión de información en el cerebro se entorpece y el paciente va perdiendo el control de sus funciones vitales progresivamente (debilidad muscular, pérdida de control de los esfínteres, dificultades de habla y lenguaje...).
Hasta ahora, todos los tratamientos disponibles para paliar los síntomas (ninguno es curativo) tratan de evitar ese ataque autoinmune. Sin embargo, lo que los científicos del Instituto Scrippts de Investigación (en California, EEUU) han conseguido es demostrar que una terapia ya disponible en el mercado (aunque muy poco usado contra Parkinson por sus efectos secundarios) es capaz de regenerar una población de células implicadas en la reparación de la mielina.
De momento los resultados se han logrado sólo en ratones, y el fármaco en cuestión (benzotropina) no está exento de riesgos, por lo que es pronto para echar las campanas al vuelo, pero es probablemente la primera vez que una sustancia demuestra una capacidad remielinizante de esta magnitud. Incluso cuando se administró a dosis muy bajas, en combinación con otro fármaco contra la esclerosis (fingolimod), los investigadores pudieron reducir un 90% la dosis de este tratamiento logrando los mismos efectos contra la progresión de la esclerosis.
Optimismo y cautela
"Es un trabajo muy interesante", explica a ELMUNDO.es José López Barneo, uno de los jefes de grupo del CIBERNED; "es una reacción muy inesperada pero al tratarse de un fármaco ya autorizado abre la puerta y acelera la posibilidad de nuevos ensayos clínicos", señala el también director del Instituto de Biomedicina de Sevilla.
Su colega Ester Moral, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica que la benzotropina es un tratamiento en desuso para el Parkinson por sus efectos secundarios. Por eso, aunque coincide en que habrá que seguir esta línea de investigación es cauta: "Extrapolar los resultados a humanos es muy prematuro. Va a pasar mucho tiempo antes de que veamos resultados", apunta.
El hallazgo es el fruto de un trabajo metódico, en el que los investigadores bucearon en una 'biblioteca' de más de 100.000 compuestos en busca de alguno capaz de generar oligodendrocitos, las células encargadas de fabricar y mantener la mielina que recubre y protege las células nerviosas. Por alguna razón que se desconoce, los pacientes con esclerosis sí tienen células precursoras de oligondendrocitos, pero éstos no son capaces de madurar hacia oligodendrocitos plenamente funcionales.
Como explica Vishal Deshmukh, uno de los autores, descubrir que un fármaco ya autorizado era uno de los que más estimulaba la producción de oligodendrocitos ya maduros fue toda una sorpresa. "Y además, significaba que podíamos avanzar más rápido", apunta. Sin embargo, antes de iniciar los ensayos clínicos en humanos, quieren conocer mejor el mecanismo 'remielinizador' de este medicamento, y seguir buscando en esa macrobiblioteca otros potenciales candidatos.
En un comentario en la misma revista, los alemanes Hartmut Wekerle y Edgar Meinl coinciden en que el hallazgo abre nuevas oportunidades terapéuticas para los pacientes con esclerosis, aunque subrayan que aún hay cuestiones que resolver. La primera, y más evidente, es si el compuesto tendrá la misma capacidad para regenerar estas células en humanos. Además, añaden, habrá que ver si la remielinización de las fibras nerviosas se traduce -en pacientes con esclerosis- en una mejoría o reversión de sus síntomas. "Hasta ahora ningún otro fármaco de esta misma familia (inhibidores de la acetilcolina) había demostrado este efecto en las células precursoras de oligodendrocitos", apunta López Barneo en la misma línea.
Teniendo en cuenta los efectos secundarios ya conocidos de este fármaco contra el Parkinson (taquicardia, psicosis, vómitos, fiebre, sequedad de boca, retención de orina...), ambos autores apuestan por "seguir buscando sustancias con sus mismas virtudes -reparar la actividad de la mielina-, pero sin su lado oscuro".
"La esclerosis múltiple es un campo que ha avanzado mucho en los últimos 18 años", resume la doctora Moral, "ésta no es la única vía de investigación, de hecho hay algunas cosas muy prometedoras en fases más avanzadas que podrían dar resultados en los próximos cinco años".
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/10/09/neurociencia/1381338452.html
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