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domingo, 9 de diciembre de 2012

Los linfoma no Hodgkin (o LNH) son un grupo de enfermedades cancerosas del sistema linfático.

Los linfoma no Hodgkin (o LNH) son un grupo de enfermedades cancerosas del sistema linfático.
Reciben esta denominación para diferenciarlas de otro cáncer linfático muy frecuente: la enfermedad de Hodgkin.
El sistema linfático se halla repartido por todo el organismo (ganglios, bazo, timo, amígdalas, médula ósea, vasos linfáticos). Los linfocitos son células producidas por el sistema linfático que recorren todo el organismo a través de los vasos linfáticos y los vasos sanguíneos, siendo los responsable de la defensa del organismo contra las infecciones. En los LNH, un determinado tipo de linfocito se reproduce de forma incontrolada, causando con el tiempo el aumento de tamaño del órgano en el que se producen. Dado que el tejido linfático se encuentra en todo el cuerpo, los linfomas pueden aparecer en cualquier parte del organismo y, a partir de ellos, diseminarse al hígado y a otros órganos y tejidos.El linfoma más habitual entre los adultos es el denominado linfoma difuso de células grandes pero existen otros muchos tipos (linfoblástico, de Burkitt, de células del manto, folicular, esplénico, linfocítico, linfoplasmocitoide, tipo MALT, de Sézary o micosis fungoide, entre otros).
La incidencia de los LNH es de 30 a 70 nuevos caso por millón de habitantes y año. Son algo más frecuentes entre los hombres y entre pacientes con enfermedades del sistema inmune (SIDA, inmunodeficiencias, receptores de trasplantes de órganos, enfermedades autoinmunes), infecciones (gastritis por Helicobacter, virus de Epstein Barr), y pacientes tratados con quimioterapia o radioterapia.
 


Principales síntomas

Los síntomas de los LNH son muy variables y dependen de cada tipo específico de linfoma. Los más habituales son: hinchazón sin dolor de los ganglios, fiebre, sudación nocturna, pérdida de peso, fatiga e infecciones de repetición. También pueden producirse manifestaciones como consecuencia del crecimiento del tamaño del bazo (molestias abdominales), de la compresión de un órgano por un tumor de gran tamaño (tos, dolor lumbar o abdominal), o del mal funcionamiento de un órgano por su infiltración por las células cancerosas.
Estudio
El diagnóstico de LNH se efectúa mediante la biopsia de uno de los ganglios que han aumentado de tamaño y deberá completarse mediante el estudio de extensión de la enfermedad (exploraciones encaminadas a averiguar cuántos territorios ganglionares se hallan afectos). Para ello deberán efectuarse análisis de sangre, una o varias pruebas de imagen (radiografías, ecografía, gammagrafía, escáner y/o resonancia magnética) y una biopsia medular (biopsia del hueso de la cadera) para poder valorar el estado de la médula ósea.

Tratamiento

Al igual que los síntomas, el tratamiento de los LNH es variable en función del tipo de linfoma, la edad y el estado general del paciente, la extensión de la enfermedad y la progresión de la misma.
 Como norma general, los linfomas denominados indolentes (o de bajo grado de malignidad) se hallan muy extendidos por el organismo, tienen una muy lenta evolución, por lo que pueden no requerir tratamiento inmediato tras el diagnóstico de la enfermedad, y responden mal a las quimioterapias habituales. Contrariamente, los linfomas agresivos (o de alto grado de malignidad) pueden estar más localizados, tienen una evolución más rápida, hecho que obliga a tratarlos rápidamente, y responden muy bien al tratamiento, siendo frecuente alcanzar la remisión completa de la enfermedad (ausencia de síntomas y de enfermedad demostrable empleando los métodos de estudio de extensión antes citados) y en muchos casos la curación de la misma.
 Cuando se requiere tratamiento, lo más habitual es administrar una quimioterapia que asocie varios fármacos efectivos contra las células cancerosas, administrados cada 3-4 semanas, y con un total de entre 6 y 8 ciclos. En ocasiones se asocia radioterapia a la quimioterapia para controlar tumores de gran tamaño.
 En los últimos años se están empleando con frecuencia creciente los denominados anticuerpos monoclonalespara tratar a estos pacientes. Estos agentes han sido diseñados para atacar directamente a las células enfermas y, por lo tanto, son menos tóxicos que la quimioterapia con las células sanas.
 En muchos pacientes estos tratamientos son suficientes para controlar la enfermedad; en otros es necesario recurrir a terapias más intensivas como el trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos. Sólo de forma excepcional deberá recurrirse a un trasplante alogénico a partir de un donante histocompatible.
http://www.fcarreras.org/es/linfomas-no-hodgkin_1851

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