GASTRONOMÍA INSÓLITA: BalutEl sudeste asiático es uno de los destinos que depara mayores sorpresas al curioso viajero. Culturas milenarias y usos ancestrales, extrañas al mundo occidental, hacen del viaje una experiencia rica, llena de momentos diversos, nuevos y extraños para el turista.
Quizá entre todas las costumbres ajenas a nuestra cotidianeidad, las que están relacionadas con los hábitos alimenticios, la gastronomía local y los alimentos nativos, sean las que proporciona al trotamundos las emociones más contradictorias.
Es el caso de uno de los platos típicos más “recomendados” de la zona. Vietnam, Laos, Camboya y sobre todo Filipinas coinciden en una delicia gastronómica que, a la mayoría de los occidentales les resulta repugnante. Sin embargo, en estos países el Balut no sólo es un plato típico, también es un manjar exquisito y uno de los platos más habituales.
El Balut no es otra cosa que un huevo de pato con el embrión dentro, bien formadito y que se presenta cocido, como los huevos duros que usamos en nuestras ensaladas o que rellenamos con atún, lechuga y mayonesa. La apariencia exterior es la misma, sólo que la sorpresa llega cuando lo abres y el pollito aparece, cocido y plegado, esperando a ser engullido.
Su alto contenido proteínico lo ha convertido en un alimento básico de muchas dietas asiáticas y en no pocos países es considerado, además, como una receta afrodisíaca y un potente tónico. La palabra “balut”, empleada para designarlo, procede del filipino y significa “envuelto”.
Si viajas por Camboya, Filipinas o Vietnam te será bien fácil encontrarlos en los puestos callejeros, donde los vendedores ambulantes te lo darán a probar por poquísimo dinero.
No obstante, el Balut ha conseguido hacerse un sitio en la alta cocina y ahora es un plato que ocupa un puesto de honor en las cartas de los restaurantes más afamados. En esos casos el precio puede resultar exorbitante, pero podrás degustarlo a la manera tradicional o como ingrediente de otros platos: en tortilla, adobado, como relleno…
Quizá entre todas las costumbres ajenas a nuestra cotidianeidad, las que están relacionadas con los hábitos alimenticios, la gastronomía local y los alimentos nativos, sean las que proporciona al trotamundos las emociones más contradictorias.
Es el caso de uno de los platos típicos más “recomendados” de la zona. Vietnam, Laos, Camboya y sobre todo Filipinas coinciden en una delicia gastronómica que, a la mayoría de los occidentales les resulta repugnante. Sin embargo, en estos países el Balut no sólo es un plato típico, también es un manjar exquisito y uno de los platos más habituales.
Vendedor ambulante
El Balut no es otra cosa que un huevo de pato con el embrión dentro, bien formadito y que se presenta cocido, como los huevos duros que usamos en nuestras ensaladas o que rellenamos con atún, lechuga y mayonesa. La apariencia exterior es la misma, sólo que la sorpresa llega cuando lo abres y el pollito aparece, cocido y plegado, esperando a ser engullido.Su alto contenido proteínico lo ha convertido en un alimento básico de muchas dietas asiáticas y en no pocos países es considerado, además, como una receta afrodisíaca y un potente tónico. La palabra “balut”, empleada para designarlo, procede del filipino y significa “envuelto”.
Si viajas por Camboya, Filipinas o Vietnam te será bien fácil encontrarlos en los puestos callejeros, donde los vendedores ambulantes te lo darán a probar por poquísimo dinero.
No obstante, el Balut ha conseguido hacerse un sitio en la alta cocina y ahora es un plato que ocupa un puesto de honor en las cartas de los restaurantes más afamados. En esos casos el precio puede resultar exorbitante, pero podrás degustarlo a la manera tradicional o como ingrediente de otros platos: en tortilla, adobado, como relleno…
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