Genitales por duplicado
Los llamados conductos de Müller son responsables de la formación de los genitales en el embrión. Para ello deben fusionarse, ya que si no lo hace la mujer puede nacer con dos vaginas y dos úteros. Y ésta es sólo una de las múltiples malformaciones genitales que sufre el 3% de la población femenina
Tener los genitales por «duplicado»: dos úteros con sus dos cuellos, dos conductos vaginales separados por un tabique, es posible. Poco frecuente, no obstante, pero existe. Se trata de una malformación denominada útero didelfo, y salió a la luz recientemente en los medios cuando una joven británica de 18 años concedió una entrevista en una cadena de televisión.
Y esta condición es sólo una de las malformaciones que sufre el tres por ciento de la población femenina, y una de las clasificadas como grave. Óscar Martínez, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid explica que «en el desarrollo embrionario de la mujer se produce una fusión de los llamados conductos de Müller, que son dos y son responsables de la formación del útero, las trompas de Falopio, y el tercio superior de la vagina. Si esa fusión no se produce correctamente, entonces da lugar a una malformación de diversa índole». Léase, que no se desarrolle alguna de las partes (cuello uterino, trompas, etc.), que en la unión de los conductos no se produzca una reabsorción completa y queden dos cavidades en el útero separadas por un tabique (septos) o simplemente que en lugar de la clásica forma de pera, tenga la de un corazón. En el caso del útero didelfo, éste se desencadena precisamente porque ni siquiera llega a producirse dicha fusión y los conductos están completamente separados. De ahí la duplicidad de cavidades uterinas y de cérvix.
Penetrar... ¿por dónde?
La pregunta que se hacen muchos es si con dos vaginas y dos úteros la mujer puede perder la virginidad dos veces. Y la respuesta es no, pese a que la joven británica afirmara en pantalla que así había sido. «Muchas féminas ni siquiera saben que tienen dos vaginas. El tabique normalmente está «partido» o duplicado en el tercio superior, no en el inferior (más cerca de la vagina) por lo que generalmente sólo hay un himen».
Que ningún hombre piense que por el hecho de tener dos vaginas se puede elegir por cuál de ellas penetrar a la pareja en caso de que ésta sufriera la cuanto menos curiosa condición, puesto que «el tabique es mucosa y es muy flexible, y con la penetración se «acopla». Además, generalmente se penetra por el mismo lado y termina por dilatarse y hacerse más grande que el otro conducto. Lo mismo ocurre al introducir un tampón. Que, por cierto, para las mentes pensantes, no es necesario utilizar dos. De hecho, según el experto muchas mujeres no se dan cuenta de que tienen genitales duplicados. Es cuando les realizan una citología en el ginecólogo cuando reciben la noticia, pero no porque sufran síntomas o molestias.
Sin embargo, donde sí pueden desencadenarse problemas es en el embarazo. Porque «tienen más riesgo de aborto y de parto prematuro porque los dos hemiúteros son más pequeños y también es más frecuente el parto de nalgas debido a que el útero no tiene una forma normal. Piensen en que el bebé tuviera que atravesar una puerta en la que hay una barra de arriba abajo». Martínez añade que, entre otros problemas postparto destaca también el hecho de que «el útero tarda más en contraerse después del alumbramiento y son más frecuentes las patologías obstétricas».
En cuanto al tratamiento, el médico será quien decida si la paciente debe pasar por quirófano o si, por el contrario, no hay peligro y la fémina puede llevar una vida normal.
Tener los genitales por «duplicado»: dos úteros con sus dos cuellos, dos conductos vaginales separados por un tabique, es posible. Poco frecuente, no obstante, pero existe. Se trata de una malformación denominada útero didelfo, y salió a la luz recientemente en los medios cuando una joven británica de 18 años concedió una entrevista en una cadena de televisión.
Y esta condición es sólo una de las malformaciones que sufre el tres por ciento de la población femenina, y una de las clasificadas como grave. Óscar Martínez, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid explica que «en el desarrollo embrionario de la mujer se produce una fusión de los llamados conductos de Müller, que son dos y son responsables de la formación del útero, las trompas de Falopio, y el tercio superior de la vagina. Si esa fusión no se produce correctamente, entonces da lugar a una malformación de diversa índole». Léase, que no se desarrolle alguna de las partes (cuello uterino, trompas, etc.), que en la unión de los conductos no se produzca una reabsorción completa y queden dos cavidades en el útero separadas por un tabique (septos) o simplemente que en lugar de la clásica forma de pera, tenga la de un corazón. En el caso del útero didelfo, éste se desencadena precisamente porque ni siquiera llega a producirse dicha fusión y los conductos están completamente separados. De ahí la duplicidad de cavidades uterinas y de cérvix.
Penetrar... ¿por dónde?
La pregunta que se hacen muchos es si con dos vaginas y dos úteros la mujer puede perder la virginidad dos veces. Y la respuesta es no, pese a que la joven británica afirmara en pantalla que así había sido. «Muchas féminas ni siquiera saben que tienen dos vaginas. El tabique normalmente está «partido» o duplicado en el tercio superior, no en el inferior (más cerca de la vagina) por lo que generalmente sólo hay un himen».
Que ningún hombre piense que por el hecho de tener dos vaginas se puede elegir por cuál de ellas penetrar a la pareja en caso de que ésta sufriera la cuanto menos curiosa condición, puesto que «el tabique es mucosa y es muy flexible, y con la penetración se «acopla». Además, generalmente se penetra por el mismo lado y termina por dilatarse y hacerse más grande que el otro conducto. Lo mismo ocurre al introducir un tampón. Que, por cierto, para las mentes pensantes, no es necesario utilizar dos. De hecho, según el experto muchas mujeres no se dan cuenta de que tienen genitales duplicados. Es cuando les realizan una citología en el ginecólogo cuando reciben la noticia, pero no porque sufran síntomas o molestias.
Sin embargo, donde sí pueden desencadenarse problemas es en el embarazo. Porque «tienen más riesgo de aborto y de parto prematuro porque los dos hemiúteros son más pequeños y también es más frecuente el parto de nalgas debido a que el útero no tiene una forma normal. Piensen en que el bebé tuviera que atravesar una puerta en la que hay una barra de arriba abajo». Martínez añade que, entre otros problemas postparto destaca también el hecho de que «el útero tarda más en contraerse después del alumbramiento y son más frecuentes las patologías obstétricas».
En cuanto al tratamiento, el médico será quien decida si la paciente debe pasar por quirófano o si, por el contrario, no hay peligro y la fémina puede llevar una vida normal.
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