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miércoles, 24 de abril de 2013

ADIOS PRINCESA. LIBRO DE DAVID ROCASOLANO

ADIOS PRINCESA. LIBRO DE DAVID ROCASOLANO

Era lo que le faltaba a la Casa Real. Una carga de profundidad contra Letizia Ortiz. Su primo David Rocasolano cuenta en Adiós, Princesa (Editorial Foca), que llegó ayer a las librerías, intimidades de la futura reina de España que de confirmarse la pondrían en una situación muy difícil. Porque no se trata del testimonio de un familiar lejano, sino del que, según su versión, fue su confidente, el hombre al que encomendaba llevar a cabo los trabajos más desagradables, como destruir las pruebas de su aborto.
Esta es la gran revelación del libro, que se sustenta, además de en su testimonio, en tres facturas de la Clínica Dator, de Madrid, extendidas a su nombre, que se reproducen. Las dos primeras, de 30 euros cada una, son en concepto de «determinación gestacional mediante ecografía» y tienen fecha de 13 de octubre y 20 de octubre del 2002. En la tercera, de 27 de octubre, el concepto es «I.V.E. Anestesia local», por 240 euros. Las siglas corresponden a «interrupción voluntaria del embarazo».
Este abogado madrileño de 40 años relata que Letizia lo llamó un día de primeros de septiembre del 2003 para contarle algo importante. Apenas dos meses después se iba a celebrar la ceremonia de pedida. Se dirigió a la Casa del Príncipe, donde lo esperaban ella y don Felipe. «Si lo que te voy a contar se llega a saber es muy probable que esto no siga adelante...», comenzó diciéndole Letizia. «Tuve un aborto voluntario hace un año en la clínica Dator, de Madrid», continuó. «Quiero que vayas a la clínica y limpies todos los papeles que hay ahí», le pidió. «Es muy importante -intervino Felipe-. Asegúrate de que nadie va a tener jamás acceso a esos datos». Este es el resumen de la conversación, según relata Rocasolano, que afirma que no le estaban pidiendo un favor sino dándole una orden.
Quemó los documentos
Y la cumplió. Obtuvo los documentos y los quemó en el fregadero de la cocina de su casa. Eran cuatro pequeñas cuartillas y el expediente médico. Tanto Letizia como su futuro marido temían que el asunto llegara a oídos de los reyes, que ya se habían opuesto frontalmente al enlace. Pero no solo se trataba de ocultárselo a ellos, sino también a la Iglesia, que si llegaba a saberlo tendría que haberla excomulgado. Pero cinco años después comprobó que los documentos no habían desaparecido. Alguien había hecho copias.
Rocasolano asumía en sus propias palabras, «la sórdida labor de secretario in pectore de mi prima para asuntos desagradables». Así, por ejemplo, le encomendó que tratara de convencer a su padre de que no fuera a la boda acompañado de su segunda mujer o que mantuviera vigilado a su abuelo Paco para que no hablara de más.
También cuenta que Letizia lo llamó cuatro meses antes de la boda para consultarle sobre las capitulaciones matrimoniales que debía firmar antes de casarse y que califica de «draconianas e ilegales». Establecían, según el autor, la renuncia a la custodia de sus hijos en caso de separación.
El perfil que surge de Letizia en el libro resulta demoledor. Una mujer a la que denomina «la rubia implacable», autoritaria, controladora, desconfiada, con ataques de histerismo, cada vez más irascible, maniática y paranoica. Temerosa de que sus familiares la dejaran mal ante la familia real, los controlaba de forma asfixiante y les echaba broncas si se salían de lo que marcaba. Para su primo, su mayor transformación fue su conversión de un ateísmo militante del que incluso había presumido a ir todos los domingos a misa de doce. Relata que ella defendió en presencia de su marido y de sus amigos que nunca abortaría. «Yo creo que un ser, cualquier ser que te mande Dios, debe ser respetado», dijo.

Es muy dura con ella en relación al suicidio de su hermana Érika. «Yo estoy convencido de que, en algún momento, sí se tuvo que sentir culpable. Yo la culpo, por no ser consciente de lo que ocurría en su entorno». Narra también que Antonio Vigo, entonces la pareja de Érika, en el tanatorio se volvió ante el rey y gritó: «¡Vosotros! ¡Vosotros tenéis la culpa! ¡Tú tienes la culpa, hijo de puta! ¡Vosotros la habéis matado!».
Los motivos del primo
¿Qué motivos han llevado a Rocasolano a escribir esta auténtica bomba contra Letizia Ortiz que salpica al rey, quien además sale muy mal parado de sus páginas? Da dos razones principales. Una, que cuando un diario lo implicó en el 2009 con un caso de corrupción urbanística nadie lo apoyó. Letizia lo llamó dos días después, manifestándole su preocupación por que el escándalo pudiera mancharla a ella. Rompió con su prima y con toda su familia. Pero también porque cree que el emparentamiento con los Borbones ha destruido su familia. «Nos han arrollado y ni siquiera se han preocupado de mirar hacia atrás. Érika está muerta y los demás hemos quedado solos o mutilados», escribe.
Presiones «indirectas»
El polémico libro llegó ayer a las librerías, aunque en algunas no pudo adquirirse. La editorial Akal (propietaria del sello Foca) recibió presiones «indirectas» para que no se publicara, pero Adiós, Princesa ya está disponible.

 


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