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sábado, 8 de diciembre de 2012

“Pensamos que nuestra relación actual será la última, pero el amor se acaba”

“Pensamos que nuestra relación actual será la última, pero el amor se acaba”“Pensamos que nuestra relación actual será la última, pero el amor se acaba”
Todas las historias amorosas son distintas, pero siempre tienen elementos comunes. Cuando estamos enamorados creemos que nuestra relación es única, pero esto no es del todo cierto. Nuestra historia puede ser única, pero los problemas y dificultades que surgen en una pareja son bien conocidos, y son siempre los mismos. Entender en qué consisten, y aprender a solucionarlos, es la clave para tener una relación amorosa satisfactoria. Pero no es sencillo.
¿Podrían otras historias de pareja ayudarnos a entender qué errores cometemos en las nuestras? Es lo que se planteó la editorial Oniro, que ofreció a la escritora Marta Rivera de la Cruz, finalista del Premio Planeta y habitual tertuliana televisiva, colaborar con Carmen Loureiro, psicóloga y directora técnica del equipo de inteligencia emocional de la Fundación Eduardo Punset, en un libro que acaba de ver la luz bajo el título Maldito Amor, guía para entender tu corazón.
Es importante que mostremos interés en los sentimientos, algo que no siempre hacemos, sobre todo los hombresLa idea era sencilla: Rivera escribiría una serie de relatos cortos sobre determinados aspectos de las relaciones amorosas, y Loureiro haría un comentario sobre los mismos, indagando en los aspectos psicológicos que se pueden aprender de cada caso. El objetivo del libro, tal como han explicado las autoras a El Confidencial, es que las personas se sientan identificadas y puedan extrapolar las historias de cada relato a su experiencia personal. En el fondo, según Rivera, todos hemos pasado por situaciones similares: “Las cosas que pasan no son tan raras, ni tan originales. Hay problemas que se repiten. Todos podemos sentirnos identificados”.
Por eso es importante que mostremos interés en los sentimientos, algo que no siempre hacemos, sobre todo los hombres. Por eso Loureiro insiste en que este libro está dirigido a ambos sexos: “Históricamente la mujer tiene más interés en los sentimientos, y este libro provocará más su atención, pero es un libro que está dirigido a ambos. Estará genial que lo leyeran los hombres, mientras se atrevan a comprar un libro rojo y con florecitas…”
Aprendiendo a amar
Para Loureiro, “explicarnos por qué ha terminado una relación es determinante para tener mejores amoríos en el futuro”. El problema, según la psicóloga, reside en que, en el momento en que se rompe la pareja, siempre decimos que ha fracasado, y no nos fijamos en en el proceso, en las cosas que sí han salido bien. En su opinión esto es un gran error: “Cada relación es un campo de pruebas. Las enseñanzas nos pueden ayudar en la próxima relación”.
Una de las ideas más extendidas acerca de las relaciones amorosas es que éstas son algo imprevisible. De alguna forma creemos que estamos vendidos a la suerte, pero Loureiro asegura que esto no es cierto, la realidad es que somos responsables de lo que nos pasa y tenemos la capacidad de mejorar.
En el primer relato del libro se narra la historia de una pareja que acaba mal por culpa de los celos. Laura, una persona sumamente celosa, ataca la intimidad de Pedro, su novio, que da siempre su brazo a torcer, entregándole su vida privada sin rechistar. Los celos, cuenta Marta, son un problema universal, pero siempre se presta atención a la persona celosa, y no a la otra parte, que acepta la intromisión.
La persona puede amar, pero debe preservar su intimidad y sus derechosY así aparece la primera lección del libro, que sólo podemos entender correctamente a través de una historia de ficción como la de Pedro y Marta: si dejamos que nuestra pareja sea celosa estamos abriendo la puerta para que dinamite la relación. Para Loureiro es algo que todos hemos sufrido, o al menos hemos conocido en otras parejas, pero no siempre nos hemos parado a reflexionar sobre el asunto: “A veces se cree que es cosa de uno, pero hay que tener también en cuenta la mirada de la persona que se relaciona con la pareja celosa. En este juego está la clave. No se debe ceder en exceso, desvelando la intimidad. La persona puede amar, pero debe preservar su intimidad y sus derechos. No hacemos nada intentando calmar los celos del otro dándole control sobre nuestra vida. No podemos ponérselo fácil a la persona celosa”.
Nada es para siempre
El libro insiste en una idea que se repite a lo largo de todos los relatos, y que apuntala Loureiro durante la entrevista: “El amor no es para siempre, se termina, y podemos aprender de nuestros fallos”. Pero es algo que nunca nos planteamos. Siempre pensamos que nuestra relación actual será la última. Loureiro cree que se trata de un mecanismo que nos aporta seguridad: “El ‘para siempre’ es inveitable en una relación romántica. Estando con una pareja cambiamos mucho y dejamos muchas cosas atrás. Siempre va asociada a un pacto de confianza y a unos objetivos”.
La realidad es que, tarde o temprano, pueden surgir dudas. En muchas ocasiones en forma de infidelidades. Loureiro, que trata este tema en otro de los relatos del libro, es clara al respecto: “Es absolutamente normal que en algún momento se sienta atracción hacia otra persona. Es algo con lo que hay que contar. Otra cosa es lo que se haga a partir de ahí”.
Hay muchas relaciones abiertas que han funcionado estupendamenteLas reacciones ante este problema universal, según Rivera, dependen de cada pareja: “Yo no lo toleraría, pero entiendo que hay parejas en las que puede no ser importante. Es decisivo que la pareja establezca las normas. Hay muchas relaciones abiertas que han funcionado estupendamente. Lo importante es establecer las líneas rojas, aquello que no estamos dispuestos a aguantar.”
Al fin y al cabo, cada pareja es un mundo, aunque, según explica Loureiro, el tipo de relación que mantengan ambas partes determina en gran medida el futuro de la misma: “Hay parejas instaladas en la pasión que no comparten nada, otras que sólo comporten una buena relación de amistad y poco erotismo, y otras que solo comparten el proyecto, algo que era habitual antes y que sigue siendo la norma en muchas partes del mundo. Lo que se asocia más al amor completo es la combinación de todos estos factores”.

 

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