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sábado, 29 de septiembre de 2012

Un estudio explica por qué no tenemos recuerdos de cuando éramos pequeños

Un estudio explica por qué no tenemos recuerdos de cuando éramos pequeños

 La amnesia infantil, el fenómeno por el cual los adultos son incapaces de recordar hechos de su primera infancia, es algo paradójico. Poseemos escasos recuerdos de esa época, a pesar de que el cerebro está tremendamente activo en esos años, cuando la capacidad de aprendizaje y de retención de información se halla en su punto álgido. Sheena A. Josselyn y Paul W. Frankland, investigadores de la Universidad de Toronto, investigan esta paradoja, analizando los mecanismos de esta amnesia temprana en su estudio Infantile amnesia: A neurogenic hypothesis.
En el desarrollo del niño, nuevas neuronas llegan al hipocampoSigmund Freud desarrolló una teoría de la amnesia infantil basándose en la observación de pacientes adultos, de los cuales apenas podía obtener recuerdos de sus primeros años de vida (los anteriores a sus 6-8 años), y que ha sido continuamente confirmada por las investigaciones
realizadas desde entonces, en distintas culturas y con diferentes técnicas. Así, según Josselyn y Frankland, la amnesia infantil posee dos fases. La primera transcurre hasta los 2-3 años de vida, de la cual apenas podemos recordar nada, y una segunda, entre los 3-7 años, de la que sí podemos guardar recuerdos, pero en la que nuestra memoria se presenta “llena de agujeros”.

Las teorías psicológico-cognitivas sobre la amnesia infantil aseguran que la capacidad para disponer de una memoria declarativa detallada y a largo plazo está en correlación con el desarrollo del lenguaje, de la mente y del sentido del yo. En la medida en que éstos se van asentando, la primera tiende a decaer. Sin embargo, aseguran los autores del estudio, “el descubrimiento de que animales experimentales también sufren de amnesia infantil señalan que este fenómeno no puede ser explicado en términos puramente humanos”. Por su parte, las teorías biológicas, que afirman que el desarrollo postnatal de regiones cerebrales importantes para la memoria interfiere en el almacenamiento de la memoria a largo plazo, “todavía no han logrado especificar qué aspectos en particular de la maduración cerebral están relacionados causalmente con la amnesia infantil”.
La hipótesis que sugieren los autores del estudio se basa en un hecho clave del desarrollo cerebral postnatal, como es la continua llegada de nuevas neuronas al hipocampo. Así, los infantes (humanos, primates y roedores) mostrarían niveles muy elevados de creación de neuronas en el hipocampo al tiempo que tendrían enormes dificultades para conformar recuerdos duraderos. En etapas posteriores, la situación tiende a invertirse, disminuyendo la neurogénesis al tiempo que se activa la capacidad para almacenar recuerdos duraderos. Sería, según Josselyn y Frankland, esta correlación la que explicaría la existencia de la amnesia infantil.
La habilidad para bloquear los recuerdos irrelevantes reduce los problemas para recuperar la información El descubrimiento de la que la neurogénesis persiste en la etapa adulta ha generado gran expectación, en tanto se cree que el aumento artificial de este proceso podría beneficiar a la memoria. Sin embargo, aseguran Josselyn y Frankland, habría que examinar si esa actividad extra podría contribuir también a desestabilizar la memoria dependiente del hipocampo, examinando si la neurogénesis adulta contribuye a la degradación de la memoria y a su capacidad de almacenamiento. Para los autores del estudio, la clave podría residir en el timing. Hay una primera fase en la neurogénesis en la que las nuevas neuronas, más plásticas que las maduras, poseen sinapsis específicamente dedicadas a almacenar nuevos recuerdos. A partir de las cuatro semanas, adquieren el potencial de almacenar memoria a largo plazo.
La importancia de olvidar
La degradación de la memoria es un proceso adaptativo, toda vez que el olvido, si no está causado por una enfermedad, es una condición de la salud, ya que proporciona un mecanismo estable para eliminar información. Un proceso eficiente de olvido “limpia” el hipocampo, haciendo espacio para guardar la información importante y reduciendo las interferencias. La habilidad para bloquear la información irrelevante reduce las demandas a las que ha de dar contestación el cerebro cuando se trata de recuperar información importante.
Durante la infancia, cuando los niveles de neurogénesis son elevados, se favorecen los procesos de olvido, por lo que los recuerdos apenas permanecen. En los periodos de madurez, y especialmente en la tercera edad, cuando los niveles de neurogénesis son bajos, un borrado
insuficiente puede llevar a interferencias de memoria (reteniendo mucha información poco importante). Entre medias, se daría un balance óptimo. Para los autores del estudio, la integración de estas nuevas células en los circuitos del hipocampo puede facilitar la función cognitiva limpiando viejos recuerdos, reduciendo las interferencias y potenciando la capacidad de almacenaje.

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