El cáncer le cuesta a Europa 124.000 millones de euros al año
No es sólo la quimioterapia. El cáncer también son horas robadas al trabajo, actividades de ocio no disfrutadas, familias implicadas en el cuidado del paciente, ingresos hospitalarios, idas y venidas... Por primera vez un estudio le pone cifra a lo que cuesta esta enfermedad en Europa: 124.000 millones de euros.
El análisis, realizado por el español Ramón Luengo-Fernández, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), se acaba de presentar en el congreso Europeo de Oncología (ESMO) que estos días se está celebrando en Viena (Austria). El cáncer es la segunda causa de mortalidad en la Unión Europea, por detrás de las enfermedades cardiovasculares.
Sólo un pellizco de esa enorme cifra (el 36%) se atribuye directamente a los gastos médicos, lo que supone alrededor de 58 millones de días pasados en el hospital. El resto, como explica a ELMUNDO.es el especialista español, tiene que ver con cuestiones mucho más difusas que hasta ahora nadie había calculado, como la pérdida de productividad y el absentismo laboral que suponen el 42% del total (52.000 millones) "y otros 23.000 millones (19%) atribuidos a los cuidados informales".
De hecho, admite Luengo-Fernández, las autoridades sanitarias tienen una idea aproximada de lo que cuesta el cáncer en términos médicos (unos 234 euros por europeo exactamente); pero "la magnitud de los otros costes informales es mucho más desconocida".
Pulmón y mama
Al desglosar por tipos de cáncer se aprecia claramente el peso que pueden tener esos 'otros factores'. Porque si en cuestión de gastos médicos el tumor más 'caro' es el de mama con seis mil millones de euros al año (el 13% del total); cuando se incluyen otras cuestiones sociales y laborales, esta primera posición pasa a ser ocupada por el cáncer de pulmón, que le cuesta a Europa 19.000 millones de euros al año, 10.000 de ellos atribuidos directamente a la mortalidad prematura que ocasiona (y sólo cuatro mil a gastos médicos).
En el capítulo español, Luengo-Fernández explica que el cáncer cuesta en nuestro país 8.735 millones anuales y los desglosa así: "3.800 euros en gastos médicos, 3.320 millones en productividad perdida y 1.581 millones por cuidados informales". En términos 'per capita', el investigador español asegura que se invierten 89 euros por cabeza (teniendo en cuenta sólo medicamentos y hospitalizaciones), una cifra similar a la de nuestros vecinos de Reino Unido, Francia e Italia (aunque algo menor a la media europea, en 98 euros 'per capita').
Uno de los objetivos del análisis es ofrecer una idea más aproximada del peso de la enfermedad de cara a que las autoridades políticas puedan tomar decisiones y tomar prioridades. En este sentido, el epidemiólogo Peter Boyle, encargada de comentar el trabajo, compara los seis mil millones de presupuesto sanitario que supone el cáncer de mama con los 10.000 millones que le cuesta a Europa la neumonía cada año. "El coste del cáncer no es sólo el coste de los fármacos y las hospitalizaciones", apunta.
En un segundo trabajo presentado en el mismo congreso, se añade a esta factura el precio que tienen que pagar los cuidadores; una figura habitualmente desatendida cuando se habla de cáncer (y que ha sido mucho más estudiada, por ejemplo, en el caso del Alzheimer). En este sentido, Isabelle Gilloteau, de la compañía Bristol-Myers Squibb, ha entrevistado a más de 105.000 cuidadores en Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido.
Los cuidadores
De sus respuestas se extrae una fotografía de cuidadores con problemas físicos y mentales derivados de su papel, con el doble de hospitalizaciones que la población general y una tasa muy elevada de absentismo laboral. En general, advierte Gilloteau, estas personas sufren un peor estado de salud, y tienen un 50% más de posibilidades de ser diagnosticadas con depresión, migrañas, dolor de cabeza o trastornos gastrointestinales.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/09/28/oncologia/1348829350.html
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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