En España hay grandes desigualdades en el abordaje del papiloma'
No produce síntomas durante años y puede conducir a un cáncer. La infección por el virus del papiloma humano (VPH) genera cada año en nuestro país 2.700 casos de cáncer de cuello uterino. La mejor herramienta contra estos tumores es la prevención. Sin embargo, en España no hay un acuerdo entre las distintas comunidades autónomas para realizar las mismas pruebas diagnósticas, que tienen diferente nivel de eficacia. Tampoco existe una homogeneidad en la tasa de vacunación que oscila entre el 38% en Andalucía al 95% en La Rioja.
Los especialistas reunidos en la Jornada 'El virus del papiloma humano', celebrada este jueves en el Auditorio de Unidad Editorial, en Madrid, han dado motivos para ser optimistas con esta infección y, al mismo tiempo, han reivindicado que las cosas pueden mejorar.
"No deberíamos encontrar ni un caso de cáncer hoy día, porque la cirugía es muy agresiva. Encontrarnos con mujeres jóvenes con cáncer es un fracaso tanto para el médico como para la mujer", ha señalado Rogelio Garrido, catedrático de Ginecología de la Universidad de Sevilla. Y es que aunque nuestro país presenta una de las tasas de cáncer de cuello uterino (también denominado cérvix) más baja de Europa, el cambio en el patrón sexual de los españoles puede modificar este panorama, ya que la transmisión fundamental del VPH se da por vía sexual y, como en su inicio es asintomático y pasa desapercibido, muchas mujeres no saben que están contagiadas y no reciben un correcto diagnóstico y tratamiento.
"Las relaciones sexuales son la principal vía de transmisión del VPH. De hecho, el 80% de las personas activas sexualmente tiene o ha pasado una infección por este virus, aunque la mayoría resolverá esta infección gracias a la acción del sistema inmune", explica Silvia de San José, jefe de la Unidad de Infecciones y Cáncer del Instituto Catalán de Oncología (ICO).
Esta especialista señala que es a los 25-30 años cuando puede detectarse si la infección no ha sido eliminada y, por tanto, se está cronificando. "Ése es el primer momento para detectarla, pero no es el último. A una edad más tardía aparecen las lesiones precancerosas, que todavía pueden tener un tratamiento no muy radical, ya que no se tratan de un cáncer, que suele aparecer a los 45 años", aclara.
El sexo y otros factores de riesgo
Existen una serie de factores que aumentan el riesgo de infección: el número de compañeros sexuales, propios o de la pareja; un inicio temprano en las relaciones sexuales; el tabaquismo, haber utilizado durante muchos años anticoncepción hormonal o presentar infecciones como la del virus del sida u otras enfermedades que deprimen el sistema inmunológico.Diferentes estudios muestran que en nuestro país, donde la incidencia de cáncer de cérvix es baja, se está produciendo un cambio de actitud frente al sexo. Así, se ha comprobado que mientras sólo el 2% de las mujeres mayores de 56 años reconoce haber tenido más de cinco compañeros sexuales antes de los 25 años, este porcentaje aumenta al 14% cuando se les pregunta a mujeres jóvenes, cuya edad se encuentra entre los 18 y 25 años", enumera de San José.
Por este motivo, los expertos reunidos en esta jornada defienden la vacunación contra el VPH. "Es la primera arma para luchar contra esta infección. Su eficiencia y seguridad se ha confirmado con los estudios y tras la administración de más de 120 millones de dosis distribuidas por los cinco continentes", afirma Javier Cortés, coordinador del Grupo Español de Vacunas VPH.Sin embargo, este especialista señala que su aplicación en España es muy variable. "Se considera que hay una buena cobertura cuando el 70% de la población diana está vacunada. La tasa cobertura en nuestro país a nivel medio es aceptable, estando en el 65%, pero hay varias comunidades que deben mejorar: Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Galicia y Madrid están muy por debajo del 70%".Xavier Bosch, jefe del Programa de Investigación Epidemiológica en Cáncer del ICO, insiste en que con la inmunización se ha dado un gran paso. "Con las vacunas frente al VPH, hemos pasado de una filosofía de tratar el cáncer a una filosofía de prevenirlo. Esto es un cambio extraordinario".
Pruebas diagnósticas
Aquellas mujeres que no se han vacunado, que son la mayoría de las mujeres adultas de nuestro país, no cuentan con esta barrera frente a la infección pero sí pueden hacer algo para prevenir el cáncer: revisiones ginecológicas periódicas.Porque cuando la infección por VPH se cronifica, puede producir lesiones de las células del cuello uterino que, si no se vigilan ni se tratan, pueden transformarse en cáncer. No obstante, los especialistas insisten en que las primeras lesiones, las no invasivas, se pueden curar con tratamientos ambulatorios.Para Pilar Miranda, ginecóloga y ex jefe de Servicio de Ginecología del Hospital de Fuenlabrada en Madrid, el protocolo para detectar a tiempo estas lesiones debería empezarse a los tres años del inicio de las relaciones sexuales. "En ese momento, la mujer se debería hacer una citología, no antes. Durante los dos primeros años, se repetiría una citología anual. Si los resultados son negativos [no hay problemas], se esperará tres años para volver a repetir esta prueba. Y a partir de los 30 años, se debería realizar en primer lugar el test de VPH", asegura.
Esta especialista asegura que a partir de esa edad se debería optar por el test y no por la citología porque esta puede dar resultados falsos negativos, es decir, que la infección exista y no la detecte.Mientras que esto no ocurre con el test, mucho más efectivo, aunque también más caro. "Si esta prueba da negativo, no habría que repetirla en cinco años, ni tampoco la citología. Pero si da positivo, entonces habría que realizar una citología y, si es positiva, habría que ver si la mujer es portadora de una lesión preinvasora", detalla Miranda.El problema es que en función de donde viva la paciente le harán una prueba u otra, ya que el sistema público sanitario ofrece un protocolo distinto entre las comunidades. "En España hay desigualdades en el cribado y el abordaje del papilomavirus. Tiene grandes deficiencias y es ineficaz", asegura Miranda.
El principal 'hándicap' para implantar esta prueba de forma rutinaria es su coste, mucho mayor que la citología. Pero ya existen algunas iniciativas para que esta prueba sea rentable. "En Cataluña hemos realizado un estudio donde se utiliza esta prueba y la citología en mujeres mayores de 40 años que han ido poco al ginecólogo, y que vienen a suponer el 5% de la población atendida en Atención Primaria. Los resultados muestran que el test VPH es muy superior en la determinación de lesiones que la citología, que sólo es útil cuando ya está identificada la lesión. Además, haciéndola en este grupo de población el coste-beneficio del test es muy bueno", apunta la especialista del ICO.
Cualquiera de las dos prevenciones, la vacuna o las revisiones, pueden conseguir que la lesión se detecte a tiempo. Como le ocurrió a una de las participantes de esta jornada, Lolita Flores, quien reconoce haberse asustado mucho cuando le dieron el diagnóstico. "No tenía información. Pensé que se me acababa el mundo. Pero me lo cogieron a tiempo y por eso digo que hay que ir al médico, porque esto se cura. La vida sigue y hay que ser constante. Con revisiones periódicas, se puede vivir bien", concluye
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/09/28/mujer/1348823481.html
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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