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domingo, 20 de febrero de 2011

Satanás contra Hannah Montana

Satanás contra Hannah Montana

Me acordé del artículo de Salon al leer sobre el caso de una familia ejemplar que ha sido atacada nada menos que por Satán en persona. Por lo visto, el maligno se ha cebado con Billy Ray Cyrus, el padre de la niña que se hizo famosa por interpretar a una cantante bipolar que cambiaba de personalidad al ponerse la peluca. Ahora anda preocupado y se teme que la pobre acabe como Kurt Cobain, Anne Nichole Smith o Michael Jackson (esto último no lo entiendo: ya es blanca). Si lo que quería era congraciarse con la criatura, para mí que se ha lucido.
Bill intentó darle la mejor educación posible: que si la Tierra tiene 6.000 años, que si los dinosaurios y los hombres convivieron como en los juegos de Marios Bros, que si dios quiere que llevemos pistola… lo propio de una familia de fanáticos cristianos. Y al final, la niña le ha salido rana. Debería reconocer el cantante que estuvo poco avispado: el único que aún se creía que era virgen porque llevaba un anillo de pureza era él.
Según Bill Ray Cyrus, la culpa de todo la tiene Satanás. Así lo ha declarado a GQ Magazine y se ha quedado más ancho que largo. Por lo visto, que un gran defensor de los valores familiares como él se haya divorciado no es culpa de nadie más que del señor oscuro. En realidad, lo único que debería sorprenderle es que su mujer no lo dejara cuando permitió a Coyote Dax hacer una versión de Achy Breaky Heart. Normal que el maligno lo tuviera enfilado, le ha dado peor reputación a la música que Sid Vicious.
Para mí que Cyrus es un jeta y su recurso al diablo no es más que un ejemplo de su hipocresía. La niña tiene ya 19 años y es multimillonaria. Es normal que esté hasta las narices de Walt Disney y Hannah Montana, y quiera cambiar de rumbo. Con la chapa que le deben de haber dado durante tantos años con los pecados parece normal ahora quiera disfrutarlos todos. Lo curioso es que mientras papá Cyrus estaba al mando de la carrera musical de su hija la cosa no le parecía tan mal. Lo de que no se llevó ni un duro no se lo cree ni él.
Además de como chivo expiatorio, entre los fundamentalistas religiosos el diablo es una excelente fuente de ingresos, y no parece que las sectas satánicas sean las únicas en el mercado. A finales de los 90 se hizo famosa la Trinity Church por crear el primer Hell House, un parque temático dedicado al infierno. A falta de referencias a zombies o fantasmas, los visitantes recorrían varias salas en las que un joven homosexual moría de sida, un adolescente borracho en un accidente de coche y una chica ligera de cascos durante un aborto (foto). Las instalaciones estaban salpimentadas de demonios que se llevaban el alma de los pecadores al infierno. Se supone que el montaje tenía fines educativos.
Pero incluso esa visión tan rentable del infierno asustaba a los propios integristas. Lentamente, se fue configurando un mercado de imitadores que adaptaron el producto a las diferentes sensibilidades y audiencias como Judgement House o Hell's Flames (todas ellas, marca registrada), que se representan en colegios e iglesias à la viva la gente y en los que el mensaje es siempre el mismo: el demonio acecha. El éxito fue tal que hasta se hizo un musical. Dicen que la mejor arma del diablo es hacernos creer que no existe. El problema es que escuchando a estos se nos van las ganas. De todas formas, el maligno sólo ataca a los que creen en él. Por algo será.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/desde_el_mas_alla/2011/02/20/satanas-contra-hannah-montana.html

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