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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Luis Majul en Madrid, donde se encuentra para promocionar 'El Dueño' (Editorial Planeta, 2010), una biografía no autorizada de Néstor Kirchner:

'La 'necromanía' argentina ha relanzado las opciones políticas de Cristina Fernández'
Sólo falta un año para las presidenciales argentinas y el panorama político es más incierto que nunca. La muerte de Néstor Kirchner ha sembrado de dudas los pasillos del poder en Buenos Aires y ha revolucionado el sentir ciudadano a tal punto que ha conseguido relanzar las opciones electorales de la viuda del difunto mandatario, la actual presidenta Cristina Fernández.
"El escenario es muy abierto, es un momento de transición", explica Luis Majul en Madrid, donde se encuentra para promocionar 'El Dueño' (Editorial Planeta, 2010), una biografía no autorizada de Néstor Kirchner: "Toda la política argentina sigue girando en torno a él. Kirchner murió de manera repentina, sin dejar directrices claras. Eso provocó en la opinión pública un golpe emocional muy curioso, que se explica con la tendencia a la 'necromanía' del pueblo argentino".El escritor, periodista y presentador de televisión, nacido en Buenos Aires en 1961, señala que, "antes de la muerte de Kirchner, el 70% de la población rechazaba al matrimonio presidencial". Pero luego algo cambió. Una multitudinaria despedida en la capital argentina dejó en un segundo plano los escándalos de corrupción del difunto mandatario y los problemas económicos del país. Las lagrimas de los asistentes iban haciendo cada vez más borroso el pasado de Kirchner.
"Es cierto que hubo mucha gente en el velatorio, pero también es cierto que desde el punto de vista audiovisual todo fue aprovechado, hasta el mínimo gesto. Esa escenografía, el intento forzado de convertir a Kirchner en un mártir y la prudencia de los medios de comunicación y de la oposición por el duelo han determinado que, en las últimas encuestas, Cristina aparece como la política argentina con mejor imagen. Algunos sondeos indican que si las elecciones fueran hoy, podría ganar en primera vuelta".
Pregunta.- ¿Por qué 'El Dueño'? ¿De qué era dueño Kirchner?
Respuesta.- De los negocios públicos y privados más importantes de Argentina. Se trataba de una concentración de poder inusitada. Kirchner es el presidente más rico en la historia del país. Desde que asumió el poder, su fortuna se multiplicó por más de 160.
P.- Sin embargo, su discurso político era otro...
"El Gobierno Kirchner no hay que juzgarlo por lo que dice, sino por lo que hace"
R.- En Argentina las categorías ideológicas se las ponen los políticos mismos. Los Kirchner dicen que son progresistas de izquierda, pero sus políticas no lo son. Quizá sus iniciativas en materia de Derechos Humanos sí lo sean, pero no lo son de ninguna forma su manera de distribuir la riqueza, su uso discrecional del dinero público y las presiones que han ejercido sobre los medios de comunicación. Éstos son elementos típicos del autoritarismo de derecha. Por eso al Gobierno de los Kirchner no hay que juzgarlo por lo que dice, sino por lo que hace.
P.- ¿También en el caso de las relaciones con Venezuela?
R.- Tanto Kirchner como Hugo Chávez hacían un discurso progresista de unión latinoamericana. Sin embargo, lo más concreto que había entre los dos países era una relación no sólo de negocios, sino de negocios ilegales. El discurso supuestamente revolucionario y antiimperialista servía para cubrir oscuras actividades comerciales entre el Estado venezolano, el Estado argentino y varios empresarios.
P.- Usted dice que "nunca un presidente tuvo más poder político y económico que Kirchner, ni siquiera Juan Perón". ¿Cómo lo consiguió?
"Al comienzo adoptó medidas positivas, como investigar la dictadura militar"
R.- Se lo permitieron porque asumió el poder en 2003, en el medio de un desastre institucional que determinó que en Argentina hubiera cinco presidentes en una semana. Asumió el cargo como si fuera un bombero ante una casa en llamas: cogió un hacha, derribó las paredes y destrozó el edificio, pero logró sacar a las víctimas con vida. Ése fue Kirchner: un bombero que se convirtió en una especie de monarca institucional aprovechando el deficiente funcionamiento de las instituciones. Al comienzo adoptó medidas positivas, como las que permitieron investigar a los dirigentes de la dictadura militar. Pero luego empezó a entrar en una dinámica autoritaria y prepotente, e intentó silenciar a los medios independientes.
P.- Sin embargo, Kirchner no nació 'dueño'...
R.- Mi libro puede ser leído como un mapa político de Argentina, pero también como una biografía sobre un niño que nació con el paladar perforado, que sufría de estrabismo, que sufrió las burlas de sus compañeros, que a los 17 años fracasó en su intento de ser maestro y que, a pesar de todo el resentimiento acumulado, logró convertirse en el presidente más rico, más poderoso y más vengativo de la Historia de la República Argentina. Una especie de 'shakespeariano' Ricardo III, ese rey que acumuló poder a partir del rencor y de la impiedad.
P.- Además de Cristina, ¿quién puede aspirar a convertirse en el próximo presidente del país?
"El peronismo es tan volátil que cualquiera puede decir que es parte del movimiento"
R.- Dentro del 'kirchnerismo', el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Fuera del 'kirchnerismo', el hijo del ex presidente Ricardo Alfonsín, que se llama Raúl y usa los mismos trajes y las mismas corbatas de su padre. Él lo reivindica como un gesto de ahorro personal, pero algunos aseguran que es otro de los símbolos de la 'necromanía' que existe en Argentina. Antes era un desconocido y, a partir de los funerales de su padre, se ha convertido en una especie de clon del fallecido presidente. Además de Scioli, el peronismo no 'kirchnerista' podría presentar como candidato a Mauricio Macri, alcalde de la capital, o al ex presidente Eduardo Duhalde.
P.- ¿Ser peronista es una condición 'sine qua non' para llegar a la Casa Rosada?
R.- El peronismo no es solamente un partido politico o una ideología, sino el gran paraguas gracias al que cualquier dirigente político llega al poder en Argentina. Si uno se define como peronista tiene ya un buen terreno ganado. El peronismo se confunde con el poder y es tan flexible y volátil que cualquiera puede decir que es parte de este movimiento, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda.

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