Ayer eran el burka y los minaretes. Hoy son las oraciones en la calle. El islam en Francia vuelve a ser motivo de polémica en el país de la laicidad. Los distintos grupos políticos están reaccionando ante la preocupación por la presencia de cientos de musulmanes, que cada viernes privatizan las calles, como el barrio de Barbès, en París, para rezar.
Nicolas Sarkozy ya ha anunciado que la voluntad del discurso de fin de año será poner orden ante el problema de los rezos en el espacio público, y ha señalado que “la laicidad abierta” no es sinónimo de “dejar hacer”.
Fuentes cercanas al Elíseo admiten que “se ha exagerado la reacción” ante las declaraciones de Marine Le Pen sobre la comparación que realizó entre las oraciones en la calle y la “Ocupación”, al juzgar “inaceptable que en la República la calle se convierta en una prolongación de las mezquitas”.
“En nombre de las raíces cristianas de Francia”, Le Pen fue la primera en reaccionar ante la invasión de las calles. La diputada ha aclarado que simplemente condena “el comportamiento de algunos miles de fundamentalistas, que realizan un acto político rezando en las calles”, y sostiene que “si no tienen sitio en las mezquitas, que se queden rezando en sus casas”.
La vicepresidenta del Frente Nacional no se opone a la construcción de mezquitas, siempre y cuando “sean modestas y no ostensibles”. Sí se opone a los minaretes que “cada vez son más altos” haciendo referencia a los de “20 metros en Marsella, o los de 30 en Estrasburgo”. El FN también se opone a cualquier financiamiento público de las mezquitas y acusa al alcalde de París, Bertrand Delanöe, de financiar su construcción con el dinero de los contribuyentes. Según Le Pen, un país extranjero no debería tener derecho a construir una mezquita en Francia cuando “no respeta la libertad religiosa, como Arabia Saudí”.
También el Partido Socialista apela al Gobierno para “fijar una fecha para encontrar soluciones” para que “los fieles liberen el espacio público”.
Actualmente en Francia viven más de cinco millones de musulmanes –no todos practicantes– y existen 2.200 mezquitas. El rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, amenazado de muerte por los integristas, defiende el posicionamiento de Le Pen porque “está planteando el problema de la falta de lugares de culto en nuestro país, lo que supone la ocupación de las calles”: “Se necesitaría el doble para desatascar los lugares de culto oficiales”.
http://www.webislam.com/?idn=17796Nicolas Sarkozy ya ha anunciado que la voluntad del discurso de fin de año será poner orden ante el problema de los rezos en el espacio público, y ha señalado que “la laicidad abierta” no es sinónimo de “dejar hacer”.
Fuentes cercanas al Elíseo admiten que “se ha exagerado la reacción” ante las declaraciones de Marine Le Pen sobre la comparación que realizó entre las oraciones en la calle y la “Ocupación”, al juzgar “inaceptable que en la República la calle se convierta en una prolongación de las mezquitas”.
“En nombre de las raíces cristianas de Francia”, Le Pen fue la primera en reaccionar ante la invasión de las calles. La diputada ha aclarado que simplemente condena “el comportamiento de algunos miles de fundamentalistas, que realizan un acto político rezando en las calles”, y sostiene que “si no tienen sitio en las mezquitas, que se queden rezando en sus casas”.
La vicepresidenta del Frente Nacional no se opone a la construcción de mezquitas, siempre y cuando “sean modestas y no ostensibles”. Sí se opone a los minaretes que “cada vez son más altos” haciendo referencia a los de “20 metros en Marsella, o los de 30 en Estrasburgo”. El FN también se opone a cualquier financiamiento público de las mezquitas y acusa al alcalde de París, Bertrand Delanöe, de financiar su construcción con el dinero de los contribuyentes. Según Le Pen, un país extranjero no debería tener derecho a construir una mezquita en Francia cuando “no respeta la libertad religiosa, como Arabia Saudí”.
También el Partido Socialista apela al Gobierno para “fijar una fecha para encontrar soluciones” para que “los fieles liberen el espacio público”.
Actualmente en Francia viven más de cinco millones de musulmanes –no todos practicantes– y existen 2.200 mezquitas. El rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, amenazado de muerte por los integristas, defiende el posicionamiento de Le Pen porque “está planteando el problema de la falta de lugares de culto en nuestro país, lo que supone la ocupación de las calles”: “Se necesitaría el doble para desatascar los lugares de culto oficiales”.
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