Exhibiendo la orden judicial en la mano derecha y arropado por sus abogados, el jefe de Wikileaks ha salido al umbral del Alto Tribunal británico para decir unas palabras a los periodistas. "Es bueno volver a oler el aire fresco de Londres", ha iniciado su intervención el australiano, que ha expuesto un catálogo de agradecimientos a aquéllos que han hecho posible su libertad.
"Quiero dar las gracias a toda la gente de todo el mundo que tuvo fe en mí", ha dicho entre los flashes de los fotógrafos: "Gracias a aquéllos que han respaldado a mi equipo mientras estuve fuera, a mis abogados que han llevado una lucha valiente mientras estuve en la cárcel, a quienes se han arriesgado a poner la fianza, a los miembros de la prensa que no se dejan intimidar y al sistema judicial británico, porque la Justicia no siempre es el resultado, pero no está muerta aún".
Entre copos de nieve y rodeado de cientos de periodistas, Assange se ha comparado con quienes están presos por decir la verdad: "En el fondo de esa prisión victoriana, he tenido tiempo de reflexionar sobre las condiciones de las personas que están en la cárcel en todo el mundo y en condiciones más difíciles que las mías. Esas personas merecen la atención y el respaldo mucho más que yo".
De la cárcel a una mansión
La libertad condicional de Assange es el fruto de la decisión del Alto Tribunal británico, que ha confirmado la sentencia del juez Howard Riddle y ha revocado la prisión preventiva hasta el 11 del enero del año que viene: el día que se celebra la próxima vista judicial sobre su extradición.Aún dentro de la sala y con lagrimas en los ojos, la madre de Assange, Christine Assange, ha dicho en exclusiva para ELMUNDO.es: "Estoy muy feliz. Es un éxito de su equipo jurídico. Aún no sé si pasaré la Navidad con él. Tengo que pensarlo".
Tras salir de prisión, Assange se dirigió a Ellingham Hall, la finca de 260 hectáreas donde pasará las Navidades. Allí se ubica la mansión del reportero Vaughan Smith: oficial retirado, gurú de la agricultura ecológica y cocinero a tiempo parcial.
En los días previos a la detención, Smith alojó a Assange en el Frontline, el club de periodistas que fundó en 2003 y donde Wikileaks presentó en julio su filtración de Afganistán. Ahora le hará sitio en Ellingham: una mansión que habita con su esposa kosovar y sus cuatro hijos y que alquila a los cazadores en los meses en los que está abierta la veda.
Acusado de violación
A Assange se le acusa de cuatro delitos sexuales. Las denunciantes son dos mujeres suecas: Anna Ardin y Sofía Wilen. Y los hechos se remontan a mediados de agosto, cuando el australiano acudió a Estocolmo a impartir un seminario sobre la verdad en los entornos bélicos. Una de sus presuntas víctimas le acusa de forzarla en dos ocasiones. La otra de penetrarla sin condón mientras dormía.La Fiscalía sueca ordenó el arresto de Assange por medio de una Euroorden: el procedimiento que agiliza las extradiciones entre los estados europeos. Por ahora, el fundador de Wikileaks no se encuentra procesado. Pero los suecos quieren que vuelva para interrogarle por su versión de los hechos. Una ejecutoria que no convence a los seguidores de Assange, que ven en el proceso la mano del Pentágono y llevan meses insultando a las presuntas víctimas en Internet.
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