¿Son prostitución los masajes con «final feliz», que terminan con la masturbación del cliente? Ese es el debate que se ha abierto en China después que un tribunal de Foshan, en la provincia sureña de Cantón (Guangdong), retirara los cargos y dejara en libertad a un grupo de masajistas que habían sido detenidas por la Policía por ofrecer dichos servicios.
Según informan los medios chinos, el Tribunal Intermedio Popular de Foshan ya anuló el año pasado la condena a cinco años de prisión contra el personal de un salón de masajes, incluidos sus tres responsables, al considerar que debe haber penetración para que dichos actos puedan ser tipificados como un delito de prostitución. Esta condición impuesta por los jueces de Cantón y Zhejiang, que sin embargo no comparten los de Pekín, excluiría también el sexo oral como delito. «Como cada lugar tiene una opinión distinta sobre si la masturbación es un delito, hace falta urgentemente una interpretación judicial», asegura el Diario del Pueblo, portavoz oficial del Partido Comunista, terciando en la discusión.
Aunque la prostitución está prohibida en China, lo cierto es que se practica abiertamente en peluquerías de barrio con rótulos de neón nada disimulados, karaokes con despampanantes chicas que se dejan manosear por los clientes y en los salones de masaje que han proliferado al amparo del extraordinario crecimiento económico del país, muchos de los cuales se hallan incluso dentro de los hoteles.
En internet hay páginas «web» que ofrecen servicios a domicilio las 24 horas del día y muestran las fotografías de sus masajistas en ropa interior o bikini. Los precios oscilan desde los 388 yuanes (50 euros) por un masaje de una hora hasta los 628 yuanes (80 euros) que cuesta uno de 90 minutos con «final feliz» y los 1.600 yuanes (200 euros) que valen las dos horas de «servicio completo». A través de galerías de imágenes de las chicas, donde se detallan su edad, sus medidas, su disponibilidad y los servicios que ofrecen, el cliente sólo tiene que elegir a la masajista, que será enviada en una media hora a su casa u hotel.
Por otra parte, cada día son repartidas por debajo de la puerta de los apartamentos de lujo miles de tarjetas con números de teléfonos móviles y sugerentes imágenes de bellezas orientales ofreciendo masajes las 24 horas del día, con servicios que oscilan entre los 300 y los 1.000 yuanes (entre 40 y 125 euros) y que comprenden técnicas tradicionales como la tailandesa o más innovadoras como la de «hielo y fuego».
Universitarias, camareras y dependientas
En Pekín, clubes de moda como «Xiu» y «Vics» también están plagados de meretrices, la mayoría de las cuales son jovencitas con buen físico, pocos escrúpulos y muchas ganas de ganar dinero que, tras estudiar durante el día en la Universidad o trabajar como dependientas y camareras, acuden a las discotecas para captar clientes, a los que «seducen» como si se tratara de un «ligue» nocturno para luego pedirles entre 400 y 1.000 yuanes (entre 50 y 125 euros).
Junto a la prostitución local, en «MaggieŽs» y «Chocolate», dos bares clásicos en plena zona de embajadas del parque Ritan de Pekín, trabajan chicas venidas de Mongolia y Rusia, mientras que el «Manhattan» de Shanghái parece el típico local de alterne del Sureste Asiático por la abundancia de «señoritas» tailandesas, vietnamitas y filipinas. Toda una muestra de que el oficio más antiguo del mundo también está muy arraigado en China.
No creo que sea lo mismo que la prostitución, para mi es muy diferente. Una cosa es que disfruten con tu cuerpo y otra cosa es dar un masaje para hacer disfrutar a la otra persona, completamente diferente en mi opinión
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