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sábado, 17 de septiembre de 2011

Un calendario vacunal único para todos

Un calendario vacunal único para todos
«La AEP lamenta que esta página, tan visitada de nuestra web, sea necesaria ». Eso es lo primero que se lee cuando se accede a la página web de la Asociación de Pediatría en la que se pueden consultar los distintos calendarios vacunales disponibles en España. Este escueto mensaje no es más que un fiel reflejo de cómo está el calendario vacunal en nuestro país: 19 sistemas sanitarios diferentes y 19 calendarios vacunales. Muy similares, es cierto, pero al mismo tiempo muy diferentes.

Tener un calendario vacunal único en España es una aspiración de la mayoría de las personas que tienen alguna relación con el mundo de las vacunas. No obstante, y a pesar de que ya en el año 1996 las autoridades sanitarias españolas tomaron cartas en el asunto, el problema está lejos de resolverse.
España tiene un sistema sanitario descentralizado. Una de las complicaciones que genera dicho organigrama es la existencia de calendarios vacunales diferentes, no sólo en cuanto al número de vacunas incluidas, sino también al momento en el que se deben poner las mismas. Sin embargo, pese a la existencia de 19 calendarios oficiales y algunos no oficiales, a la inmensa mayoría de las personas que tienen alguna relación con las vacunas les parecería bien que hubiera un calendario de vacunación único; sin embargo, «el deseo de tenerlo no es suficiente para conseguirlo».
Criterios científicos
El debate sobre la necesidad de un calendario de vacunación único en España no es nuevo, dice David Moreno, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), una de las sociedades que, junto con la Asociación Española de Vacunología (AEV) lleva años exigiendo la implantación de un calendario vacunal único para todo el estado español basado en criterios científicos, y no tanto en políticos o económicos.

En esta controversia ya se involucró el Ministerio de Sanidad y Consumo en 1996, fecha en la que se estableció la conveniencia de «converger hacia un calendario de vacunación único». Hoy día, existe un calendario «recomendado» y aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el 10 de octubre de 2007. Pero en él, por ejemplo no se incluyen vacunas como la del neumococo, la del rotavirus, gripe o hepatitis A, que sí se aconsejan en el calendario de la AEP.
Para 2010 estaba previsto, en aras de garantizar la calidad, equidad y cohesión del sistema sanitario, la aprobación en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de un calendario vacunal único para toda España (tipo de vacunas, períodos de inicio, etc.). Sin embargo, a fecha de hoy no se ha producido dicho acuerdo y dada la actual coyuntura económica es probable que algunas de las vacunas que los expertos aconsejan que se incluyan no se hagan.

Calendario de mínimos
«Es posible que el ministerio maneje un calendario de mínimos para que se pueda cumplir con solvencia en el momento económico actual, pero las comunidades autónomas, al final, hacen lo que quieren en función del dinero que hay en caja», destaca Moreno. Desde la AEP se confía en que ese acuerdo de mínimos incluya un reajuste de las vacunaciones en el sentido en el que se «pongan todas al mismo tiempo». Según Moreno, no hay justificación para la existencia de dicha variación; si se comparan los calendarios vacunales existentes se puede ver que en algunas CC.AA. se recomiendan vacunas a los 12, 18 0 24 meses, mientras que otras aconsejan las mismas vacunas en edades distintas.
Más difícil parece, afirma Moreno, que en el nuevo calendario vacunal único se incorporen algunas vacunas que «nosotros consideramos necesarias». Las vacunas de la discordia son: neumococo, varicela y rotavirus. Moreno cree probable que, en un ejercicio de priorización y de análisis de mortalidad y morbilidad, se incluya la primera, «la del neumococo»; en un segundo escalón estaría la vacuna de la varicela y, «parece menos probable que en este paquete entre también la del rotavirus». «No hay justificación para que no se vacune contra el neumococo», asegura la pediatra Ana Isabel Díaz Cirujano. Los datos nacionales sobre la incidencia del neumococo así lo indican, afirma esta pediatra.

«Esta situación de aparente falta de consenso genera desconfianza», señala Moreno. Algunos usuarios se «mosquean» y pueden llegar a sacar conclusiones negativas... «si los médicos no se ponen de acuerdo... Mejor no dar pie a las teorías de los antivacunas». Moreno explica que las diferencias en los calendarios suponen además una falta de equidad que repercute negativamente en la percepción de la sociedad sobre los programas de vacunación y condicionan actitudes de rechazo. Por ello, las demandas de un calendario unificado procedentes de diferentes ámbitos se multiplican.

Exquisito
Este experto asegura que en el mundo de las vacunas hay que ser «muy exquisito». Está en juego, dice, la «imagen pública» de la sanidad española. La desconfianza entre los usuarios es inevitable. Díaz Cirujano habla de «agravio comparativo» porque, «las diferencias epidemiológicas existentes no justifican la variabilidad del calendario vacunal». De alguna manera, se pierde «credibilidad» en las vacunas: «cada vez hay más gente que cuestiona las vacunas». «Es un poco lío», asegura Moreno: «¿qué hacemos con un niño que viene de otra CC.AA.? ¿qué vacunas se ponen y cuándo?»

Y, como recuerda Díaz Cirujano, la vacunación es «voluntaria» y no obligatoria. Esto hace que algunas personas se planteen una «vacunación a la carta» algo que, explica la pediatra, «puede convertirse en un problema de salud pública si no hay una alta cobertura vacunal».
Informe conjunto
La posición de los profesionales sanitarios es clara. La Asociación Española de Vacunología (AEV) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) manifiestan la necesidad de un calendario común en un informe en el que se advierte que «están sucediendo algunos acontecimientos relacionados con la vacunación que pueden condicionar seriamente su futuro (...). Como en otros países de nuestro entorno sociocultural, las opiniones críticas han ido en aumento en los últimos tiempos y los acontecimientos relacionados con la vacunación del papilomavirus humano y la gripe pandémica han contribuido a colocarnos en una situación de cierto riesgo».
El informe hace referencia a las diferencias en los calendarios y las quejas de falta de equidad y a la creciente demandas para que exista un calendario unificado. Recuerda además que las vacunaciones forman parte de la cartera de servicios de atención primaria. «Las vacunas se financian totalmente mediante el sistema sanitario público (...) y representan un elevado porcentaje de los recursos disponibles para actuaciones de prevención y promoción de la salud. En la coyuntura económica actual, incorporar nuevas vacunas al calendario resulta complicado para algunas CC. AA.». Asimismo, en España, a diferencia de otros países de nuestro entorno, la cantidad de vacunas que se consumen en el mercado privado es pequeña.
Y sigue el documento: «Las dificultades motivadas por la escasez de recursos destinados a la vacunación son un obstáculo importante en el camino hacia un calendario común. ¿Se podrían recomendar vacunas y no financiarlas? ¿Podría haber financiación parcial? En todo caso no se puede ignorar que, incluso desde las consultas de la sanidad pública, se hacen recomendaciones de vacunas no financiadas, lo que plantea cuestiones deontológicas, éticas y de equidad. Pero además, los calendarios son un conjunto de recomendaciones de vacunación (quizás las más visibles e importantes) que están permanentemente en revisión. Este carácter dinámico implica que aunque se alcanzase un acuerdo de calendario único, no sería fácil mantenerlo si no se toman decisiones conjuntas con la suficiente anticipación ante las nuevas situaciones que se vayan produciendo».
Comité asesor de vacunas
Desde hace años, se intenta consensuar una política de vacunaciones convergente nacional. Pero incluso si las administraciones llegaran a establecer un calendario común, «no se resolvería lo que probablemente es el principal punto crítico», el hecho de que los profesionales sanitarios que prescriben, aconsejan o realizan la vacunación no siguen únicamente las recomendaciones oficiales, sino que también tienen en cuenta otros criterios. Explica David Moreno que en nuestro entorno socioeconómico, los países líderes en políticas de vacunación cuentan con órganos colegiados, en los que participan las diferentes administraciones competentes y las sociedades científicas interesadas, en ellos se discute la política vacunal, se marcan las estrategias y se realizan las recomendaciones que rigen los programas de vacunación. «Aunque numerosas comunidades autónomas cuentan con un comité asesor de vacunas (CAV) de estas características, en España sería necesaria la creación de un CAV y un programa de vacunación común», que se encargase de estudiar y proponer todas las recomendaciones relacionadas con la vacunación, si realmente se pretende que la vacunación sea común en todas las CC. AA.

Como conclusión, se subraya que para conseguir una política de vacunaciones compartida es necesario el compromiso y la participación de todos. Más que en alcanzar acuerdos partiendo de posiciones particulares, la clave está en construirlos tomando las decisiones conjuntamente. «Para ello es necesario adoptar una visión pragmática, intentando evitar posiciones retóricas, y es imprescindible una actitud valiente, generosa, sincera y honesta».
Con la colaboración de Sanofi Pasteur MSD.
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