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jueves, 2 de mayo de 2013

Predominantemente heterosexual y viceversa

Predominantemente heterosexual y viceversa

"La sexualidad es extremadamente compleja", me dijo hace tiempo una mujer, a modo de confesión. Intuí que eso significaba que no solo tenía relaciones con hombres aunque desistía de declararse abierta o monolíticamente lesbiana, porque eso tampoco la definía. Efectivamente, cuando avanzó la conversación, confirmé que mi intuición iba por el buen camino.Tuve que ser sincera con lo que siento y le dije: "Yo soy hetero, pero no creo que nadie sea del todo heterosexual, aunque por ahora es lo que más cómodo nos va resultando...". Sostengo (aunque me tiren piedras desde todos los tejados) que somos muchos los que mejor nos quedamos en este carril de sentido único porque nos gusta y porque... para qué probar algo diverso, "raro", que nos pueda hacer un lío en la cabeza, el cuore y las emociones.
 .

De ahí mi grata sorpresa al contestar una de las preguntas de la encuesta sobre fantasías sexuales que lleva adelante una investigadora de la Universidad Complutense de Madrid (y en la que estáis invitados a participar en este site). La pregunta a la que me refiero tiene como opciones de respuesta estas dos: "predominantemente heterosexual" o "predominantemente homosexual". Me parece que, por fin, algo se aproxima a la falta de certezas eróticas que, seamos conscientes o no, padecemos y/o disfrutamos los seres humanos.

Durante estas últimas semanas ha rondado el tema en mi cabeza y en mis tripas, también (aunque el costado más de vísceras dará motivo a otra entrada). Sobre la parte que estoy dispuesta a contar en este post diré que, casualmente, me he ido encontrando, en un lapso apretado de tiempo, con gente que es gay pero que tampoco niega sus momentos hetero. Entretanto, he leído un interesante alegato sobre el hombre, su género y los mandatos de la masculinidad, escrito por Octavio Salazar Benítez (autor del libro Masculinidades y ciudadanía), en el blog Mujeres, y las redes sociales me han acercado un reportaje fotográfico interesantísimo sobre la transexualidad (con un relato pormenarizado del "proceso completo de reasignación de una persona desde que comienza su tratamiento hormonal hasta que está completamente restablecida de las intervenciones"), a cargo de Borja Moncunill con FELGTB -Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales.en Madrid, Valencia, Canarias-, que ha ganado un premio internacional.

Otro apunte quizá puramente subjetivo: mientras veía la película de Santiago Zannou del Alacrán enamorado -de la que Carlos Boyero diría, y con razón, que se la sabe de pies a cabeza- se me ocurrió el guión de la muy otra película que podría haber sido esta misma si en vez de repetir la típica historia de amor de barrio que redime al chico conflictuado y conflictivo, el boxeador que encarna Álex González se hubiera enrollado con el púgil negro que lo deja boquiabierto con sus hazañas... Y cuán a tono con lo de Jason Collins, el jugador de la NBA que esta semana ha dicho: "Soy un pívot de 34 años de la NBA. Soy negro. Y soy gay".

Sin más especulaciones, me acerqué al Queer weekend que organizó la galería Off Limits de Madrid. Elegí asistir al Ritual wedding ("boda ritual") que proponía la inefable Regina Fiz: se trata de una performance generosa, nutritiva, con el novio (el actor portugués Miguel Moreira) desnudo, untado en chocolate, ofrecido en bandeja a los asistentes. Generoso chocolate y serena piel de hombre para lamer, para chupar, para besar.

 
Regina venía de una semana de encierro con Abel Azcona, en una acción concebida en la búsqueda de la propia identidad y para debatir, así, aislados, sobre el hecho artístico. Este Confinement in search of identity, la obra/estancia en Madrid, culminó con The last supper, que cerró el fin de semana queer.
A lo que íbamos: esta performer exquisitamente provocadora que pone en foco el cuerpo y su rebelión –de quien ya hemos dado cuenta en este espacio– se queda en la galería, después de la acción, y charlamos un rato. Es portuguesa, ha vivido bastante en Río de Janeiro y en Madrid y hoy habita Berlín, así es que me comenta como al pasar que está un poco cansada de ponerse corsets y artefactos para ser (omni)presente en la escena berlinesa.

El hombre ofrecido, embadurnado... chocolate para bocas ávidas. El deseo, la tentación, según 'Ritual wedding': Regina Fiz, y Miguel Moreira.
Regina ha cumplido 12 años en esta vida, la que eligió después de haber disfrutado la existencia del bailarín clásico que aún lleva en el cuerpo. Y aunque todavía no quiere decir públicamente el nombre que figura en su documento de identidad, ya empieza a librarse de prótesis y corpiños: "Ya es hora", dice. "Estoy despojándome de capas y, ahora sí, empiezo a usar mi cuerpo, después de años de hacer a los otros", admite, y utiliza alternativa y aleatoriamente el género femenino y el masculino para referirse a sí misma, a sí mismo. Se lo remarco.

 

Regina y Moreira, según Rafael Gavalle, en Off Limits Madrid.
Es que "ya no quiero ser mujer", confiesa y, por lo tanto, "no significa nada para mí decir 'yo mismo' o 'yo misma'". El travestismo, sugiere, es "mucho más que querer ser mujer siendo hombre". En este caso, como si de otra tribu se tratase, lo que provoca un artista travesti son reflexiones sobre el género, sobre la asignación unívoca de un cuerpo a cada género, sobre la inutilidad de ser una sola cosa, una identidad férrea, en lugar de acción, en lugar de flujo y sentimiento.

Y por atreverse a fluir, lo que a Regina le apetece ahora es mezclar a ese varón que hay debajo de los vestidos con su hacer artístico como "la Fiz", tan conocida en ARCO y el mundillo artístico. Inquieta, inasible, perturbadora, Regina contagia, nos tienta, nos invita a probar el sabor de la propia carne y de la piel del otro, sin importar su sexo, un sexo, el sexo.
http://blogs.elpais.com/eros/2013/05/predominantemente-hetero.html

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