Más allá de hombres y mujeres
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Muy pocos países en el mundo admiten un 'tercer género' en sus documentos oficiales
Cincuenta contra dos. Contra tres en el mejor de los casos. Es la
desproporción que existe entre los géneros que puede elegir alguien
cuando se registra en redes sociales como Facebook y las opciones que
tiene en la realidad. La constatación de que, a veces, en cuestión de
derechos y de tolerancia la vida virtual va por delante de la real.
"Puede parecer una tontería, pero para aquellas personas que no
se sienten ni hombres ni mujeres es muy importante y necesaria la
posibilidad de que les dejen autodefinirse o, incluso, no
definirse, aunque sea en la red", afirma Jesús Generalo, secretario
general de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y
Bisexuales (FELGTB).
Facebook, cuyas nuevas opciones de género entraron en vigor este año -primero en EEUU y luego en otros países como España- se puso en contacto con la FELGTB y otras asociaciones para dejarse asesorar en este tema. Y aunque el resultado final no es del todo satisfactorio, pues ha quedado un batiburrillo en el que se confunden conceptos como género, apariencia, genitalidad, sexualidad... "la idea es buena y la aplaudimos", recalca Generalo.
Lo difícil está fuera de la red social, cuando se apaga la pantalla del ordenador o del móvil. "En la calle es mucho más complicado salirse de las estructuras marcadas a sangre y fuego. Del binarismo establecido que te persigue incluso desde antes de nacer, pues a las emparazadas siempre se les pregunta '¿qué va a ser, niño o niña?' Es duro no encajar en ese sistema", admite a EL MUNDO el secretario de la FELGTB.
Pero los hay, claro. Quienes no encajan. Quienes más allá de sentirse hombres o mujeres se encuentran a camino entre los dos; quienes se someten a tratamientos hormonales, a operaciones de cambio de sexo o no pasan por ningún proceso. Quienes simplemente tratan de hacer entender al resto que hay más diversidad de la que rigen las leyes establecidas. Y que ha sido así desde siempre.
Notorio fue el caso de Australia. En abril la Corte de Apelaciones de Nueva Gales del Sur dio la razón a Norrie -una activista de 52 años que llevaba años luchando para que reconocieran que no era ni un hombre ni una mujer-, y aprobó la existencia de un tercer género -neutro- . Norrie nació varón, después se operó para cambiarse de sexo pero nunca se sintió cómoda con su nueva identidad y por eso acudió a los tribunales.
Y Nueva Zelanda introdujo en 2012 una X en los pasaportes para marcar el género indeterminado o sin especificar.
Pero en estas cuestiones, los más adelantados son los países asiáticos. Nepal fue el primer país que incluyó, en teoría, la opción de tercer género en su censo y en sus formularios oficiales. Lo hizo en 2007, aunque tardó cinco años en aplicar la norma. En India el Tribunal Supremo leyó en abril una sentencia histórica por la que se creaba un tercer género en los documentos oficiales -incluido el pasaporte- para los hijras -que engloba a transexuales, eunucos y hermafroditas-. Se estima que en la India hay unos cinco millones de personas que no se identifican ni como hombres ni como mujeres. En Bangladesh la existencia de un tercer género para los hijras es legal desde finales de 2013 y en Pakistán desde 2009 se expiden documentos nacionales de identidad con una categoría de tercer género.
Para Jesús Generalo todas estas medidas son importantes, pero aclara que "de lo que en realidad somos partidarios es de acabar con las categorías. Que la gente se encuentre cómoda en su piel sin tener que definirse. No creemos en la existencia de un tercer género como tal porque no se ajusta a la realidad. Sería cambiar el binarismo por una estructura de tres y no se trata de eso, sino de que cada uno se identifique individualmente como quiera".
De la misma opinión es Violeta Herrero, vocal del Área de transexualidad del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), para quien "debería desaparecer la casilla de sexo, pues no aporta nada. Que cada uno se identifique consigo mismo y con lo que sienta, basta ya de etiquetas". Desde estas asociaciones por lo que apuestan es por un reconocimiento de la diversidad.
Un gran salto lo ha dado este verano Andalucía, con su Ley Integral de Transexualidad que reconoce la elección de género sin necesidad de informe médico. Una novedad -el reconocimiento a la identidad sexual "libremente determinada"- que supone dejar de considerar la transexualidad como una patología.
"La Ley andaluza es un avance muy grande y la aplaudimos públicamente. Deberían sumarse más CCAA y que luego pase a ser la norma estatal", señala Generalo, que destaca el hecho de que "regule con protocolos el tratamiento en las escuelas a aquellos niños que ya saben que no se sienten cómodos en su piel, que su genitalidad no se corresponde con lo que sienten".
Para la vocal de COGAM este aspecto también es fundamental -y lo sabe por experiencia propia pues tiene una hija menor que es transexual- porque "la aceptación del niño no puede depender de la suerte, de que el director del colegio que te toque esté formado y sensibilizado con estos temas o no".
Como admiten desde la FELGTB "la sociedad empieza a entender, poco a poco, que los genitales no definen la identidad de las personas". Aún así recuerdan que "los transexuales siguen siendo el colectivo más agredido, marginado y estigmatizado. Tienen una de las mayores tasas de abandono escolar y mayores dificultades para encontrar trabajo... Hay mucho por hacer aún".
Ahora es Andreja Pejic y se atreve a confesar que el camino para asumir su condición transgénero no ha sido fácil. "Quiero compartir mi historia con el mundo porque creo que puede ayudar a la gente. Mi meta es ponerle una cara humana a toda esta lucha", afirmó tras convertirse en mujer. Se siente diferente desde los 13 años, cuando se dio cuenta de que no encajaba ni con los unos ni con las otras. "No sentía que fuera gay, pero tampoco sabía que existieran otras opciones", reconoce.
Sigue el ejemplo Lea T, la modelo transexual brasileña -bautizada como Leandro al nacer-, , que ha sido la primera trans en llegar a lo más alto de las pasarelas internacionales y ha dado visibilidad a la transexualidad.
Otra pionera es Laverne Cox, la actriz de 'Orange is the new black', la primera mujer transgénero -como se denomina ella- nominada al Emmy y la primera en aparecer en la portada de la revista Time. "Puedes definir lo que significa ser mujer u hombre en tus propios términos. Hay que ser libre", afirma en su web. Un lema que intenta difundir en sus conferencias por el mundo.
Facebook, cuyas nuevas opciones de género entraron en vigor este año -primero en EEUU y luego en otros países como España- se puso en contacto con la FELGTB y otras asociaciones para dejarse asesorar en este tema. Y aunque el resultado final no es del todo satisfactorio, pues ha quedado un batiburrillo en el que se confunden conceptos como género, apariencia, genitalidad, sexualidad... "la idea es buena y la aplaudimos", recalca Generalo.
Lo difícil está fuera de la red social, cuando se apaga la pantalla del ordenador o del móvil. "En la calle es mucho más complicado salirse de las estructuras marcadas a sangre y fuego. Del binarismo establecido que te persigue incluso desde antes de nacer, pues a las emparazadas siempre se les pregunta '¿qué va a ser, niño o niña?' Es duro no encajar en ese sistema", admite a EL MUNDO el secretario de la FELGTB.
Pero los hay, claro. Quienes no encajan. Quienes más allá de sentirse hombres o mujeres se encuentran a camino entre los dos; quienes se someten a tratamientos hormonales, a operaciones de cambio de sexo o no pasan por ningún proceso. Quienes simplemente tratan de hacer entender al resto que hay más diversidad de la que rigen las leyes establecidas. Y que ha sido así desde siempre.
El discutido tercer género
Algunos países -pocos- admiten oficialmente la existencia de un tercer género. Es el caso , por ejemplo, de Alemania, el único país europeo que reconoce oficialmente desde el pasado noviembre un género -indeterminado-, y da a los padres a la hora de registrar a sus hijos la posibilidad de marcar una tercera casilla -además de la de hombre o mujer- con la opción X, que se podrá modificar cuando la persona crezca.Notorio fue el caso de Australia. En abril la Corte de Apelaciones de Nueva Gales del Sur dio la razón a Norrie -una activista de 52 años que llevaba años luchando para que reconocieran que no era ni un hombre ni una mujer-, y aprobó la existencia de un tercer género -neutro- . Norrie nació varón, después se operó para cambiarse de sexo pero nunca se sintió cómoda con su nueva identidad y por eso acudió a los tribunales.
Y Nueva Zelanda introdujo en 2012 una X en los pasaportes para marcar el género indeterminado o sin especificar.
Pero en estas cuestiones, los más adelantados son los países asiáticos. Nepal fue el primer país que incluyó, en teoría, la opción de tercer género en su censo y en sus formularios oficiales. Lo hizo en 2007, aunque tardó cinco años en aplicar la norma. En India el Tribunal Supremo leyó en abril una sentencia histórica por la que se creaba un tercer género en los documentos oficiales -incluido el pasaporte- para los hijras -que engloba a transexuales, eunucos y hermafroditas-. Se estima que en la India hay unos cinco millones de personas que no se identifican ni como hombres ni como mujeres. En Bangladesh la existencia de un tercer género para los hijras es legal desde finales de 2013 y en Pakistán desde 2009 se expiden documentos nacionales de identidad con una categoría de tercer género.
Para Jesús Generalo todas estas medidas son importantes, pero aclara que "de lo que en realidad somos partidarios es de acabar con las categorías. Que la gente se encuentre cómoda en su piel sin tener que definirse. No creemos en la existencia de un tercer género como tal porque no se ajusta a la realidad. Sería cambiar el binarismo por una estructura de tres y no se trata de eso, sino de que cada uno se identifique individualmente como quiera".
De la misma opinión es Violeta Herrero, vocal del Área de transexualidad del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), para quien "debería desaparecer la casilla de sexo, pues no aporta nada. Que cada uno se identifique consigo mismo y con lo que sienta, basta ya de etiquetas". Desde estas asociaciones por lo que apuestan es por un reconocimiento de la diversidad.
La situación en España
La legislación estatal permite desde 2007 rectificar la identidad en el Registro Civil. Da a los transexuales la posibilidad de cambiar el nombre y el sexo en el DNI, pero sólo si a la persona se le ha diagnosticado un trastorno de género -es decir, lo considera un problema médico- y ha recibido tratamiento hormonal durante al menos dos años. "Esto, por supuesto, no es reconocer la identidad de las personas transexuales", admite Violeta Herrero.Un gran salto lo ha dado este verano Andalucía, con su Ley Integral de Transexualidad que reconoce la elección de género sin necesidad de informe médico. Una novedad -el reconocimiento a la identidad sexual "libremente determinada"- que supone dejar de considerar la transexualidad como una patología.
"La Ley andaluza es un avance muy grande y la aplaudimos públicamente. Deberían sumarse más CCAA y que luego pase a ser la norma estatal", señala Generalo, que destaca el hecho de que "regule con protocolos el tratamiento en las escuelas a aquellos niños que ya saben que no se sienten cómodos en su piel, que su genitalidad no se corresponde con lo que sienten".
Para la vocal de COGAM este aspecto también es fundamental -y lo sabe por experiencia propia pues tiene una hija menor que es transexual- porque "la aceptación del niño no puede depender de la suerte, de que el director del colegio que te toque esté formado y sensibilizado con estos temas o no".
Como admiten desde la FELGTB "la sociedad empieza a entender, poco a poco, que los genitales no definen la identidad de las personas". Aún así recuerdan que "los transexuales siguen siendo el colectivo más agredido, marginado y estigmatizado. Tienen una de las mayores tasas de abandono escolar y mayores dificultades para encontrar trabajo... Hay mucho por hacer aún".
La visibilidad
Casos anónimos de personas que no encajan en las categorías de género oficiales hay muchos. Casos famosos algunos, como el del modelo Andrej Pejic, que después de conquistar las pasarelas de todo el mundo con su androginia y hacer de su ambiguedad su gran baza, después de explotar si tapujos el juego chico-chica, de pasar del traje de novia al esmoquin sin complejos y de afirmar que se sentía tanto hombre como mujer, decidió decantarse este verano por un género. Su lado femenino inclinó la balanza y completó su operación de cambio de sexo en julio.Ahora es Andreja Pejic y se atreve a confesar que el camino para asumir su condición transgénero no ha sido fácil. "Quiero compartir mi historia con el mundo porque creo que puede ayudar a la gente. Mi meta es ponerle una cara humana a toda esta lucha", afirmó tras convertirse en mujer. Se siente diferente desde los 13 años, cuando se dio cuenta de que no encajaba ni con los unos ni con las otras. "No sentía que fuera gay, pero tampoco sabía que existieran otras opciones", reconoce.
Sigue el ejemplo Lea T, la modelo transexual brasileña -bautizada como Leandro al nacer-, , que ha sido la primera trans en llegar a lo más alto de las pasarelas internacionales y ha dado visibilidad a la transexualidad.
Otra pionera es Laverne Cox, la actriz de 'Orange is the new black', la primera mujer transgénero -como se denomina ella- nominada al Emmy y la primera en aparecer en la portada de la revista Time. "Puedes definir lo que significa ser mujer u hombre en tus propios términos. Hay que ser libre", afirma en su web. Un lema que intenta difundir en sus conferencias por el mundo.
http://www.elmundo.es/salud/2014/09/27/542589d9ca47410a7d8b458b.html
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