El yogur, un aliado contra el sobrepeso
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Una investigación española relaciona el consumo de yogur con el control del peso
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Los expertos recomiendan no sustituir la fruta por yogur en el postre
Un estudio de la Universidad de Navarra publicado en la revista Nutrition, Metabolism and Cardiovascular Diseases
ha estudiado la relación que podría tener la ingesta de yogures con la
obesidad. Los resultados arrojan que un mayor consumo de estos lácteos
reduciría el riesgo de padecer sobrepeso, que según la Organización
Mundial de la Salud es ya el quinto factor de riesgo de mortalidad en el
mundo.
La investigación, que viene precedida por otras similares en EEUU y fue presentada anteriormente en congresos en San Diego (EEUU) y Bulgaria, corre a cargo de Miguel Ángel Martínez, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra. En el estudio se han analizado, durante más de seis años, los hábitos de vida de 8.516 personas, la mayoría de ellas profesionales sanitarios, con una edad media de 37 años. Ninguna tenía sobrepeso al comienzo de la investigación, pero 1.860 lo desarrollaron o se habían vuelto obesos al final.
A los participantes se les pasaron cuestionarios cada dos años, en los que se les preguntaba por su actividad física, las horas de televisión que veían al día, las que pasaban sentados, si eran o no fumadores o si seguían una dieta especial.
Además, se dividió a estas personas en distintos grupos en función de la cantidad de yogures que tomaban a la semana: entre cero y dos, entre dos y cinco, entre cinco y siete o más de siete. La investigación -financiada por el instituto de investigación nutricional de la empresa de yogures Danone- concluyó que, a igualdad de otras variables relacionadas con la obesidad, quienes toman siete o más yogures a la semana presentan menor riesgo de padecer sobrepeso que aquellos que solo consumen dos o menos.
La diferencia media en peso ganado entre los que tomaban menos yogures y los de mayor ingesta era mínima: unos 40 gramos. Lo realmente relevante era el riesgo de sobrepeso entre unos y otros: los que consumían siete o más yogures a la semana presentaban un riesgo del 18,4% de convertirse en obesos, mientras que este porcentaje ascendía hasta el 22,8% en quienes tomaban dos o menos yogures a la semana.
Otra cuestión interesante, y que seguramente sorprenderá a muchos, es que en la investigación no se observó una correlación entre el consumo de yogures desnatados y la reducción del sobrepeso. "El paradigma antiguo de contar calorías como si fueran una ecuación matemática ya no funciona, hay que tener en cuenta otras variables como la matriz propia del alimento, las bacterias intestinales o la absorción de nutrientes", apunta Martínez en conversación con EL MUNDO.
El razonamiento exacto de por qué los yogures tienen estos efectos sobre el sobrepeso es todavía difícil de descifrar, según explica el autor del estudio. Una hipótesis que plantea este experto es que la clave podría estar en el calcio. "Todos los lácteos tienen calcio, pero evidentemente la mantequilla o el queso no son iguales al yogur, porque este tiene un pH ácido que permite que el calcio se absorba mejor, y ahí podría estar la clave", cuenta Miguel Ángel Martínez.
Para Fernando Cordido, catedrático de Endocrinología y Nutrición de la Universidad de La Coruña y ajeno a este estudio, la hipótesis del calcio aportada por el autor "tiene sentido, ya que hay estudios que relacionan el consumo de calcio y la vitamina D con el sobrepeso, pero aún es todo muy preliminar". Jordi Salas, investigador del CIBERobn y de la Universitat Rovira Virgili de Tarragona, quien tampoco ha participado en la investigación, añade a la hipótesis del calcio la de la microbiota intestinal: "El yogur tiene una serie de bacterias que desplazan otras bacterias del colon, y con esto se produciría un efecto antiinflamatorio que podría ayudar a que no hubiera un aumento de peso", ha explicado Salas a este medio.
Este estudio de la Universidad de Navarra se ha centrado en los efectos que producen los yogures en el sobrepeso, más que en las causas, que por el momento, aunque se intuyen, no están confirmadas. "El siguiente paso para saber por qué ocurre este fenómeno sería hacer más experimentos con yogures", indica el responsable de la investigación.
La investigación, que viene precedida por otras similares en EEUU y fue presentada anteriormente en congresos en San Diego (EEUU) y Bulgaria, corre a cargo de Miguel Ángel Martínez, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra. En el estudio se han analizado, durante más de seis años, los hábitos de vida de 8.516 personas, la mayoría de ellas profesionales sanitarios, con una edad media de 37 años. Ninguna tenía sobrepeso al comienzo de la investigación, pero 1.860 lo desarrollaron o se habían vuelto obesos al final.
A los participantes se les pasaron cuestionarios cada dos años, en los que se les preguntaba por su actividad física, las horas de televisión que veían al día, las que pasaban sentados, si eran o no fumadores o si seguían una dieta especial.
Además, se dividió a estas personas en distintos grupos en función de la cantidad de yogures que tomaban a la semana: entre cero y dos, entre dos y cinco, entre cinco y siete o más de siete. La investigación -financiada por el instituto de investigación nutricional de la empresa de yogures Danone- concluyó que, a igualdad de otras variables relacionadas con la obesidad, quienes toman siete o más yogures a la semana presentan menor riesgo de padecer sobrepeso que aquellos que solo consumen dos o menos.
La diferencia media en peso ganado entre los que tomaban menos yogures y los de mayor ingesta era mínima: unos 40 gramos. Lo realmente relevante era el riesgo de sobrepeso entre unos y otros: los que consumían siete o más yogures a la semana presentaban un riesgo del 18,4% de convertirse en obesos, mientras que este porcentaje ascendía hasta el 22,8% en quienes tomaban dos o menos yogures a la semana.
La fruta también cuenta
Paralelamente, se observó que la probabilidad de sobrepeso es aún menor cuando la ingesta de yogures va acompañada de un elevado consumo de fruta. En este sentido, el estudio aconseja ser fieles a la dieta Mediterránea y dejar de lado esa costumbre de sustituir la fruta del postre por un yogur. El autor recomienda añadirlo a comidas como el desayuno o la merienda, pero nunca reemplazarlo por la fruta, sino combinarlo.Otra cuestión interesante, y que seguramente sorprenderá a muchos, es que en la investigación no se observó una correlación entre el consumo de yogures desnatados y la reducción del sobrepeso. "El paradigma antiguo de contar calorías como si fueran una ecuación matemática ya no funciona, hay que tener en cuenta otras variables como la matriz propia del alimento, las bacterias intestinales o la absorción de nutrientes", apunta Martínez en conversación con EL MUNDO.
El razonamiento exacto de por qué los yogures tienen estos efectos sobre el sobrepeso es todavía difícil de descifrar, según explica el autor del estudio. Una hipótesis que plantea este experto es que la clave podría estar en el calcio. "Todos los lácteos tienen calcio, pero evidentemente la mantequilla o el queso no son iguales al yogur, porque este tiene un pH ácido que permite que el calcio se absorba mejor, y ahí podría estar la clave", cuenta Miguel Ángel Martínez.
Para Fernando Cordido, catedrático de Endocrinología y Nutrición de la Universidad de La Coruña y ajeno a este estudio, la hipótesis del calcio aportada por el autor "tiene sentido, ya que hay estudios que relacionan el consumo de calcio y la vitamina D con el sobrepeso, pero aún es todo muy preliminar". Jordi Salas, investigador del CIBERobn y de la Universitat Rovira Virgili de Tarragona, quien tampoco ha participado en la investigación, añade a la hipótesis del calcio la de la microbiota intestinal: "El yogur tiene una serie de bacterias que desplazan otras bacterias del colon, y con esto se produciría un efecto antiinflamatorio que podría ayudar a que no hubiera un aumento de peso", ha explicado Salas a este medio.
Este estudio de la Universidad de Navarra se ha centrado en los efectos que producen los yogures en el sobrepeso, más que en las causas, que por el momento, aunque se intuyen, no están confirmadas. "El siguiente paso para saber por qué ocurre este fenómeno sería hacer más experimentos con yogures", indica el responsable de la investigación.
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