DIOS ES AMOR, MEJOR CON HUMOR

viernes, 22 de junio de 2012

el holandés Bas Landsdorp tiene entre manos uno de los proyectos más ambiciosos en la historia de la televisión: hacer un reality en Marte. Tras un viaje de siete meses, los primeros astronautas-concursantes que lleguen vivirán en casitas de 50 metros

Los concursantes podrían vivir y cultivar sus propios alimentos Casitas de 50 metros con todo lo necesario y zonas de trabajo y cultivo son algunas de las características del campamento base
El proyecto tiene programado enviar en 2016 un satélite de comunicaciones para hacer una primera aproximación al terreno. Dos años después, un robot enviado al planeta analizaría la mejor localización para establecer el campamento base. En 2020 se enviarán todos los componentes para construir los edificios que albergarán a las personas y, en abril de 2023, los hombres llegarían a Marte. Si esto se cumpliese, lo harían siete años antes de lo que tiene previsto la NASA, cuya esperanza está puesta en el envío de personas en 2030.
El reality espacial tratará de reproducir las condiciones óptimas para llevar una vida saluable y cómoda. Las casitas de los concursantes tendrían dormitorio, sala de estar y cuarto de baño. En la base también habrá áreas de trabajo y zonas de cultivo. Las zonas habitables dispondrán de oxígeno para poder respirar sin problemas. Además, estarán todas conectadas por pasillos, de modo que la necesidad de salir al exterior será mínima. Y si lo hacen, deberán llevar trajes espaciales similares a los que llevaron los astronautas que aterrizaron en la luna.

Unidades de vida

A Marte llegarán dos módulos que serán vitales para la vida en el Planeta Rojo. El primer de ellos es la unidad de soporte vital, que incluye recursos para hacer habitables las zonas de la base. Así, se encargará de suministrar energía a la base mediante el despliegue de unos paneles solares finos. Asimismo, será la encargada de producir el agua, que se extraerá del agua helada que hay en la superficie marciana.
En este sentido, ya desde hace años los científicos vienen trabajando en el cultivo de plantas y vegetales en el espacio, precisamente como un paso adelante en las misiones tripuladas y en los asentamientos en planetas. Así, diseñaron un sistema biorregenerativo que incluya el crecimiento de plantas y que, además de servir como alimento, produzca oxígeno para los tripulantes. Pero además, un científico de la Universidad de Florencia, en Italia, asegura que los planetas más adecuados para la agricultura espacial son Venus, Marte y la Luna. Y entre ellos, Marte, tiene los mejores componentes para cultivar las plantas, ya que su territorio contiene trazas de magnesio, sodio, potasio y cloro. Asimismo, hay bloques enteros químicos basados en carbono, que es necesario para la vida. Así, investigadores han descubierto que esta tierra es muy buena para el cultivo de, entre otros, el espárrago, un vegetal que necesita suelos muy alcalinos (y esto lo da fundamentalmente el sodio y el magnesio) para crecer. Asimismo, los investigadores no han visto trazas de toxicidad en la tierra marciana.
El equipo del proyecto Mars One explica en su sitio web que con los 6.000 millones de dólares que (aseguran) generará el programa, se contará con los recursos y los conocimientos suficientes para establecer una colonia permanente en Marte.

La ciencia no sabe de espectáculo

Jonathan Amos, corresponsal de ciencia de BBC, cree que el proyecto tiene grandes retos por delante. La principal crítica al proyecto es que no reconoce los peligros de la radiación. En la Tierra un campo magnético nos protege de las peligrosas partículas del sol. «Sin un hábitat resistente a las radiaciones ionizantes, los concursantes morirían de cáncer en un año», explica Amos. Lansdorp, no obstante, asegura que encontró una solución: «Fabricar un blindaje, poner objetos entre los astronautas y la radiación». «Nos vamos a asegurar de que la nave tenga suficiente blindaje y en Marte vamos a poner una capa gruesa sobre la superficie del planeta», comenta el empresario.
Sin embargo, no todo es escepticismo en el proyecto Mars One. El holandés Gerard 't Hooft, premio Nobel de Física, apoya la idea y la ve como posible. «Este es un proyecto extraordinario con visión e imaginación. Mi primera reacción fue como la de cualquiera: esto nunca sucederá. Pero después de analizarlo en detalle pienso que es algo que realmente se puede lograr», detalló Hooft.
Mars One espera recibir millones de solicitudes del público.«Soy un verdadero emprendedor. Si no fuera posible, yo no gastaría mi tiempo en esto. Sinceramente creo que va a suceder», comenta Lansdorp.

No hay comentarios:

Publicar un comentario