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martes, 12 de agosto de 2014

Muerte de Enrique Angelelli Cadena perpetua a los verdugos de 'el obispo de los pobres'


  Muerte de Enrique Angelelli Cadena perpetua a los verdugos de 'el obispo de los pobres'
  • Se trata del general Luciano Benjamín y el comodoro Luis Fernando Estrella

  • El obispo Enrique Angelelli tuvo un 'accidente de tráfico' el 4 de agosto de 1976

Imagen de archivo de Luciano Benjamin Menendez (dcha.), junto a Rafael...
Dos ex jefes militares de la dictadura argentina (1976-1983), el general Luciano Benjamín Menéndez y el comodoro Luis Fernando Estrella, han sido condenados a cadena perpetua por el asesinato del obispo Enrique Angelelli, que pertenecía a la línea progresista de la Iglesia católica y era conocido como 'el obispo de los pobres'.
El tribunal oral criminal de la provincia de La Rioja (en el oeste de Argentina) encontró culpables a Menéndez y Estrella al considerar que fueron "autores mediatos" del homicidio del monseñor y dispuso que deberán cumplir sus penas en una cárcel común, pese a que los dos son octogenarios y para éstos rige el beneficio del arresto domiciliario.
Los otros militares que se encontraban procesados por el crimen, el dictador Jorge Rafael Videla (1976-1981) y sus lugartenientes, el comisario Juan Carlos Romero y el general Albano Harguindeguy, ex ministro del Interior, fallecieron durante el proceso y no llegaron al juicio oral.
El Papa Francisco tuvo intervención activa en este proceso al ordenar que la Iglesia actuara como querellante y enviar documentación reservada del Vaticano que fue utilizada por el tribunal como prueba. Incluso la querella planteó que Menéndez y Estrella también debían ser juzgados por el delito de "odio religioso".
Angelelli era obispo en la provincia de La Rioja e investigaba los homicidios de dos sacerdotes de su diócesis por la dictadura: Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, ambos ocurridos el 18 de julio de 1976. El 4 de agosto viajaba en una furgoneta con documentación sobre esos crímenes, que pensaba enviar al Vaticano, y de repente el vehículo volcó, causando la muerte del religioso y heridas graves al acompañante.
La causa judicial se cerró casi inmediatamente como un accidente de tráfico. Pero en 2010 aparecieron testigos y pruebas que contradecían esta versión, por lo que se reabrió el caso y se estableció que el vehículo de Angelelli fue encerrado en la carretera por otro coche, lo que provocó el vuelco. Los jueces consideraron que se trató de un "accidente automovilístico provocado" y un delito contra la Humanidad, como todos los de la 'guerra sucia'.

Otros 'accidentes'

El método del aparente "accidente automovilístico" fue también usado por la dictadura para eliminar a monseñor Carlos Alberto Ponce de León, que ocupaba el obispado de la ciudad bonaerense de San Nicolás y tenía roces con los jefes militares de la zona. Muchos lo apodaban 'monseñor ambulancia', porque solía recoger a víctimas de las torturas y recibía a los familiares de desaparecidos.
Otro caso sospechoso, pero nunca probado, ha sido el del popular cantante Jorge Cafrune, muy conocido en España donde vivió en los años 60 y 70. En la madrugada del 31 de enero de 1978, marchaba a caballo para realizar un homenaje al general Jose de San Martín, el libertador de Argentina, y fue atropellado por una camioneta, que huyó. Cafrune tenía ideas peronistas y era opositor a la dictadura.
La Iglesia cuenta con más mártires. En la matanza de la parroquia de Santa Cruz, perpetrada por la dictadura el 4 de julio de 1976, fueron asesinados el seminarista gallego Salvador Barbeito Doval, de 29 años, y los sacerdotes Alfredo Leaden, de 57 años; Pedro Duffau, de 65; Alfredo Kelly, de 40; y Emilio Barletti, de 25. También las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Dumon fueron arrojadas vivas al mar desde los 'vuelos de la muerte'.
La colaboración de la jerarquía de la Iglesia católica con la dictadura llegó al punto de que bendijo "por cristiano e incruento" el masivo método de eliminación de los guerrilleros y prisioneros políticos mediante los 'vuelos de la muerte', es decir arrojándolos desde aviones militares al mar vivos, desnudos y narcotizados con inyección de 'pentothal'.
En 2012 durante sus últimos meses de vida Videla, que purgaba cuatro cadenas perpetuas, confesó que su "relación con la Iglesia Católica fue excelente, muy cordial, sincera y abierta". Incluso confió que el nuncio apostólico Pio Laghi, embajador del Vaticano en Argentina de 1974 a 1980, y algunos obispos "nos asesoraron sobre la forma de manejar" la situación de los desaparecidos. "La Iglesia ofreció sus buenos oficios, y frente a familiares que se tenía la certeza de que no harían un uso político de la información, se les dijo que no buscaran más a su hijo porque estaba muerto".
Videla admitió, por primera vez después de 30 años, que él y sus uniformados eliminaron a "7.000 u 8.000 personas". Aunque la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), que encabezó el fallecido escritor Ernesto Sábato, documentó casi 9.000 casos. Los organismos humanitarios hablan de 30.000 desaparecidos, pero esa cifra no ha sido comprobada.
 
 http://www.elmundo.es/america/2014/07/04/53b7077322601dad1f8b4578.html?cid=MNOT23801&s_kw=cadena_perpetua_a_los_verdugos_de_el_obispo_de_los_pobres
 

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