Sin el aura de misterio que envuelve a las protagonistas de filmes
como 'Belle de Jour' o la reciente 'Joven y Bonita', en el que una
estudiante compagina la facultad y la prostitución, la brasileña de 22
años Lola Benvenutti (nombre artístico de Gabriela Natália Silva) es
clara y natural: "Me gusta mi trabajo". Prostituta formada en Letras en
la Universidad Federal de Sao Carlos, en el estado de Sao Paulo, acaba
de lanzar en Brasil el libro "El placer es todo nuestro", con una tirada
inicial de 10.000 ejemplares y ya con ofertas para publicar fuera del
país.
Lola, con cara de niña mala y el cuerpo lleno de tatuajes con aire pin-up, toma el nombre prestado del clásico de Nabokov 'Lolita'. "Siempre me gustaron los hombres más mayores y Lolita tiene un carácter transgresor y una forma sugerente de explotar la sexualidad que me inspiró. Además yo también tengo un estilo más de niña que de mujer", cuenta en entrevista con ELMUNDO.es. Para ella, ser meretriz responde a "un proceso natural" en su vida. "Siempre me fascinó el mundo del sexo y lo buscaba en diferentes chats, hasta que un día me ofrecieron dinero por un encuentro y acepté", rememora de su primera experiencia. "Si además de placer obtengo dinero con el sexo, pues aún mejor", defiende.
"Para mí, la prostitución tiene más que ver con el universo de
glamour de 'Desayuno con diamantes' que con esa decadencia y sufrimiento
que algunos sufren", explica Lola, hija de un constructor y militar de
la reserva y una enfermera que siempre le garantizaron un cierto
bienestar económico. "Nunca ejercí por necesidad", insiste.
Tenía 17 años cuando llevó a cabo sus primeros "programas", como se les llama en Brasil, y acababa de comenzar la facultad. Pero fue a los 20 cuando se reconoció prostituta y su madre estuvo un año sin hablarle. "Fue difícil", reconoce.
En su último año de carrera decidió abrir un blog pese a las advertencias de algunas amigas. Le rayaron el coche y una profesora escribió un poema contando lo horrible de su condición, pero también se multiplicó su fama. Recibía más de 1.000 visitas al día y los medios locales se fijaron en ella y contaron, el pasado año, que tenía sexo con diez hombres al día y que, por tanto, ya habría tenido relaciones con unos 3.000.
"La facultad de letras me ayudó mucho con mi blog y pretendo hacer un máster en letras centrado en la sexualidad", cuenta Gabriela, que es también el nombre de una sensual protagonista de la novela más conocida del escritor brasileño Jorge Amado. A los 11, aquella niña brasileña de una pequeña ciudad del interior de Sao Paulo ya sentía una gran inquietud sexual y a los 14 perdió la virginidad con un hombre de 30. A esa edad empezó a investigar sobre el sadomasoquismo, que ocupa algunos de los episodios de su nuevo libro.
Satisfecha con cómo la prostitución le permite "explorar más a fondo la sexualidad", Lola se siente una feminista. "El feminismo defiende que somos dueñas de nuestro propio cuerpo y yo lo soy, aunque hay extremistas que no entienden de lo que hablo. No soy sumisa, todo lo contrario, la prostitución me da poder", asegura.
Eso sí, por ahora la profesión le impide tener novio. "Ya tuve uno
que anteriormente había sido cliente y acabó tornándose demasiado
agresivo", recuerda, al tiempo que asegura que "actualmente tener pareja
no es una prioridad". Entre las aventuras que cuenta en su libro está
su visita a algunas sectas o el intento de un gay para que le ayudara a
dejar de serlo. "Acabé ayudándole a aprender a ligar con hombres",
cuenta entre sonrisas.
Para Lola, la publicación de este libro sirve un poco "como diván" y también como culminación de "la unión de sexo y literatura, que son mis dos grandes pasiones". Además, Lola defiende ejercer la profesión de una forma cariñosa, besando al cliente y tratándolo "como a un ser humano" y no como a un número más. En el libro, por último, Benvenutti afirma huir del "tono victimizador y decadente que han contado otras prostitutas en sus relatos o libros". Para ella, es un placer.
Lola, con cara de niña mala y el cuerpo lleno de tatuajes con aire pin-up, toma el nombre prestado del clásico de Nabokov 'Lolita'. "Siempre me gustaron los hombres más mayores y Lolita tiene un carácter transgresor y una forma sugerente de explotar la sexualidad que me inspiró. Además yo también tengo un estilo más de niña que de mujer", cuenta en entrevista con ELMUNDO.es. Para ella, ser meretriz responde a "un proceso natural" en su vida. "Siempre me fascinó el mundo del sexo y lo buscaba en diferentes chats, hasta que un día me ofrecieron dinero por un encuentro y acepté", rememora de su primera experiencia. "Si además de placer obtengo dinero con el sexo, pues aún mejor", defiende.
VICTOR DAGUANO
Tenía 17 años cuando llevó a cabo sus primeros "programas", como se les llama en Brasil, y acababa de comenzar la facultad. Pero fue a los 20 cuando se reconoció prostituta y su madre estuvo un año sin hablarle. "Fue difícil", reconoce.
En su último año de carrera decidió abrir un blog pese a las advertencias de algunas amigas. Le rayaron el coche y una profesora escribió un poema contando lo horrible de su condición, pero también se multiplicó su fama. Recibía más de 1.000 visitas al día y los medios locales se fijaron en ella y contaron, el pasado año, que tenía sexo con diez hombres al día y que, por tanto, ya habría tenido relaciones con unos 3.000.
"La facultad de letras me ayudó mucho con mi blog y pretendo hacer un máster en letras centrado en la sexualidad", cuenta Gabriela, que es también el nombre de una sensual protagonista de la novela más conocida del escritor brasileño Jorge Amado. A los 11, aquella niña brasileña de una pequeña ciudad del interior de Sao Paulo ya sentía una gran inquietud sexual y a los 14 perdió la virginidad con un hombre de 30. A esa edad empezó a investigar sobre el sadomasoquismo, que ocupa algunos de los episodios de su nuevo libro.
Satisfecha con cómo la prostitución le permite "explorar más a fondo la sexualidad", Lola se siente una feminista. "El feminismo defiende que somos dueñas de nuestro propio cuerpo y yo lo soy, aunque hay extremistas que no entienden de lo que hablo. No soy sumisa, todo lo contrario, la prostitución me da poder", asegura.
Victor Daguano
Para Lola, la publicación de este libro sirve un poco "como diván" y también como culminación de "la unión de sexo y literatura, que son mis dos grandes pasiones". Además, Lola defiende ejercer la profesión de una forma cariñosa, besando al cliente y tratándolo "como a un ser humano" y no como a un número más. En el libro, por último, Benvenutti afirma huir del "tono victimizador y decadente que han contado otras prostitutas en sus relatos o libros". Para ella, es un placer.
http://www.elmundo.es/internacional/2014/08/07/53e3e74b22601d2c168b45a0.html
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