Creo que merece la pena leerlo. Me parece que es breve, sencillo y
sincero, y, además, lo suscribo. Artículo publicado en La Vanguardia, escrito por la periodista Ángeles Caso*
** "*Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado
inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, p
suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero
tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo
de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he
vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a
colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de
la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su
aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación–
de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.*
**Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito,
ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con
dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual
que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno.
Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que
aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre
las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula
minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el
mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante,
las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen
en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.*
**
*Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio
bienestary se desentiende del malestar de los otros, a base del cual
construye su
derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo
con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las
misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden
cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen
que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.*
**
*Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo
la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas
carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo
dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un
pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del
mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas
cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.*
*También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los
que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la
serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo
bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a
los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado.
No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo
merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca,
en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque
esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo
anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo*".
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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