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domingo, 19 de junio de 2011

La chuche sana

La chuche sana


 

AÑADIR NUTRIENTES

Cuando la OMS decidió calificar la obesidad como la pandemia del siglo XXI no era por antojo, sino porque la enfermedad seguía sumando pacientes. En solo tres décadas, la obesidad se ha duplicado en todo el mundo. La mayoría de los nutricionistas lo atribuye a la sustitución de comidas sanas por las llamadas comidas basura, que aportan un exceso de grasas saturadas e insaturadas en la alimentación, denominadas trans. El pecado de algunas golosinas. “Lo malo no es tomar chuches, sino que estas sustituyan una comida”, afirma Javier Aranceta, Presidente de SENC (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria). “No hay nada malo en las golosinas, excepto que son sustancias con escaso valor nutricional y se tiende a hacer que sustituyan otras comidas importantes, como la merienda y el desayuno”. A pesar de eso, ¿quién le niega una golosina a un niño? ¿Y a uno mismo? En el caso de los niños, son un premio, un regalo que resulta sencillo y a la vez un tesoro. Desde la Antigüedad, han formado parte del método educativo y de nuestra cultura, como recompensa a unas expectativas fijadas. ¿Qué niño no se ha tomado el peor de los jarabes o su comida más odiada a cambio de un puñado de gominolas? Esto resulta interesante, pues podría haber una fórmula que acabara haciendo las chuches cada vez más sanas, con efectos antioxidantes, vitaminas, minerales y otros nutrientes beneficiosos para el organismo, con el fin de evitar que estos productos sean simples “calorías vacías” (energía que no conlleva nutrientes).

SIN GLUTEN NI HUEVO

Viendo la que se venía encima, la industria confitera puso a todo trapo sus laboratorios de I+D, para conseguir la receta perfecta mientras eliminan todo aquello que pueda resultar mínimamente perjudicial. Para ello, algunos, como Fiesta, Miguelañez, Cadbury, Wrigley y El Caserío de Tafalla, ya ofrecen productos sin azúcar, gluten o huevo con el fin de evitar alergias y contribuir lo posible a la nueva demanda. Asimismo, también es tendencia incorporarle zumos de frutas, como ofrecen los Sugus de toda la vida y los ositos Haribo.
El gluten, presente en muchos alimentos debido a que es un gran espesante, afecta a más de 450.000 españoles que sufren intolerancia o alergia. Al desarrollar productos para ellos, los fabricantes separan el almidón y resto de componentes del grano de trigo, y de paso, para hacerlo más sano aún, intentan eliminar prácticamente todos los carbohidratos, los que inciden en el sobrepeso. El problema está en que las chuches a granel no suelen venderse con envases, lo que dificulta el etiquetado de sus ingredientes y, por tanto, resulta extremadamente complicado saber su composición.
En el caso de las golosinas sin azúcar, mascar chicle reduce el apetito, útil en caso de estar a dieta, además de ser útil para quienes están dejando de fumar o sufren halitosis. De ahí que líneas como Orbit y Trident hayan desarrollado chicles y caramelos sin azúcar para todos los gustos, sustituyendo el dulce elemento por edulcorantes con menos calorías y anticariogénicos. La mayoría de las veces están realizados en el laboratorio, como el sorbitol, el xilitol y el manitol, que, pese a su mala fama, según el Dr. Aranceta: “No son perjudiciales”. Se aplican en productos bajos en calorías, pues no afectan a los niveles de azúcar en sangre. Señala también el presidente del SENC, que: “No es aconsejable –excepto en casos de diabetes– dar caramelos sin azúcar a los niños; la comunidad científica aún no tiene claro los efectos de esos edulcorantes en la población infantil”.
Aunque el chicle proviene de la savia de un árbol de México, Manilkara zapota, y ahora se ha sustituido por acetato polivinílico, la chuche sigue siendo un placer. Mejor aún si la disfrutamos sin mala conciencia.
http://www.quo.es/ciencia/salud/chuches_chachis

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