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viernes, 25 de enero de 2013

«Pasé de la silla de ruedas a nadar tres horas semanales»

«Pasé de la silla de ruedas a nadar tres horas semanales»

El dolor ha acompañado a Luis desde que tenía 42 años, dificultando su vida laboral. Una operación mínimamente invasiva le ha permitido, a los 84 años, librarse de él

Cumplir 80 años no significa resignarse ante el dolor. El de Luis Valles era de ciática, muy fuerte e incapacitante y presente en su vida desde los 40 años. Una intervención quirúrgica mínimamente invasiva le ha devuelto la sonrisa y la calidad de vida. Luis, de 84 años, practica la pesca submarina desde muy joven, en Estepona y hasta en Nueva Zelanda, es un deportista nato y un hombre activo. A los 42 años tuvo su primer dolor de espalda «incapacitante», que le sobrevino un día nada más despertarse y le mantuvo en cama cerca de un mes. En aquellos momentos le pareció un mundo, una experiencia horrible que no podía imaginar que, a partir de entonces, iba a repetirse muy a menudo. El médico le diagnosticó una doble ciática, que partía de las vértebras lumbares y llegaba a inmovilizarle las piernas, pero no supo darle nada más que pastillas. «Después del susto inicial -pensé que era polio o algo parecido- me di cuenta de que lo peor no había pasado, porque lo peor es que eso se iba a repetir durante toda mi vida, y me parecía insoportable».

Y así fue. Con breves periodos de sentirse cien por cien bien, los dolores han acompañado a Luis durante toda su vida, dificultándole ir a trabajar, hacer ejercicio y disfrutar de una vida normal. No obstante reconoce que mejoró mucho con la rehabilitación, «repetía la tabla de ejercicios que me había dado el médico todos los días sin fallar, nadaba y practicaba todo el deporte que podía», afirma.

«En verano, por ejemplo, que pasaba largas temporadas en la costa, nadaba mucho en el mar y a la vuelta sentía como si me hubieran puesto una inyección de energía».Cada vez que se repetía el ataque de ciática se encontraba fatal como mínimo quince días, hasta que en Semana Santa de 2011, cuando pasaba sus vacaciones en Estepona con su familia, le dio uno más fuerte y le tuvieron que ingresar en el hospital.

Un rayo de luz
Entre otras visitas recibió la de su sobrino, médico, que le recomendó que visitara al neurocirujano Francisco Villarejo, de la Clínica La Luz de Madrid. Los traumatólogos ya habían hecho lo que habían podido, pero la dolencia de Luis la iban a poder atajar en otra especialidad.

Y así lo hizo. Le llevó los resultados de la enorme cantidad de pruebas a las que se había sometido en los últimos años y el especialista valoró que Luis podía someterse a la intervención de cirugía selectiva microquirúrgica para el tratamiento de la estenosis de canal lumbar y hernias discales. Una operación mínimamente invasiva que consiste en la implantación de un dispositivo que separa las vértebras gracias a espaciadores que hacen que el canal vertebral se pueda abrir progresivamente. La tasa de éxito de estas intervenciones llega al 97% y, aunque se realiza mediante anestesia general, «si el paciente es delicado, como suele ocurrir entre la población más anciana, se puede usar anestesia epidural o sedación local y la vuelta a la vida normal se realiza en muy poco tiempo», comenta el doctor Villarejo.
Curiosamente, estas intervenciones se llaman «cirugía de tercera o cuarta edad» pero quién le iba a decir a Luis que era demasiado tarde para dejar de sentir dolor. Como Luis, que en cinco días volvió a sentirse tan libre de dolor como ya ni siquiera recordaba, hay muchísimas personas mayores de entre 65 y 80 años que quieren mejorar su calidad de vida y que ahora pueden hacerlo. A sus 84 años, Luis pasea ahora sin dificultad por los parques de alrededor de su casa, sale todos los días a comprar el periódico y «hacer los recados» que le encarga su mujer. Además, recuperando una vieja afición, disfruta nadando en el mar durante sus vacaciones. «Ya no puedo roquear y hacer lo que hacía cuando era un chaval, pero eso he dejado de hacerlo por sentido común, no porque el dolor me lo impidiera», señala risueño.
Dr. Francisco Villarejo. Jefe de la Unidad de Neurocirugía de la Clínica La Luz
La estenosis del canal lumbar es la disminución de los diámetros del canal lumbar, donde se encuentran la parte final de la médula espinal y las raíces de los nervios de la cola de caballo, responsables del movimiento en los miembros inferiores y del control de esfínteres. Las medidas del canal lumbar pueden estar disminuidas congénitamente o más frecuente por un proceso degenerativo llamado espondiloartrosis. El 95% de los varones y el 80% de las mujeres de más de 65 años presentan estenosis de canal clínica o radiológicamente.
Los síntomas clínicos son dolor lumbar y en miembros inferiores y trastornos sensitivos en forma de hormigueos así como pérdida de fuerza que ocasiona que al caminar pocos metros el paciente tiene que pararse o sentarse y a veces flexionar el tronco sobre la pelvis para que desaparezcan los síntomas, por ello se denomina síndrome del escaparate ya que el enfermo cuando va caminando por la calle se para a mirar los escaparates y de esa forma disimula hasta que desaparecen los síntomas y reanuda la marcha. En este síndrome, producido por una claudicación neurógena o de los nervios además de dolor en las piernas, puede haber pérdida de fuerza, empeora al bajar las cuestas, los pacientes no suelen ser fumadores y conservan el pulso arterial en las piernas, cosa que no ocurre en la claudicación de origen vascular.

Hasta hace poco, el tratamiento era muy agresivo, pero hace poco han surgido intervenciones mínimamente invasivas que solucionan el problema. Estas intervenciones son con microcirugía y en otros casos sin abrir, es decir percutáneas, y se coloca un dispositivo interespinoso entre vértebra y vértebra para mantener la descompresión realizada y que no se cierre el canal. La intervención en ambos casos no llega a los 30 minutos y el paciente puede ser dado de alta a las 24 o 48 horas.
http://www.abc.es/salud/pacientes/pase-silla-ruedas-nadar-tres-14055.html

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