Una técnica prolonga el tiempo de conservación de hígados para su trasplante
Los órganos se conservaban viables para su trasplante en ratas entre 72 y 96 horas
Wally Reeves, Korkut Uygun, Maish Yarmush, Harvard University
Uno de los mayores problemas con los trasplantes de órganos
radica en el poco tiempo que debe transcurrir desde que un órgano está
disponible hasta su trasplante en el receptor. Aunque depende de muchas
variables -donante y del tipo de órgano-, en principio para el riñón lo
normal son 24 horas aunque es posible que funcionen tras conservación en
frío hasta 48 horas; el corazón y pulmones solo pueden mantenerse
durante unas seis horas, mientras que el hígado y páncreas hasta 12
horas. En cualquier caso, siempre es preferible trasplantar lo antes
posible.
Pero ahora, según un estudio que se publica en «Nature Medicine»,
podría prolongarse la vida de los órganos fuera del donante gracias a
novedoso sistema de sobreenfriamiento. En concreto, los investigadores
del Instituto Nacional de la Salud de EE.UU. han probado con éxito esta nueva técnica de sobreenfriamiento en
ratas, y si tiene éxito en humanos, permitiría incrementar notablemente
el número de órganos y de donantes y así, salvar más vidas.
Hito de la medicina
Hace más de 60 años que se llevó a cabo el primer
trasplante de un órgano sólido humano, un riñón, un hito que cambió la
medicina moderna. Desde entonces, se han trasplantado todo tipo de
órganos –corazón, pulmón, córneas, etc.-, pero también tejidos, piel,
etc., pero debido a la escasez de órganos de donantes, las listas de
espera siguen creciendo en todo el mundo.
Con las técnicas actuales es posible preservar hígado no
más de 24 horas; el método combina bajas temperaturas y una solución
química desarrollada por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison
en 1983. La solución ayuda a mantener vivo el tejido hepático durante
el tránsito del donante a su receptor. Gracias a ello ha sido posible
recuperar muchos órganos para aumentar el número de trasplantes
realizados con éxito. Sin embargo no es suficiente en el caso del
hígado, el segundo órgano trasplantado en Europa por detrás del riñón
(en 2012 se trasplantaron en la Unión Europea 112.631 órganos sólidos, de los que 23.721 de hígado).
La posibilidad de mantener un hígado durante más tiempo
viable para el trasplante fuera del donante, explican los autores de
este trabajo, tendría múltiples beneficios:
más tiempo para preparar al paciente y una mayor facilidad logística en
el centro hospitalario de donantes; menor urgencia en la recogida del
órgano a su destino, y un aumento en el área de donación que permitiría
elevar el número de trasplantes transcontinentales e intercontinentales
trasplantes, además de la selección del órgano más adecuado para cada
paciente.
El hígado es segundo órgano trasplantado en Europa por detrás del riñón
La principal dificultad para la conservación a largo plazo de los órganos humanos deriva principalmente del grave daño tisular que
se produce cuando los órganos son criopreservados, es decir, congelado a
temperaturas de -320,8 grados Fahrenheit. Mientras que este sistema es
muy eficaz en la conservación de las células o de tejidos más simples,
en el caso de los órganos más grandes el problema se agrava debido a los
múltiples tipos de células y otras estructuras que reaccionan de manera
diferente al frío.
Para solventar estos problemas, el equipo de Martin Yarmush y Korkut Uygun, investigadores en el Centro de Ingeniería Médica del Hospital General de Massachusetts (MGH) de Boston, han desarrollado una técnica de conservación que ha triplicado la cantidad de tiempo que un hígado de rata pede permanecer almacenado antes de ser trasplantado.
Cuatro fases
El proceso, tal y como describen en «Nature Medicine»,
consta de cuatro pasos. El primero pasa por emplear una máquina de
perfusión -una forma de entrega de oxígeno y nutrientes a los capilares
en los tejidos biológicos mientras permanecen fuera del cuerpo- para
superenfriar el tejido hepático sin causar daño irreversible en las
células. Para lograr esto, los investigadores añadieron 3-OMG
(3-O-metil-D-glucosa), un compuesto modificado de glucosa no tóxico, a
la solución tradicional. El 3-OMG, explican, se conserva y al no poder
ser metabolizado por las células, se acumula en los hepatocitos (células
del hígado), y así actúa como un protector contra el frío.
El equipo también modificó la solución al añadir de PEG-35 kD
(polietilenglicol) para proteger específicamente las membranas
celulares. El etilenglicol es el ingrediente activo del anticongelante, y
funciona mediante la reducción del punto de congelación de una
solución.
Con este nuevo sistema los investigadores lograron que los
hígados se enfriaran más lentamente por debajo del punto de congelación,
a 21 grados Fahrenheit, sin inducir así la congelación, y por tanto
sobreenfriaando el órgano para su preservación. Después de almacenar los
órganos durante varios días, los investigadores utilizaron de nuevo la
máquina de perfusión para volver a calentar el órgano, mientras que
además suministraban de oxígeno y otros nutrientes para preparar el
órgano para el trasplante.
Órganos funcionales
Utilizando esta nueva técnica, los investigadores fueron
capaces de almacenar los hígados de rata superenfriados durante tres
días (72 horas) y cuatro días (96 horas) a 21 grados Fahrenheit. Todos
los animales que recibieron hígados almacenados durante tres días
sobrevivieron a los tres meses, pero ninguno de las que recibieron un
trasplante utilizando métodos actuales lo hicieron. La tasa de
supervivencia para los animales que recibieron hígados almacenados
durante cuatro días fue del 58%.
Para ver qué pasos de su sistema eran los esenciales, los
investigadores vieron que si se eliminaban los componentes
suplementarios de PEG-35 kDa o 3-OMG los animales trasplantados
fallecían a la semana, mientras que si no se empleaba la máquina de
perfusión o superenfriamiento, la muerte se produjo a la hora del
trasplante.
La técnica debe pasar ahora por numerosas pruebas y ser
refinada antes de que puedan pensarse en su empleo en seres humanos,
pero los primeros resultados son muy esperanzadores.
«Cuanto más tiempo seamos capaces de almacenar los órganos donados,
mayor será la probabilidad de que el paciente puede encontrar el mejor
órgano posible», concluyen los investigadores.
http://www.abc.es/salud/noticias/20140629/abci-organos-traplante-mayor-supervivencia-201406271808.html
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