La Enzima Prodigiosa, La Ciencia Horrorosa.
Por circunstancias de la vida me ha llegado a las manos un
libro que por lo que dicen en la portada lleva más de 2.000.000 de ejemplares
vendidos y del que se habla bastante últimamente: La Enzima Prodigiosa…
el título parece de divulgación bioquímica. Una enzima es una proteína
(o un ARN) que puede catalizar (facilitar) una reacción química.
Realmente hay enzimas que hace
cosas flipantes, pero prodigios, en el sentido de milagros, que yo sepa
ninguna, todas siguen inexorablemente las leyes de la termodinámica.
Quizás el título sea una licencia literaria. No obstante los subtítulos
son un poco inquietantes, “Una
forma de vida sin enfermar” ¿Y que tendrá esto que ver con una enzima? ¿Cuántos
medicamentos son enzimas? Más bien pocos… y luego ya se lía con decir que es
una dieta del futuro que evitará enfermedades cardíacas, curará el cáncer, etc,
etc, etc… buuuuf, pasamos el nivel de alerta a DefCon2 porque está utilizando
el léxico habitual de la pseudomedicina. Pero en fin, le daremos el beneficio
de la duda. Sigo con el libro.
¿Y esto quien lo escribe?
El libro está escrito por Hiromi Shinya, que según leo en la
contraportada es un prestigiosísimo cirujano de sistema digestivo. Por sus manos han pasado
los más ilustres intestinos del planeta. Imagino que el libro va a ser un
recopilatorio de anécdotas de su experiencia profesional, que nos vamos a
enterar que cantante del rock tiene una hernia inguinal, diverticulosis o si alguna
actriz, además de Elizabeth Taylor, sufre las hemorroides prolapsadas en silencio. Pero no,
habla de enzimas, dieta y metabolismo. Raro, raro, raro, tanto como si Severo
Ochoa o Grande Covián hicieran un libro sobre colonoscopias. Pero en fin, si el
libro es divulgación científica se puede permitir que no sea su campo de
especialidad, solo es cuestión de documentarse y de tener rigor… pero no, no es
el caso.
El libro desarrolla una teoría que luego explicaré, pero lo
más curioso es cual es la fuente. NINGUNA. El principal argumento
que apoya
todas las afirmaciones que expresa en el libro es que él es un
prestigioso
médico (lo repite constantemente como argumento de autoridad) y que todo
se basa en sus observaciones. No hay experimentos, no hay datos, no hay
confirmaciones como cabría esperarse de un texto científico, solamente
un "esto es así porque te lo digo yo que soy muy bueno". Como
médico también es peculiar. Afirma haber examinado los estómagos e
intestinos
de más de 300.000 personas en sus 45 años de ejercicio profesional en
Japón y
Estados Unidos. Suponiendo que trabaje 300 días al año, salen a 19
pacientes
por día, desde luego o es muy trabajador o es muy exagerado. También
tiene unas prácticas peculiares y
realiza afirmaciones muy extravagantes. Cuenta que el cuida la salud de
sus pacientes de forma holística, por eso además de hacerles una
colonoscopia examina sus
pechos, cuello de útero y próstata, y que sus pacientes se lo
agradecen. Parece
ser que como ya tienen los pantalones bajados y el culo en pompa
aprovecha el viaje. Por la misma regla de tres y puestos a invadir otros
campos, también podía
observar ojos, oídos y garganta, pero parece que eso no le interesa.
Afirma Shinya que el prueba en si mismo todos los medicamentos que
receta a sus
pacientes, dice que por interés científico, aunque esto ha sido la
perdición de muchos médicos, sobre todo cuando hablamos de opiáceos u
opioides. Sostiene Shinya que siguiendo sus teorías nadie ha sufrido una
recaída del cáncer y que ha curado muchas enfermedades, no relacionadas
con la cirugía digestiva… raro también. Bueno pues con este sustrato y
esas
peculiaridades desarrolla una teoría que según el nos va a librar de
todas las
enfermedades. Como todas las afirmaciones pseudocientíficas no la ha
publicado en ninguna revista científica ni la ha sometido a revisión por
pares, sino que como
es un médico prestigioso, ha escrito un libro. En general leyendo sus
explicaciones recordé la anécdota (real) del sargento chusquero de
artillería que explicando los misiles balísticos decía
aquello de “en los libros pone que una vez lanzado el proyectil este
acabara
cayendo por la atracción de la gravedad, aunque mi experiencia me dice
que
realmente cae por su propio peso y no por la gravedad”. Parece ser que este
tipo de anécdotas eran frecuentes en el ejército (yo fui objetor). Otro amigo que hizo la mili me contó que
otro chusquero les explico geometría diciendo que “hay circunferencias de todos
los tipos, aunque las más conocidas son las de 360º, depende de que sean más
grandes o más pequeñas”. Bueno, pues en esta lógica y este nivel se mueve el
libro.
¿Pero cual es la teoría?
Resumida
vendría a ser que según
sus observaciones todos tenemos una cantidad de enzimas madre que a lo
largo de
la vida va dando lugar a todos los enzimas que necesita el cuerpo. Una
mala
alimentación es la causa de que se agoten los enzimas. Por ejemplo, si
bebemos
mucho alcohol, el hígado necesitará muchas enzimas que lo descompongan y
desplazará las enzimas desde otras partes del cuerpo al hígado. Comer
alimentos con
muchas enzimas ayuda a mantener estos enzimas madre. ESTO ES UNA BURRADA, así,
sin atenuantes. No
tiene nada que ver con la realidad. Los enzimas no son algo abstracto,
son
proteínas (la mayoría) o ARN (esto lo desconoce el autor) que están
codificadas
en el ADN en forma de genes y están reguladas a diferentes niveles. En
general la mayoría de enzimas se sintetizan y
funcionan en la misma célula, aunque siempre hay algunos que son
excretados al
medio, como las enzimas digestivas. Pero no son nada abstracto, de hecho
la
enzimología fue de las primeras áreas que se desarrollo en la bioquímica
y es
donde hay más trabajo acumulado, tanto que hasta tenemos a todas las
enzimas clasificadas y sistematizadas. Es algo tan frecuente que hasta
un servidor
caracterizó la enzima EC 2.3.1.30 de remolacha, o sea, que lo puede hacer cualquiera. Lo de adquirir enzimas por la
dieta es otra aberración. Para empezar del peso total de la comida, las enzimas
son una fracción ínfima, que se inactiva por calor, oxidación, frío, salinidad
etc… por lo que solo podemos aspirar a comer enzimas funcionales si te comes
una fruta en el árbol, lo cual sigue siendo una tontería. Por que una vez
masticados y llegados al estómago se rompen a cachitos como cualquier otra
proteína y son absorbidos en el intestino como aminoácidos. En ocasiones he
llegado a pensar que el libro no es más que una inocentada o una broma y que el
autor se está riendo de nosotros. O que está tratando de crear un nuevo género literario, la enzimología ficción, puesto que llega a mencionar
esto que he contado de la degradación de proteínas y aminoácidos, pero dice que
da igual… que comiendo enzimas estaremos sanos AUNQUE NO DE NINGUNA EXPLICACIÓN. Al final todo el mensaje del libro es que hay
que comer más verduras y menos carne. Algo que te puedo decir yo también sin
pegarle patadas al rigor y sin que te compres ningún libro.
Yendo al detalle el libro es insufrible de leer. Va repitiendo
lo mismo y sustentándolo en argumentos cada vez más peregrinos y raros, de forma
desordenada, inconnexa y repetitiva. De hecho durante la lectura del libro llegué a tomar
8 páginas de anotaciones de incorrecciones y barbaridades hasta que llegué a
pensar que si hay algún concepto correcto es por equivocación del autor, no por
mérito. Entre las afirmaciones sin ningún tipo de base, o directamente tonterías, mi preferida es que la distribución de los dientes en la mandíbula es
una señal de que la dieta ideal es de 85% de verdura y 15% de carne. Por el
camino va dando crédito a todas las leyendas urbanas sobre alimentación que
hemos sufrido en los últimos años, desde los prejuicios de beber leche, a la
energía vital de los acupuntores y pseudomédicos, a decir que el come ecológico
y sin ningún aditivo químico (no menciona que el E-300 es la vitamina C, que ha
defendido antes), que el comportamiento y las emociones pueden cambiar el ADN dándole
validez a una teoría científica obsoleta como el Lamarckianismo que
afirma erróneamente que los caracteres adquiridos se heredan y
un largo etcétera. Tampoco tiene pudor en demostrar su ignorancia en la
química y biología más elemental como cuando dice que varios
antioxidantes juntos se convierte
en un tanino, que el agua con cloro está oxidada y que hay que beber agua pura reductora (si
es pura, no es reductora, y viceversa) o que las plantas se nutren de
los insectos (no las carnivoras
¡¡todas!!) y que por eso no hay que tratar las plagas. También dice que
los
huevos y leche producen alergia y por eso hay que comer verduras,
olvidando que
los frutos secos y la piel del melocotón son potentes alérgenos, que los
antiácidos producen esterilidad, que si te vas a dormir después de cenar
la
comida del estómago oprime la garganta y un larguísimo etcétera,
demasiado como para ir página por página. Sería tan largo como el mismo
libro.
Por último la editorial también se ha unido a la fiesta del despropósito. El libro no está traducido del original en japonés sino de la versión en inglés, puesto que en diferentes partes del libro aparece el término “remover” en vez de “extirpar” (en inglés “remove”) o “demandante” en vez de “exigente” (“demanding” en inglés) algo que canta a la legua. Además el libro se escribió en el 2005, se tradujo en el 2008 y se promociona ahora ¿por qué? No tengo ni idea, pero puestos a imaginar, los libros más vendidos aparte de los de autoayuda, son los de recetas de cocina y los de dietas mágicas. No deja de ser una ironía que la gente compre libros para comer y para adelgazar. Es como ser adicto a la cocaína y al valium a la vez. En los últimos años las editoriales nos han saturado de dietas Dukan y Atkins y de libros que decían que para adelgazar había que saturarse de proteínas y de filetes y evitar los hidratos de carbono. Con las dietas de adelgazamiento pasa como con los pantalones de campana, que van y vuelven según las modas. Quizás en el 2008 la editorial pensó que un libro que recomendara comer verduras cuando todos recomendaban comer carne no iba a triunfar y ahora que ha pasado la fiebre de las proteínas es un buen momento para decir una obviedad como que comer verduras es bueno, y adornarla de toda la pseudociencia habida y por haber. Tampoco descarta el tirón de que si la tontería te la dice un oriental parece más mística y fiable que si te la dice un occidental, aunque en oriente y occidente se dicen las mismas tonterías. Este libro es buena prueba de ello. Cuidar la dieta y comer verduras es sano, pero no hace falta que te lo diga un colonoscopista japonés.
http://www.losproductosnaturales.com/2013/05/la-enzima-prodigiosa-la-ciencia.html
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