La ministra de Integración noruega: "Aquí comemos cerdo, bebemos alcohol y mostramos nuestro rostro"
La ministra de Integración noruega, Sylvi Listhaug, lo ha vuelto a hacer. Si este abril causó estupor cuando se tiró a las aguas del Mediterráneo para ver qué sienten los refugiados que lo cruzan, en esta ocasión ha sido un comentario en Facebook el que ha levantado ampollas.
"Creo que aquellos que vienen a Noruega tienen que adaptarse a nuestra sociedad. Aquí comemos cerdo, bebemos alcohol y mostramos el rostro. Quien viene aquí debe cumplir los valores, leyes y regulaciones noruegos", escribió en su muro en la víspera de la Conferencia Nacional de Integración.
Para la oposición se trata de una maniobra populista que busca segregar a los inmigrantes musulmanes del resto de la sociedad. "Si eres ministro de Integración, debes empezar por integrar", escribió en Dagbladet Zaiend Al Samarai, del Partido Laborista en Oslo.
Coincide con el criminólogo Omar Gilani Syed, según escribió en el diario Aftenposten, en que el debate no puede limitarse al cerdo y al alcohol. "Si no comprende la complejidad y no tiene la experiencia a la hora de tratar con estos asuntos sociales de un modo correcto es el momento de preguntarse si Listhaug debería reconsiderar su cargo", escribió.
Lo cierto es que la ministra del populista Partido del Progreso se planteó este verano dejar su puesto por cuestiones familiares, pero finalmente desechó la idea. Sucedió después del varapalo que recibió, tanto en las redes sociales como en los medios noruegos e internacionales, por darse un chapuzón en la isla de Lesbos con una traje de seguridad para ver, "desde esta perspectiva y experiencia, cómo es estar en el agua de este modo", según explicó entonces. Aunque también reconoció que "ellos no llevan una traje de supervivencia, por lo que no es comparable".
Tan desafortunada escena se sumaba al comentario, pronunciado un año antes, cuando ostentaba la cartera de Agricultura, de que Jesús estaría de acuerdo con la restricción de la política noruega hacia los refugiados el año pasado, cuando el país escandinavo vio cómo se triplicaban las peticiones de asilo. Precisamente, para tratar esa situación se creó el Ministerio de Integración que estrena Listhaug.
"Quiero que una niña cristiana que lleve una cruz pueda mostrarla. Quiero que un niño judío que lleve kippa pueda mostrarlo. Y no quiero una prohibición del hijab", manifestó a este respecto el ministro de Educación, Torbjørn Røe Isaksen.
Aunque ésta sea la política oficial del Gobierno conservador que encabeza Erna Solberg, sus socios del Partido del Progreso siguen en contra del uso público. En cualquier caso, en el plano privado, la propia primera ministra reconoció esta semana en televisión que ella personalmente no contrataría a nadie que llevara niqab. "Uno puede hacer lo que quiera en su tiempo libre, pero en el lugar de trabajo es un hecho que uno quiera ver la cara del otro".
http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/21/580a0dcf268e3e0a2d8b456c.html
"Creo que aquellos que vienen a Noruega tienen que adaptarse a nuestra sociedad. Aquí comemos cerdo, bebemos alcohol y mostramos el rostro. Quien viene aquí debe cumplir los valores, leyes y regulaciones noruegos", escribió en su muro en la víspera de la Conferencia Nacional de Integración.
Para la oposición se trata de una maniobra populista que busca segregar a los inmigrantes musulmanes del resto de la sociedad. "Si eres ministro de Integración, debes empezar por integrar", escribió en Dagbladet Zaiend Al Samarai, del Partido Laborista en Oslo.
Coincide con el criminólogo Omar Gilani Syed, según escribió en el diario Aftenposten, en que el debate no puede limitarse al cerdo y al alcohol. "Si no comprende la complejidad y no tiene la experiencia a la hora de tratar con estos asuntos sociales de un modo correcto es el momento de preguntarse si Listhaug debería reconsiderar su cargo", escribió.
Lo cierto es que la ministra del populista Partido del Progreso se planteó este verano dejar su puesto por cuestiones familiares, pero finalmente desechó la idea. Sucedió después del varapalo que recibió, tanto en las redes sociales como en los medios noruegos e internacionales, por darse un chapuzón en la isla de Lesbos con una traje de seguridad para ver, "desde esta perspectiva y experiencia, cómo es estar en el agua de este modo", según explicó entonces. Aunque también reconoció que "ellos no llevan una traje de supervivencia, por lo que no es comparable".
Tan desafortunada escena se sumaba al comentario, pronunciado un año antes, cuando ostentaba la cartera de Agricultura, de que Jesús estaría de acuerdo con la restricción de la política noruega hacia los refugiados el año pasado, cuando el país escandinavo vio cómo se triplicaban las peticiones de asilo. Precisamente, para tratar esa situación se creó el Ministerio de Integración que estrena Listhaug.
Debate político del hijab
Sus comentarios coinciden con el debate político, a un año de que se celebren las elecciones, sobre la prohibición nacional del burka en colegios y universidades públicas, a pesar de que éstos no abundan en Noruega. El uso del velo islámico también ha suscitado acaloradas discusiones pero no está vetado."Quiero que una niña cristiana que lleve una cruz pueda mostrarla. Quiero que un niño judío que lleve kippa pueda mostrarlo. Y no quiero una prohibición del hijab", manifestó a este respecto el ministro de Educación, Torbjørn Røe Isaksen.
Aunque ésta sea la política oficial del Gobierno conservador que encabeza Erna Solberg, sus socios del Partido del Progreso siguen en contra del uso público. En cualquier caso, en el plano privado, la propia primera ministra reconoció esta semana en televisión que ella personalmente no contrataría a nadie que llevara niqab. "Uno puede hacer lo que quiera en su tiempo libre, pero en el lugar de trabajo es un hecho que uno quiera ver la cara del otro".
http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/21/580a0dcf268e3e0a2d8b456c.html
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