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martes, 6 de diciembre de 2016

Recupera tu autoridad con tus pequeños, en cinco sencillos pasos.

Recupera tu autoridad con tus pequeños, en cinco sencillos pasos.

Si tus enanitos tienen ya más de tres años y no te hacen caso cuando les pides que hagan algo, asúmelo: te entienden perfectamente pero sencillamente no les da la gana hacerlo.
Así que toma las riendas ahora mismo y hazte valer. Recupera tu autoridad. Todavía estás a tiempo, aprende a darles instrucciones en cinco sencillos pasos:
  • Antes de aplicar esta técnica, asegúrate de que vas a estar 100% enfocado siguiendo los pasos. Comprueba que no tienes ninguna sartén en el fuego ni ninguna otra urgencia que te vaya a interrumpir o tú mismo estarás echando piedras sobre tu propio tejado. Si no es el momento, déjalo para más tarde, o acabarás haciendo lo de siempre y perdiendo más y más autoridad.
  • Prepárate: clarifica en tu mente qué quieres que haga y piensa cómo lo vas a verbalizar en positivo, en concreto y en muy pocas palabras. “No dejes tus cosas tiradas” no sirve porque no estamos comunicando lo que hay que hacer sino lo que no hay que hacer. “Ordena tu habitación” no sirve porque es una tarea poco concreta, no especifica suficientemente lo que hay que hacer y además porque puede parecer una tarea gigantesca.
    “Guarda estas zapatillas en este cajón” es la manera correcta para empezar: un primer paso claro, sencillo y concreto. Si consigues un primer paso, es más fácil conseguir un segundo. Recuerda: comer, rascar y mandar, todo es empezar.
  • Emplea tu presencia: sitúate a la distancia adecuada y adopta una postura firme. No vale pedir las cosas gritando desde otra habitación, acércate lo máximo que puedas hasta que tu presencia le incomode por lo menos un poquito, ponte en una postura erguida, pero cómoda para ti y señala con tu dedo el lugar donde quieras que dirija su atención.
  • Ahora sí: verbaliza la instrucción con amabilidad pero con firmeza y sobre todo, repítela. Repítela exactamente igual las veces que haga falta hasta que te haga caso, manteniendo la distancia, tu postura firme y tu tono amable.
    A medida que vayas repitiendo la instrucción, tu pequeño empezará a sentirse incómodo, mirará hacia otro lado, tratará de despistarte. No te justifiques, no des explicaciones (o caerás en su trampa), simplemente sigue repitiendo exactamente igual la instrucción, firmemente y con amabilidad, como un disco rayado, ése es el secreto de esta técnica.
    Llegará un momento en el que tu pequeño empezará a ponerse muy nervioso y puede que incluso llore, grite o haga pataletas: son los últimos coletazos, ¡¡ya casi le tienes!! Recuerda, si te pones nervioso ahora, si te descolocas, si gritas, su energía te habrá vencido y habrás perdido tu autoridad. Sigue repitiendo, firme y amable y tu energía le vencerá. Recuerda que liderar es hacer prevalecer nuestra energía frente a la energía de los demás.
    Estate preparado, porque la primera vez que emplees esta técnica necesitarás más de veinte repeticiones (y sudarás…). Pero sigue empleándola y en pocos días acabarán haciéndote caso a la primera.
  • Cuando ya te esté obedeciendo, recuerda que acaba de ser “derrotado” y que su pequeño orgullito ha quedado tocado: agradécele que te haya hecho caso pero sin demasiado énfasis o lo vivirá como un recochineo. Márchate y espera a otro momento en el que esté calmado para darle las gracias por hacerte caso y para hacerle reflexionar acerca de lo ocurrido.

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