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martes, 14 de agosto de 2012

Cuando la esterilidad es masculina En los últimos años ha empeorado la calidad del esperma

Cuando la esterilidad es masculina En los últimos años ha empeorado la calidad del esperma
 

Aproximadamente el 35% de los problemas de fertilidad en la pareja se debe a factores masculinos, aunque esa tasa puede aumentar hasta un 45% cuando el origen es mixto, del varón y de la mujer. En los últimos años, el porcentaje de hombres afectados por un problema de esterilidad ha aumentado debido a una disminución en la calidad del esperma. Se piensa que los malos hábitos tóxicos y alimenticios, junto con la contaminación ambiental y el sedentarismo, se han sumado a las causas genéticas del varón. Todo esto ha hecho que disminuya su fertilidad, no sólo en nuestro país sino en muchos otros países.
Entre las causas que pueden estar detrás de un problema en el hombre para concebir un hijo están las de tipo eyaculatorias, los trastornos hormonales, las anomalías genéticas, las infecciones del tracto genital o la alteración en la producción o características de los espermatozoides.
Por este motivo, se pueden realizar diferentes pruebas diagnósticas en función de las sospechas que el médico tenga. No obstante, tal y como explica Isidoro Bruna, responsable de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Madrid Montepríncipe, "lo primero es solicitar una serología [un análisis sanguíneo] para descartar que el varón tenga VIH o hepatitis, porque si es así, es preceptivo tratar la muestra seminal con un protocolo distinto tal y como establece la legislación", y que básicamente consistiría en evitar cualquier posible contaminación cruzada con otras muestras y realizar un lavado del plasma seminal. Se trata de garantizar que el esperma no está infectado por el virus antes de proceder a una inseminación o fecundación in vitro.
Una vez descartadas estas infecciones, es decir, lo habitual en la población masculina, la prueba con la que se comenzaría la valoración de la fertilidad es el seminograma básico. "Con él se valorará el volumen eyaculado, el número, la morfología y movilidad de los espermatozoides, ya que la falta de una movilidad efectiva, progresiva u óptima es motivo de esterilidad o dificultad para el embarazo. Ésta es la prueba estándar e indispensable", afirma Buenaventura Coroleu, jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción del Centro Salud de la Mujer Dexeus de Barcelona.
Cuando se ve que existe un problema, el paciente debe acudir a un andrólogo, que es el especialista que estudia la parte masculina de la fertilidad. Este médico realizará en primer lugar un interrogatorio y exploración. "Hay profesiones que por sus características pueden alterar la calidad del semen, como aquellos trabajos que están expuestos a altas temperaturas, o los que manejan productos tóxicos. También se valorará cómo ha sido la evolución adolescente y el desarrollo sexual. Además, se debe realizar una exploración física para descartar problemas de tamaño o consistencia del testículo o una ecografía para descartar problemas de varices testiculares (o varicocele)", señala Coroleu.
Descartados los problemas físicos o del entorno, y si el seminograma ha dado un resultado anormal, normalmente, se realizarán otras pruebas como el test de capacitación espermática o REM (recuento de espermatozoides móviles), en el que se procesa la muestra, eliminando el plasma seminal y seleccionando los espermatozoides de mejor movilidad mediante gradientes discontinuos de densidad.

Además, se puede pedir "análisis hormonales que consiste en una extracción de una muestra sanguínea para medir, por ejemplo, la prolactina (PRL) o la hormona folículo estimulante (FSH), con el fin de valorar si el origen del problema es endocrino. También con una analítica se puede realizar un cariotipo, como el que se descarta si existe alguna alteración en los cromosomas", señala Miguel Ángel Checa, jefe de sección de Reproducción Humana del Hospital del Mar de Barcelona.
Otras pruebas más específicas y que también se están empleando en las unidades de reproducción asistida son la de la fragmentación del ADN espermático, la FISH y el estudio de meiosis. La primera es para conocer "el porcentaje de fragmentación del esperma, si está por encima del 15-30% hay compromiso de la fertilidad. En muchas ocasiones esto puede ocurrir por infecciones y se puede tratar con antibióticos o antioxidantes", aclara Bruna. En cuanto a las otras dos, se realizan para "conocer si hay alteraciones en los cromosomas de los espermatozoides, en el caso de la FISH, o para ver si existe una anomalía en el proceso meiótico".
Cuando el factor masculino no se puede solucionar con un tratamiento hormonal, quirúrgico o farmacológico, se recurre a las técnicas de reproducción asistida, bien la inseminación artificial en los casos mas leves, o la fecundación in Vitro con microinyección espermática (ICSI), en los casos más severos. "Con esta última, la tasa de embarazo está en torno al 40-45%, aunque claro también dependerá de la edad de la mujer, ya que a menor edad mejor pronóstico", concluye Coroleu.

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/07/05/noticias/1341511893.html

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