'Con 13 años, es poco probable tener una enfermedad mental'
El asesinato de
un profesor en el instituto Joan Fuster en el barrio de La Sagrera,
Barcelona, por parte de un chico jovencísimo, de 13 años, hace que nos
preguntemos qué puede llevar a una persona a cometer semejantes actos.
¿Tiene necesariamente que responder a una patología o se trata,
simplemente, de que el ser humano es capaz de albergar lo mejor y lo
peor dentro de sí mismo?
Ante esta pregunta, Jerónimo Saiz, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Alcalá y jefe de servicio de Psiquiatría en el Hospital Ramón y Cajal, responde a EL MUNDO que "lo que me da una pena enorme es que cuando sucede un hecho de este tipo, que es terrible, la explicación que se busque sea la de la enfermedad mental, porque hay muchos más crímenes cometidos por gente sin enfermedad psiquiátrica que por gente con enfermedad".
Por el momento, se desconocen los detalles sobre qué motivaciones llevaron a este chico, ya detenido, a aparecer en su instituto, ballesta en mano, para atacar a varios de sus profesores y compañeros. "Ahora mismo faltan muchísimos detalles, pero lo que sí pienso es que, en estos casos, es extraordinariamente extraño que haya una psicosis, que suele debutar desde los 18 años en adelante", explica a este periódico Kazuhiro Tajima, profesor de psiquiatría en la Universidad Rey Juan Carlos y presidente de la Asociación Española de Jóvenes Psiquiatras.
Para Tajima, aunque todavía nos estemos moviendo en el terreno de la especulación, quizás podría tratarse de un trastorno grave de personalidad. Según este experto, para hablar de un brote psicótico, "habría habido una actuación en base a lo que estuviera en su cabeza -alucinaciones, delirios- y se le habría visto enrarecido en los días previos". No obstante, "cuando son actos tan planificados -no hay que olvidar que el chico llegó una hora tarde al colegio- suelen ser por denotación de un trastorno de la personalidad". Para Gonzalo Ruiz, médico psiquiatra, "con 13 años es poco probable que uno haya desarrollado una enfermedad mental, y mucho menos una enfermedad mental grave. Es posible pero no es probable".
En estos casos, cuenta Ruiz, lo que suele haber es "una situación traumática asociada a no sentirse querido o valorado, sino ridiculizado o excluido". Según el psiquiatra, este tipo de situaciones pueden condicionar estos sucesos, enmarcándolos dentro de un proceso de "venganza, llamada de atención o demostración de fuerza". Tajima también habla de lo que él llama el componente de narcisismo: "considero que no me quieren y que no saben apreciar lo mucho que yo valgo, así que pienso 'se van a enterar'".
Aunque en estos momentos hay muy pocos datos sobre el suceso, lo que sí se sabe ahora mismo es que el agresor era muy joven. "La conciencia de la responsabilidad social y de lo que representa exactamente la muerte o haber matado a alguien son cosas que se desarrollan a lo largo de la vida, y con 13 años se es muy pequeño, precisamente por eso se es innimputable", declara Ruiz.
Cada vez que ocurren estos dramas -como ya se han visto en ocasiones en Estados Unidos- todo el mundo se pregunta si existe un perfil de persona más propenso a actuar de esta forma. "No hay un perfil homicida ni suicida, pero todos estos casos suelen tener en común que son chicos con pocas habilidades sociales", dice Tajima.
En cualquier caso, resulta alarmante la información conocida de que, de alguna manera, el chico ya había avisado de sus intenciones, advirtiendo la pasada semana que "iba a matar a todos los profesores y después se iba a suicidar". Si un niño de 13 años dice esto, "puede ser algo propio del romanticismo adolescente, o puede que hubiera algo más". Para Tajima, quien recuerda que el suicidio es la tercera causa de muerte entre adolescentes, "en el momento en que un adolescente comenta que se quiere suicidar, debería haber actuado algún ente sanitario".
En un escenario en el que hay tantas preguntas y tan pocas respuestas, otra de las cuestiones que aparecen es si se presta suficiente atención al estado psicológico de los jóvenes en las aulas. "Esto es un hecho poco frecuente en España, por lo que yo no considero que a día de hoy hubiera que hacer una sistematización de estudiar toda la salud mental de los alumnos", opina Ruiz.
Por el momento, el chico se encuentra bajo custodia policial, aunque dada su corta edad, no habría que descartar que pronto volviera a casa, donde la adaptación no será fácil, ya que todo un país ha estado hoy pendiente de lo que ha hecho. "La adaptación va a depender tanto del entorno familiar previo como de la red de amistades que tuviera", explica Tajima. Si ésta era buena, será fácil, pero si no lo era, será más problemática. Respecto a los padres, los sentimientos de culpabilidad serán inevitables, "aunque todo dependerá de como era la situación anterior". Este experto recomienda a la familia acudir a terapia.
Ante esta pregunta, Jerónimo Saiz, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Alcalá y jefe de servicio de Psiquiatría en el Hospital Ramón y Cajal, responde a EL MUNDO que "lo que me da una pena enorme es que cuando sucede un hecho de este tipo, que es terrible, la explicación que se busque sea la de la enfermedad mental, porque hay muchos más crímenes cometidos por gente sin enfermedad psiquiátrica que por gente con enfermedad".
Por el momento, se desconocen los detalles sobre qué motivaciones llevaron a este chico, ya detenido, a aparecer en su instituto, ballesta en mano, para atacar a varios de sus profesores y compañeros. "Ahora mismo faltan muchísimos detalles, pero lo que sí pienso es que, en estos casos, es extraordinariamente extraño que haya una psicosis, que suele debutar desde los 18 años en adelante", explica a este periódico Kazuhiro Tajima, profesor de psiquiatría en la Universidad Rey Juan Carlos y presidente de la Asociación Española de Jóvenes Psiquiatras.
Para Tajima, aunque todavía nos estemos moviendo en el terreno de la especulación, quizás podría tratarse de un trastorno grave de personalidad. Según este experto, para hablar de un brote psicótico, "habría habido una actuación en base a lo que estuviera en su cabeza -alucinaciones, delirios- y se le habría visto enrarecido en los días previos". No obstante, "cuando son actos tan planificados -no hay que olvidar que el chico llegó una hora tarde al colegio- suelen ser por denotación de un trastorno de la personalidad". Para Gonzalo Ruiz, médico psiquiatra, "con 13 años es poco probable que uno haya desarrollado una enfermedad mental, y mucho menos una enfermedad mental grave. Es posible pero no es probable".
En estos casos, cuenta Ruiz, lo que suele haber es "una situación traumática asociada a no sentirse querido o valorado, sino ridiculizado o excluido". Según el psiquiatra, este tipo de situaciones pueden condicionar estos sucesos, enmarcándolos dentro de un proceso de "venganza, llamada de atención o demostración de fuerza". Tajima también habla de lo que él llama el componente de narcisismo: "considero que no me quieren y que no saben apreciar lo mucho que yo valgo, así que pienso 'se van a enterar'".
Aunque en estos momentos hay muy pocos datos sobre el suceso, lo que sí se sabe ahora mismo es que el agresor era muy joven. "La conciencia de la responsabilidad social y de lo que representa exactamente la muerte o haber matado a alguien son cosas que se desarrollan a lo largo de la vida, y con 13 años se es muy pequeño, precisamente por eso se es innimputable", declara Ruiz.
Cada vez que ocurren estos dramas -como ya se han visto en ocasiones en Estados Unidos- todo el mundo se pregunta si existe un perfil de persona más propenso a actuar de esta forma. "No hay un perfil homicida ni suicida, pero todos estos casos suelen tener en común que son chicos con pocas habilidades sociales", dice Tajima.
En cualquier caso, resulta alarmante la información conocida de que, de alguna manera, el chico ya había avisado de sus intenciones, advirtiendo la pasada semana que "iba a matar a todos los profesores y después se iba a suicidar". Si un niño de 13 años dice esto, "puede ser algo propio del romanticismo adolescente, o puede que hubiera algo más". Para Tajima, quien recuerda que el suicidio es la tercera causa de muerte entre adolescentes, "en el momento en que un adolescente comenta que se quiere suicidar, debería haber actuado algún ente sanitario".
En un escenario en el que hay tantas preguntas y tan pocas respuestas, otra de las cuestiones que aparecen es si se presta suficiente atención al estado psicológico de los jóvenes en las aulas. "Esto es un hecho poco frecuente en España, por lo que yo no considero que a día de hoy hubiera que hacer una sistematización de estudiar toda la salud mental de los alumnos", opina Ruiz.
Por el momento, el chico se encuentra bajo custodia policial, aunque dada su corta edad, no habría que descartar que pronto volviera a casa, donde la adaptación no será fácil, ya que todo un país ha estado hoy pendiente de lo que ha hecho. "La adaptación va a depender tanto del entorno familiar previo como de la red de amistades que tuviera", explica Tajima. Si ésta era buena, será fácil, pero si no lo era, será más problemática. Respecto a los padres, los sentimientos de culpabilidad serán inevitables, "aunque todo dependerá de como era la situación anterior". Este experto recomienda a la familia acudir a terapia.
http://www.elmundo.es/salud/2015/04/20/55350fd2ca474178528b4574.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario