Llegados a este punto, si usted ha eliminado el pescado de su dieta por razones éticas o espirituales, no se alarme, pues el deporte también funciona. "En las últimas investigaciones, hemos encontrado que, por ejemplo, el ejercicio físico ayuda al cerebro a robustecerse de omega-3 e incluso a formarlo a pesar de que no venga de la dieta”, explicar el profesor Gomez-Pinilla. “Con ayuda de la actividad física se puede suplir esta carencia”, añade.
Brócoli y frutos rojos
Tal y como indican todos los expertos, cuando se trata de cuidar la
dieta para una estupenda salud mental, usted debe echar mano de varios
alimentos, no solo de uno por el hecho de que sea potente. Como aconseja
el doctor y catedrático de la Universidad de California, hay que pensar
en una dieta equilibrada. "Una frase que se usa en biología y
neurología reza: 'Demasiado de una cosa buena es malo'. Hay muchos
alimentos positivos, pero si uno exagera se transforman en negativos.
Por eso, la mejor recomendación es el balance. Varios productos buenos y
complementarios”, dice. Entonces, además del pescado, ¿qué alimentos
nos pueden ayudar a leer a Joyce o Proust con ligereza?El brócoli, pese a su lado oscuro, es la estrella de la vitamina K, junto con las coles de Bruselas y las verduras de hoja verde, y ha dado resultados muy positivos no solo en su ya conocida e indispensable función en la coagulación de la sangre, sino también en tratamientos para el Alzheimer. Una investigación de la Universidad de Montreal en Canadá demostró que las personas mayores que presentaban más presencia de vitamina K1 elaboraban mejores discursos, progresaban en su expresión verbal y poseían mayor retención de la información.
Las almendras y las nueces, por su parte, se llevan el galardón de alimentos hipercompletos. Ambas contienen precursores de omega-3, vitamina E y magnesio, que permiten mantener el nivel de concentración durante un tiempo sin que luego haya un bajón rápido, como podría suceder después de tomar un piscolabis con azúcar. Además, aportan gran cantidad de proteínas, que, entre otras cosas, estimulan las llamadas neuronas orexinas, que se encargan de mantenernos despiertos y atentos.
Hay muchos alimentos positivos, pero si uno exagera, se transforman en negativos. La mejor recomendación es el balance: varios productos buenos y complementarios” (Fernando Gómez-Pinilla, neurocientífico)
¿Chocolate para la agilidad mental? Con matices
Partimos de que “el cerebro es bastante plástico y flexible”, como
apunta el neurocientífico, pero aún así, no es eterno, y con los años
sufre un deterioro inevitable. “Tiene un nivel de consumo energético
tremendamente alto, y casi todos estos procesos de producción de energía
producen mucho estrés oxidativo”, explica el especialista. Es aquí
donde aparece otro elemento importante en la dieta que debe tener en
cuenta: los flavonoides, unos pigmentos naturales de los vegetales cuya
capacidad como antioxidante libera y limpia el cerebro de toda esa
oxidación a la que le sometemos solo por el mero hecho de funcionar.
¿Dónde encontrarlos? Las manzanas y los cítricos tienen una gran
concentración de ellos, y las investigaciones, como la del profesor Adam
Brickman, de la Universidad de Columbia en Nueva York, han descubierto
que los flavonoides del chocolate negro poseen también un potencial
revitalizante en cerebros ya desgastados por la edad. “El efecto es el
mismo provenga de donde provenga, pero si hay que ponerle a un paciente
una dieta más rica en flavonoides, no le diría que se atiborrara a
chocolate negro”, matiza de forma simpática la nutricionista Palau.
“Tendría que incorporar a su dieta manzanas, naranjas, uvas, té verde,
bayas y frutas rojas, que son más saludables. Porque lo que hay que
mirar siempre es el efecto final del contenido global de un alimento.
Cuanto más completo y saludable sea en su totalidad, mejor”, aclara.A estas alturas puede que su cerebro esté demandando una dosis extra de parte de estos supernutrientes para seguir con la inteligencia a pleno rendimiento y poder acabar de leer el tema. Si es así, tome nota. Para cubrir las necesidades de hierro se recomienda incorporar a la dieta carnes rojas y vegetales verdes (especialmente, espinacas, muy ricas también en ácido fólico, que ayuda a frenar el deterioro cognitivo); para mantener óptimo el estado del yodo, basta con una cucharadita de sal yodada al día (la que se usa para cocinar), y en el caso de esa vitamina tan importante que es la B12, conviene consumir a diario un vaso de leche o dos, carne, pescado (preferiblemente azul), huevo, frutas y verduras. Si además lo combina todo, semanalmente, con cereales, legumbres, frutos secos y lácteos, ¡sin olvidar una abundante hidratación constante!, su cerebro irá a mil por hora. “Los estudios son claros respecto a que el que come mejor tiene una capacidad cerebral más alta que el que lleva una dieta pobre. Y, sobre todo, cuando se suma una actividad física regular”, concluye Gomez-Pinilla. Los niveles de atención que demandan ciertos deportes estimulan esta cualidad.
http://elpais.com/elpais/2015/04/13/buenavida/1428918256_439377.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario