La última lección de heroicidad del profesor fallecido
Abel Martínez, profesor errante pero fiel a su Lleida natal, era un enamorado de los cómics y un apasionado seguidor del Barça | Se tomaba muy en serio su trabajo y hace poco dijo que estaba cansado de tanta suplencia
Abel Martínez Oliva era un profesor errante. Uno de esos docentes acostumbrados a peregrinar por diferentes institutos de Catalunya para cubrir vacantes temporales, con el sueño de que un día llegaría la esperada plaza fija. Y eso le obligaba, a sus 36 años, a esforzarse más de lo normal en la preparación de sus clases, pues muchas veces la materia que le tocaba impartir en estas sustituciones no era la de su especialidad. Él se había licenciado en Historia. Aunque eso no desanimaba en absoluto a Abel, aseguran algunos de sus amigos. "Solía encerrarse en casa para prepararse los temarios. Comentaba que era como volver a empezar a estudiar", afirma una de sus compañeras. Abel se había ganado a pulso la fama de serio y responsable en su trabajo.
Antes de llegar al instituto Joan Fuster de Barcelona en el que este profesor impartió su última clase -toda una lección de heroicidad-, Abel Martínez había pasado por institutos de Sant Pedor, Mollet o Sitges. Nunca tuvo oportunidad de ejercer la docencia en su Lleida natal. Pero la vinculación de este profesor con esa ciudad seguía siendo total e incondicional, a pesar de tener que recorrer cada semana decenas de kilómetros para trabajar. Recientemente había expresado a sus amigos más cercanos que empezaba a estar cansado de tanta peregrinación por institutos de Catalunya, pero es lo que tocaba si quería trabajar como profesor. En Lleida vivía con sus padres en un piso del barrio de Cappont, vivienda en la que su familia se instaló hace unos años tras mudarse de La Bordeta, que es donde este profesor se crió.
Ese domicilio de Cappont fue visitado a media mañana de ayer por el alcalde de Lleida, Àngel Ros, para dar el pésame a la familia y ofrecerles desde la Paeria todo el apoyo que pudiesen precisar en estos momentos tan duros. Los padres, destrozados tras conocer la noticia, no tuvieron ni fuerzas para saludar al alcalde, que sí pudo expresar sus condolencias al único hermano de Abel, cuatro años mayor que él.
Aquellos que conocían bien a este profesor no se extrañan de que fuese uno de los primeros en ir a auxiliar a una compañera cuando oyó gritos procedentes del interior del aula donde el alumno armado con una ballesta estaba sembrando el terror. "Esta reacción es propia de Abel", afirma otro de sus amigos.
Este profesor tenía dos pasiones, al margen de la docencia, a las que dedicaba buena parte de su tiempo libre. "Era un gran aficionado a los cómics, ese mundo le enamoraba, y también un apasionado seguidor del Barça. Los días de partido no había nada más importante". También le gustaba nadar y solía acudir de forma periódica a las piscinas de Lleida de Inefc para mantenerse en forma. De adolescente había jugado también al fútbol y había formado parte de un equipo local. En Lleida mantenía relación con un grupo de amigos de su época de instituto. Amistades que han sobrevivido al paso del tiempo y que ayer estaban conmocionadas por lo ocurrido. Abel Martínez será recordado hoy con un minuto de silencio en su querida Lleida natal. El acto se ha programado para las doce de la mañana en la plaza de La Paeria. El alcalde Àngel Ros ha decretado, además, un día de luto en la ciudad con las banderas a media asta.
Ensenyament analizará la seguridad en la escuela
El
Departament d’Ensenyament estudiará lo sucedido y analizará los
protocolos que se siguen en escuelas e institutos referidos a seguridad
por si hubiera que emprender algún cambio, así como en la atención y
detección de alteraciones entre los alumnos. De momento, no hay ninguna
decisión tomada y todo dependerá "del análisis de los hechos", señaló
ayer la consellera de Ensenyament, Irene Rigau. La titular de este
departamento se reunió ayer con las juntas de directores de Barcelona y
de Catalunya para hablar sobre los sucedido. "Hoy es un día de duelo
para toda la comunidad educativa y para todo el país", afirmó
visiblemente afectada. Catalunya nunca ha vivido un altercado de estas
características en una escuela. Rigau insistió en que el Joan Fuster es
un instituto "tranquilo, con una buena convivencia y baja
conflictividad". Todos los centros educativos de Catalunya pararán las
clases a las 11 horas para guardar un minuto de silencio y reflexionar
sobre lo ocurrido. Un equipo de psicólogos atenderá a los profesores y
alumnos más afectados del Joan Fuster. El acto oficial de duelo se
celebrará en el instituto Alzina.
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