CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN : QUIEN BIEN TE QUIERE TE HARÁ REÍR
“Corazón alegre hace buena cara; pesadumbre de corazón abate el ánimo. El ánimo prudente procura saber. El corazón alegre es un perenne convite...” (Libro de los Proverbios)
Empecé a leer la Biblia cuando tenía nueve años. Después de leer la Ilíada y la Odisea. No tiene relación. O quizás sí.
A pesar de haber sido bautizada y pertenecer por tradición a la iglesia católica no me conformaba con las interpretaciones que se hacían de las parábolas, de las historias y de las moralejas que daban los ministros de la iglesia, que Dios los tenga donde se debe. Reconozcamos que los católicos no somos los cristianos que más leemos el libro sagrado. Pero como católica, yo iba por libre. Y me daba cuenta de que había cosas muy interesantes. Y muy complicadas para una niña. Pero a mí me divertían. En el buen sentido. Lo más importante es que para mí la espiritualidad es fundamental en mi vida. No concibo mi mundo sin esto. Y creo que el respeto es algo fundamental para que este entramado que es el mundo y sus idiosincrasias, funcione medianamente bien.
Este libro no está escrito para herir ninguna sensibilidad. Está hecho con respeto. No está hecho, evidentemente para ningún fundamentalista. No me gustan los fundamentalismos.
Todo lo que vas a leer es una interpretación de lo que está escrito. Y está interpretado a mi manera. Intentaré en la medida de lo posible hacerlo con todo el amor y el cariño. Pero no quiero con estas humildes líneas que me amen. Para eso están mis padres. Mi familia. Mis mejores amigos.
Este libro está hecho para que sonrían. Si es posible para que rían.
Estoy convencida de que Dios tiene sentido del humor. Y mucho. Si no, hubiera desistido de hacer evolucionar al ser humano. O quizás lo hizo evolucionar por pura comicidad. Nunca se sabe.
Esto es fundamental, esta frase de “nunca se sabe”. Porque aquí encontrarás cosas que…no se sabrán jamás. Pero yo intento hacerlas mías y saberlas yo para dártelas a ti. O las tomas o las dejas. Como las lentejas. Uno de mis platos favoritos, a propósito. El de Esaú por lo visto también. Lo verás más adelante.
No soy muy refranera pero hay un proverbio español que dice “quien bien te quiere te hará llorar.” ¡Anda ya! Quien bien te quiere, te hará reír. Dios nos quiere. Por lo tanto desea hacernos reír. El amor no es llanto. Es risa. O es llorar de risa.
Este libro es para los que necesitan reír. Y saber. Pero saber riendo. O reír sabiendo. Para los que aman y quieren compartir alegría. Para los alegres.
“Un santo triste es un triste santo”, que dice mi madre con mucha sabiduría. Hay que reír más. Y acercarse a Dios con humor. Con sentido del humor. Y con amor.
Siempre se ha dicho eso de “el Antiguo Testamento” y el “Nuevo Testamento”.
Creo que estaba Dios conversando con un judío quien muy abatido le decía:
-Estoy muy triste porque mi hijo se ha hecho cristiano.- A lo que Dios muy calmado le responde.
-Vaya, el mío también.
-¿Y qué has hecho?- La respuesta del Todopoderoso fue:
-Hacer un Nuevo Testamento.
Así que efectivamente el Nuevo Testamento se hace a partir de la llegada de Jesús con sus cambios.
Los primeros cinco libros de la Biblia se denominan El Pentateuco. Mira tú por dónde qué nombre más bonito. Penta, que significa cinco en griego…
-¿Y “teuco”?
-No sé. Se lo preguntaré luego a mi padre.
-Vale.
El Génesis, que no es un grupo musical, nos habla de la creación del mundo. Eso de Adán, Noé, Abraham, Isaac y Jacob.
El Éxodo es el segundo libro. Trata sobre los avatares de los israelitas en Egipto. La salida de Egipto y todas esas movidas.
El Levítico habla de los deberes de los sacerdotes. Nos habla de las leyes para la santificación de la persona. Se dice que fue el mismo Moisés quien lo redactó en parte.
Números es el cuarto libro del Pentateuco. A mí siempre me pareció un libro de matemáticas. Pero no nos engañemos. Es un libro de censos. De matemáticas, vaya. Pero hay muchas historias y cosas de envergadura. Ya veremos.
El último libro es el Deuteronomio. Que parece el nombre de un medicamento contra el dolor de pies. Pues no. Es un libro. Habla de leyes nuevas, de las antiguas. Son discursos de Moisés a los israelitas. Pueblo complicado, diga usted que sí. Por eso de ser el pueblo elegido. Menuda cruz. Ah, no. Eso vendrá luego.
Y así con este boceto sobre el comienzo, comenzamos. Valga la redundancia. Vivan las redundancias. Que aquí tendréis muchas.
Gén. 2,18: “Y se dijo el Señor Dios : no es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él.”
Bastante interesante, hermana....
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