Una extraordinaria cadena de trasplantes salva seis vidas
España bate su récord de injerto renal cruzado entre vivos, un programa que arrancó en 2009
En la sucesión de intervenciones ha participado un buen samaritano y cuatro autonomías
Nunca hasta el momento se habían beneficiado en España seis personas
de un trasplante renal en cadena, aquel que permite la donación en serie
gracias a que la pareja del receptor se convierte en donante para un
nuevo trasplante.
La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha anunciado este jueves que el sistema sanitario español ha practicado esta serie de injertos sucesivos por vez primera. Y que se ha contado además con la participación de una nueva figura: la del donante puente, quien, después de que su pareja haya recibido ya el riñón, vive ese momento tan delicado de permanecer a la espera de realizar la donación mientras se busca el mejor destino de su órgano.
Es un eslabón clave de la cadena, ya que da tiempo a encontrar nuevos candidatos y dar con el receptor ideal, lo que permite ampliar el número de beneficiarios en la sucesión de injertos. Pero, al mismo tiempo, introduce un elemento de incertidumbre en la compleja y ajustada maquinaria de los trasplantes en cadena: postergar la extracción abre la puerta a que el donante se eche atrás una vez su pareja ya ha obtenido el órgano.
El hecho de que se trate de la cadena más larga, que haya participado un donante puente y un buen samaritano –aquel que cede desinteresadamente su riñón a un desconocido- son ingredientes suficientes para que se pueda considerar que el programa de trasplante de riñón cruzado ya está plenamente consolidado en España, después de echar a andar en 2009. “Es un salto cualitativo importante, no habíamos pasado de cadenas de dos o tres trasplantes” relata a este diario Rafael Matesanz, director de la ONT.
La cadena se ha realizado en tres tiempos. Comenzó a principios de marzo y ha concluido a primeros de abril, y tanto los donantes como los receptores ya han sido dados de alta. Han intervenido el donante altruista, que dio comienzo a la sucesión de injertos; cinco parejas de donante y un receptor con órganos incompatibles, y un receptor que se encontraba en lista de espera de un riñón de cadáver. En el proceso han intervenido los hospitales Puerta del Mar de Cádiz; Clínic de Barcelona; Cruces de Bilbao; y 12 de Octubre y Ramón y Cajal de Madrid.
El trasplante renal de paciente vivo es una fórmula que permite que la pareja de un enfermo pueda ceder su riñón para salvarle. Para ello debe de ser compatible y minimizar así el riesgo de rechazo (básicamente, basta con compartir el grupo sanguíneo, determinado por los antígenos A, B, O), lo que no siempre sucede. Para combatir la lista de espera, en 2009 se inició el programa que permitía intercambiar la donación entre dos o más parejas con compatibilidad cruzada. Ello posibilita recibir el órgano a cambio de que la pareja ofrezca su riñón a un tercero. Y para facilitar la cadena, se introdujo la figura del samaritano (altruista), quien, con su donación desinteresada, inicia el proceso
Hasta el momento, estas operaciones encadenadas se habían practicado siempre de forma simultánea, lo que limitaba la sucesión de trasplantes. La ONT cuenta con bases de datos de parejas y programas informáticos que periódicamente analizan las posibles combinaciones entre los donantes registrados, así como con los buenos samaritanos. A fecha de 30 de abril había activas 104 parejas pendientes de un nuevo análisis para activar nuevas cadenas. Pero la prueba determinante para comprobar la compatibilidad depende de un estudio en el que se pone en contacto células del donante con suero del receptor y se observa si se produce alguna reacción no deseada.
Este análisis puede descartar combinaciones inicialmente propuestas por el programa informático que gestiona los emparejamientos. ¿Qué sucede cuando una cadena se paraliza porque hay riesgo de rechazo en un eslabón intermedio? Hay que buscar el receptor ideal. Y esto lleva tiempo mientras se practican nuevas pruebas.
Las extracciones y los injertos tenían lugar de forma simultánea para que ningún donante se pudiera echar atrás una vez que su pareja ya había sido trasplantada. Pero esta estrategia tenía un inconveniente. La inmediatez no permitía buscar soluciones cuando las pruebas de compatibilidad de laboratorio fallaban. Por eso, las primeras cadenas no pasaban de dos o tres eslabones.
El año pasado, se modificó el protocolo de trasplantes para permitir el donante puente. Visto el mínimo riesgo de arrepentimiento de los donantes y su compromiso, se consideró que merecía la pena asumir esta posibilidad a cambio de conseguir cadenas más largas. Y esto es lo que acaba de suceder con los seis trasplantes enlazados por vez primera.
Desde que hace cinco años se estrenara el programa, 77 pacientes se han beneficiado de un trasplante renal cruzado. Es un 11% de todos los trasplantes entre vivos practicados.
Ahora, el próximo paso consiste en ampliar el ámbito de actuación. A mayor población, mayor número de parejas pueden encontrar donantes compatibles de otras parejas. De ahí la importancia de establecer acuerdos con otros países. La ONT tiene previsto iniciar a corto plazo simulaciones informáticas de trasplantes cruzados con beneficiarios italianos. Aunque Matesanz considera que es más probable que el primer injerto internacional sea con Portugal. “Es más sencillo, por número de habitantes sería como incorporar una comunidad autónoma más a nuestro sistema de trasplantes”.
La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha anunciado este jueves que el sistema sanitario español ha practicado esta serie de injertos sucesivos por vez primera. Y que se ha contado además con la participación de una nueva figura: la del donante puente, quien, después de que su pareja haya recibido ya el riñón, vive ese momento tan delicado de permanecer a la espera de realizar la donación mientras se busca el mejor destino de su órgano.
Es un eslabón clave de la cadena, ya que da tiempo a encontrar nuevos candidatos y dar con el receptor ideal, lo que permite ampliar el número de beneficiarios en la sucesión de injertos. Pero, al mismo tiempo, introduce un elemento de incertidumbre en la compleja y ajustada maquinaria de los trasplantes en cadena: postergar la extracción abre la puerta a que el donante se eche atrás una vez su pareja ya ha obtenido el órgano.
El hecho de que se trate de la cadena más larga, que haya participado un donante puente y un buen samaritano –aquel que cede desinteresadamente su riñón a un desconocido- son ingredientes suficientes para que se pueda considerar que el programa de trasplante de riñón cruzado ya está plenamente consolidado en España, después de echar a andar en 2009. “Es un salto cualitativo importante, no habíamos pasado de cadenas de dos o tres trasplantes” relata a este diario Rafael Matesanz, director de la ONT.
La cadena se ha realizado en tres tiempos. Comenzó a principios de marzo y ha concluido a primeros de abril, y tanto los donantes como los receptores ya han sido dados de alta. Han intervenido el donante altruista, que dio comienzo a la sucesión de injertos; cinco parejas de donante y un receptor con órganos incompatibles, y un receptor que se encontraba en lista de espera de un riñón de cadáver. En el proceso han intervenido los hospitales Puerta del Mar de Cádiz; Clínic de Barcelona; Cruces de Bilbao; y 12 de Octubre y Ramón y Cajal de Madrid.
El trasplante renal de paciente vivo es una fórmula que permite que la pareja de un enfermo pueda ceder su riñón para salvarle. Para ello debe de ser compatible y minimizar así el riesgo de rechazo (básicamente, basta con compartir el grupo sanguíneo, determinado por los antígenos A, B, O), lo que no siempre sucede. Para combatir la lista de espera, en 2009 se inició el programa que permitía intercambiar la donación entre dos o más parejas con compatibilidad cruzada. Ello posibilita recibir el órgano a cambio de que la pareja ofrezca su riñón a un tercero. Y para facilitar la cadena, se introdujo la figura del samaritano (altruista), quien, con su donación desinteresada, inicia el proceso
Hasta el momento, estas operaciones encadenadas se habían practicado siempre de forma simultánea, lo que limitaba la sucesión de trasplantes. La ONT cuenta con bases de datos de parejas y programas informáticos que periódicamente analizan las posibles combinaciones entre los donantes registrados, así como con los buenos samaritanos. A fecha de 30 de abril había activas 104 parejas pendientes de un nuevo análisis para activar nuevas cadenas. Pero la prueba determinante para comprobar la compatibilidad depende de un estudio en el que se pone en contacto células del donante con suero del receptor y se observa si se produce alguna reacción no deseada.
Este análisis puede descartar combinaciones inicialmente propuestas por el programa informático que gestiona los emparejamientos. ¿Qué sucede cuando una cadena se paraliza porque hay riesgo de rechazo en un eslabón intermedio? Hay que buscar el receptor ideal. Y esto lleva tiempo mientras se practican nuevas pruebas.
Las extracciones y los injertos tenían lugar de forma simultánea para que ningún donante se pudiera echar atrás una vez que su pareja ya había sido trasplantada. Pero esta estrategia tenía un inconveniente. La inmediatez no permitía buscar soluciones cuando las pruebas de compatibilidad de laboratorio fallaban. Por eso, las primeras cadenas no pasaban de dos o tres eslabones.
El año pasado, se modificó el protocolo de trasplantes para permitir el donante puente. Visto el mínimo riesgo de arrepentimiento de los donantes y su compromiso, se consideró que merecía la pena asumir esta posibilidad a cambio de conseguir cadenas más largas. Y esto es lo que acaba de suceder con los seis trasplantes enlazados por vez primera.
Desde que hace cinco años se estrenara el programa, 77 pacientes se han beneficiado de un trasplante renal cruzado. Es un 11% de todos los trasplantes entre vivos practicados.
Ahora, el próximo paso consiste en ampliar el ámbito de actuación. A mayor población, mayor número de parejas pueden encontrar donantes compatibles de otras parejas. De ahí la importancia de establecer acuerdos con otros países. La ONT tiene previsto iniciar a corto plazo simulaciones informáticas de trasplantes cruzados con beneficiarios italianos. Aunque Matesanz considera que es más probable que el primer injerto internacional sea con Portugal. “Es más sencillo, por número de habitantes sería como incorporar una comunidad autónoma más a nuestro sistema de trasplantes”.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/05/08/actualidad/1399551327_316941.html
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