Unos ratones de laboratorio con grave discapacidad física volvieron a caminar en dos semanas después de recibir células madre humanas, en un experimento de la Universidad de Utah del cual informa la revista «Stem Cell Reports».
Los ratones padecían una enfermedad similar a la esclerosis múltiple al punto que había que alimentarlos manualmente porque no podían sostenerse lo suficiente como para comer y tomar agua.
En un experimento que apuntaba a estudiar el rechazo de tejidos, como el que puede ocurrir cuando se hace un trasplante de órganos, los investigadores implantaron células madre neurales humanas en los ratones.
El resultado fue sorprendente.
«Mi colega de postdoctorado Lu Chen vino y me dijo: 'Los ratones caminan'», relató Tom Lane, profesor de patología de la Universidad de Utah. «Yo no le creí».
En un período notablemente corto, de diez a catorce días, los ratones habían recuperado su capacidad motriz y seis meses más tarde no daban señales de quedarse quietos, indica el artículo.
En el mundo hay más de 2,3 millones de personas que padecen esclerosis múltiple (EM), una enfermedad por la cual el sistema de inmunidad ataca la mielina, la vaina de aislamiento que cubre las fibras nerviosas.
La EM afecta más a las mujeres que a los hombres y el diagnóstico ocurre con mayor frecuencia entre los 20 y 40 años de edad, aunque puede observarse la enfermedad en cualquier etapa de la vida.
El daño que resulta de ese ataque inhibe la transmisión de los impulsos nerviosos y causa una gran variedad de síntomas que incluyen la dificultad para caminar, deterioro de la visión, fatiga y dolores.
No se han determinado las causas de este proceso y las hipótesis más aceptadas incluyen la acción de un virus, un defecto genético o la combinación de ambos.
No se conoce una cura para la esclerosis múltiple y los tratamientos apuntan a retardar su progreso, aliviar los síntomas y mantener una calidad de vida tan normal como sea posible.
Los medicamentos actuales aprobados por la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos procuran disminuir los ataques al sistema de inmunidad, y en años recientes los científicos han volcado su atención a la búsqueda de formas de detener o revertir la enfermedad.
«Este resultado abre todo un área nueva para la investigación que determine por qué funcionó», comentó Jeanne Loring, una de las autoras del trabajo y directora del Centro de Medicina Regenerativa en el Instituto Scripps de Investigación en La Jolla, California.
«Ahora pasa a ser importante la forma en que hicimos las células madre neurales», añadió.
Las células madre tienen la capacidad de desarrollarse como células especializadas para todo tipo de tejidos. Antes del trasplante el estudiante graduado en el laboratorio de Loring y coautor Ronald Coleman siguió su intuición y cultivó las células de manera que estuviesen menos apretadas que lo habitual en la probeta.
El cambio en el procedimiento resultó en un tipo extremadamente potente de célula madre humana capaz de desarrollarse como neurona.
En cierto modo, la expectativa original de Lane y Loring de que el organismo de los ratones rechazaría las células se cumplió: no había pasado una semana del tratamiento cuando no quedaban señales de las células trasplantadas en los ratones.
Los ratones padecían una enfermedad similar a la esclerosis múltiple al punto que había que alimentarlos manualmente porque no podían sostenerse lo suficiente como para comer y tomar agua.
En un experimento que apuntaba a estudiar el rechazo de tejidos, como el que puede ocurrir cuando se hace un trasplante de órganos, los investigadores implantaron células madre neurales humanas en los ratones.
El resultado fue sorprendente.
«Mi colega de postdoctorado Lu Chen vino y me dijo: 'Los ratones caminan'», relató Tom Lane, profesor de patología de la Universidad de Utah. «Yo no le creí».
En un período notablemente corto, de diez a catorce días, los ratones habían recuperado su capacidad motriz y seis meses más tarde no daban señales de quedarse quietos, indica el artículo.
En el mundo hay más de 2,3 millones de personas que padecen esclerosis múltiple (EM), una enfermedad por la cual el sistema de inmunidad ataca la mielina, la vaina de aislamiento que cubre las fibras nerviosas.
La EM afecta más a las mujeres que a los hombres y el diagnóstico ocurre con mayor frecuencia entre los 20 y 40 años de edad, aunque puede observarse la enfermedad en cualquier etapa de la vida.
El daño que resulta de ese ataque inhibe la transmisión de los impulsos nerviosos y causa una gran variedad de síntomas que incluyen la dificultad para caminar, deterioro de la visión, fatiga y dolores.
No se han determinado las causas de este proceso y las hipótesis más aceptadas incluyen la acción de un virus, un defecto genético o la combinación de ambos.
No se conoce una cura para la esclerosis múltiple y los tratamientos apuntan a retardar su progreso, aliviar los síntomas y mantener una calidad de vida tan normal como sea posible.
Los medicamentos actuales aprobados por la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos procuran disminuir los ataques al sistema de inmunidad, y en años recientes los científicos han volcado su atención a la búsqueda de formas de detener o revertir la enfermedad.
«Este resultado abre todo un área nueva para la investigación que determine por qué funcionó», comentó Jeanne Loring, una de las autoras del trabajo y directora del Centro de Medicina Regenerativa en el Instituto Scripps de Investigación en La Jolla, California.
«Ahora pasa a ser importante la forma en que hicimos las células madre neurales», añadió.
Las células madre tienen la capacidad de desarrollarse como células especializadas para todo tipo de tejidos. Antes del trasplante el estudiante graduado en el laboratorio de Loring y coautor Ronald Coleman siguió su intuición y cultivó las células de manera que estuviesen menos apretadas que lo habitual en la probeta.
El cambio en el procedimiento resultó en un tipo extremadamente potente de célula madre humana capaz de desarrollarse como neurona.
En cierto modo, la expectativa original de Lane y Loring de que el organismo de los ratones rechazaría las células se cumplió: no había pasado una semana del tratamiento cuando no quedaban señales de las células trasplantadas en los ratones.
Lo que ocurrió, según los
investigadores, fue que las células madre humanas enviaron señales
químicas que dieron instrucciones a las células propias de los ratones
para que repararan el daño causado por la EM.
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